miércoles, 25 de septiembre de 2013

Lo de Lugo y lo que no es de Lugo

¿Qué tiene que ver con Lugo y qué no? Es un debate que la Diputación Provincial de Lugo, en boca de su diputado de cultura, abre con su falta de interés en que se conserve el Carnero Alado en nuestro museo por no “tener que ver” con nuestra provincia.

En declaraciones a la prensa nos cuenta el portavoz de la familia de Álvaro Gil que “el interés de la Diputación se centra en 12 elementos. Pero tampoco quieren todo el oro. Por ejemplo, el carnero alado de Ribadeo no les interesa porque no es una pieza que tenga que ver con la provincia de Lugo”.

Tampoco es que ahora tenga muy clara la postura de la familia, que por lo que se ve está negociando no el respeto a la voluntad de su antepasado sino la venta de la colección, con lo que esto se convierte en una mera disputa económica, pero ante la duda, creo que la base es partir de lo que quería Don Álvaro.

El señor Gil dejó dicho en su día que no quería que la colección se separase, que se esparciera por varios museos, ni que quedara escondida en un almacén (uno de los motivos que originó la disputa fue, precisamente, que la colección pictórica no estaba expuesta al público). Como propietario que depositó libre, altruista y desinteresadamente estas piezas para disfrute de los vecinos de esta ciudad, tenía todo el derecho de poner las condiciones que le viniera en gana, y si no se quieren respetar se llevan sus objetos y tan amigos.

Por lo tanto, que la Diputación no quiera respetar este deseo es tanto como decir que están pidiendo a gritos que se lleven las piezas, todas las piezas, tanto las que les gustan como las que son “forasteras” y no merecen estar en nuestras salas de exposición.

El problema de todo este asunto es el extenderlo de forma lógica a lo que implica para nuestro futuro museístico. Las piezas del Museo Provincial, y entiendo que de todas aquellas dotaciones culturales controladas por los nacionalistas y sus socios del PSOE (es lo que tiene el maridarse, que uno se hace responsable de lo que hace su co-gobierno) tendrán que pasar la prueba del ADN cultural patrio para poder reposar en nuestras estanterías.

Esto hace que haya que saquear los museos para sacar de ahí todo lo “usurpador” de la que, para el bloque y sus compinches, es la única cultura válida: Las piezas de la etapa romana de Lugo imagino que serán sustituidas por reproducciones de pallozas celtas. La numismática medieval de los “reyes invasores” se cambiarán por jocosas estatuas reproduciendo tradiciones inventadas como el Apalpador, que tiene de lucense mucho más que el Carneiro Alado porque así lo dice un poema en portugués supuestamente mencionado por una señora del Caurel en 1994 (no es que venga en las Cantigas de Alfonso X, que supongo que también son un ejemplo de literatura invasora). La cerámica de Sargadelos será destruida porque, si bien se coció en Galicia, los diseños eran fruto de los técnicos británicos contratados por la fábrica… y así hasta vaciar las salas, que la contaminación es grande y el fuego purifica.

También habría que derribar la Muralla de Lugo, vergonzoso y constante recordatorio de que los "verdaderamente" gallegos se dejaron invadir, blandos ellos, por los malvados romanos y sus legiones. Aunque claro, eso contradice la defensa del gallego, heredero del latín, como auténticamente patrio. Bueno, es igual, que los que redactan los argumentarios no tienen por qué ser coherentes, ellos a lo suyo.

El sábado pasado estuve en el Pazo de Tor. La señora que lo donó, Dona María de la Paz Taboada de Andrés y Zúñiga, puso como condición que ni se sacara nada del pazo ni se introdujera nada que no estaba. En ese edificio hay de todo: desde recuerdos de viajes recientes a Japón hasta un dormitorio italiano. No sé cómo dejó atado este tema la buena de la donante, pero espero que bien porque si no nos arriesgamos a que el Bloque vaya con su particular Torquemada a señalar con el dedo acusador a todo aquello que no encaje en su idea de la Galicia pura y desespañolizada.

Me recuerda sospechosamente a otros nacionalistas, estos denominados Nacional-socialistas, que también eran muy aficionados a la exaltación extrema de "su" cultura y que hacían unas hermosas hogueras de libros "infecciosos", como si las ideas pudieran matar como las cámaras de gas que acabaron organizando para los "enemigos del Estado".

Lugo, como Galicia, España, Europa… y cualquier otro territorio, es el resultado de una evolución, de un devenir histórico en que, por suerte, no hemos estado aislados del resto del mundo. Entender que sólo se puede defender lo autóctono es tan ridículo como escribir con pluma de ave porque las estilográficas se inventaron en París, concretamente por un rumano llamado Petrache Poenaru. De los ordenadores ya ni hablamos, que son un invento del Gran Satanás. El discurso empieza a recordar a los de los iraníes o los norcoreanos.

Pues miren, esa imbecilidad de argumento se la rebato en medio minuto: El carnero alado está ligado a Lugo porque está aquí, muchos lucenses lo hemos vivido y admirado durante décadas, se encontró en Ribadeo y es parte de nosotros. Y porque la familia del señor que lo tiene en préstamo (durante poco tiempo me temo) quiere que se respete su voluntad y si está ligado al Torques de Burela y otras piezas extraordinarias lo está y punto.

Y si no les gusta, quizás es que no están preparados para gestionar nuestro patrimonio cultural.

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