Con total impunidad se venden falsificaciones en puestos del Ayuntamiento. Después digan a los comerciantes que "las normas están para cumplirlas" e intenten no reírse. Foto: La Voz de Galicia |
Que haya falsificaciones es difícil de evitar. Que esas falsificaciones se vendan en puestos de titularidad municipal, ya es otro cantar, y eso ha pasado durante, al menos, las fiestas patronales de San Froilán de Lugo en los años 2023 y 2024.
Soy consciente de que este tema es impopular. A la gente le encantan las falsificaciones porque así pueden presumir de marcas gastando poco dinero, por surrealista y contradictorio que pueda parecer. Es la sociedad en que vivimos, donde las marcas ya no se distinguen por la calidad de sus productos sino porque ponen en letras gordas su logotipo para que la gente pueda fardar de su alto poder adquisitivo… aunque sea mentira.
¿Sabe el Ayuntamiento de Lugo lo que hay? Claro que sí. Se les comunicó en 2023, en que respondieron que tomarían medidas de cara a años futuros, y se reiteró en 2024 ante la ausencia de cualquier tipo de control por su parte (este año no respondieron nada)… algo en lo que se están columpiando notablemente.
El artículo 408 del código penal recoge que se incurre en pena de inhabilitación por parte de “la autoridad o funcionario que, faltando a la obligación de su cargo, dejare intencionadamente de promover la persecución de los delitos de que tenga noticia o de sus responsables”, lo que encaja exactamente en lo que está pasando.
El hecho de que esta venta de productos falsificados se produzca en puestos propiedad del Ayuntamiento de Lugo es gravísimo, ya que el público puede pensar que se trata de prendas auténticas ya que se asume que la administración no arrendará puestos consintiendo la presencia de mercancías falsificadas. Se rompe por lo tanto el criterio de buena fe debido a la falta de control de la administración sobre sus propias concesiones.
Los comerciantes que sí venden las prendas auténticas reciben una competencia desleal que no viene únicamente de las mafias de la falsificación, sino que cuenta con el respaldo y complicidad de algunos entes como, en este caso, nuestro Ayuntamiento. Es triste.
La lucha contra el fraude debería ser una de las preocupaciones de las administraciones públicas, pero se ve que no es el caso. Se dedican a hacer caja a costa de nuestros impuestos (lo cual es lógico) pero cuando se les denuncia una situación que les afecta directamente porque los puestos donde se ejerce la actividad ilegal son del propio Ayuntamiento, ahí miran para otro lado porque cobran unos importantes ingresos por alquilar esos espacios. Escandaloso.
Se avisó en 2023 y en 2024. Ahora se ha elevado una queja a la Valedora do Pobo, pero en estas fiestas si se repite la barbaridad la cosa no quedará ahí. Luego no digan que no se les avisó.
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