Ponerse medallas uno mismo está feo. Si encima es por cumplir tu obligación, es como hacer trampas al solitario. |
Cuando era pequeño veía que a algunos compañeros les premiaban por sus buenas notas y, al llegar a casa, le preguntaba a mi madre por qué a mí no me hacían regalos por ese motivo. Bueno, tampoco es que fuera yo de notazas, que era de los que se conformaban con ir tirando y vivir tranquilo, pero por si sonaba la flauta. Mi madre me contestaba siempre lo mismo: es que es tu obligación, y cuando uno hace lo que debe no tiene que tener recompensas. Lo que tiene es castigos si no lo hace. Supongo que hoy le quitarían nuestra custodia y harían una manifestación bajo la ventana de casa para protestar, pero creo que ella tenía razón.
Esta semana escribía sobre la historia de la Protectora y de cómo el gobierno municipal de Lugo insultaba a la inteligencia de los vecinos al sacar una nota de prensa diciendo que “siempre” habían apoyado la reforma de una instalación contra que votaron en un pleno y que llevan 20 años retrasando a pesar de anunciarla reiteradamente. En los comentarios al artículo, el habitualmente certero (no estoy siempre de acuerdo ni conmigo mismo) y siempre interesante Anxo Sánchez hablaba de algo que he mencionado de pasada alguna vez en el blog, pero a lo que creo que no le he dicado el tiempo suficiente, cosa que me gustaría corregir con este artículo: la costumbre de difundir notas autoaplaudiendo tareas que son de obligado cumplimiento.
Es habitual que el gabinete de prensa del gobierno local publique notas diciendo que ha aprobado tal licencia, o que han dado luz verde a tal proyecto, aunque sean obras de particulares o de otras administraciones. No mienten, claro que no, pero es como ir a decir en casa “mamá mira, he recogido mi habitación” o “mamá, he aprobado todas”. ¿Es un motivo de satisfacción? Por supuesto que sí. ¿Es causa de una nota de prensa para que vean lo bien que hacen las cosas? Por supuesto que no, o no debería serlo porque se supone que es su obligación. Pero lo que hace el Gobierno es publicar notas felicitándose por hacer lo que se entiende que es su trabajo, lo que tendría que ser un mero trámite administrativo.
La concesión de licencias es un acto reglado que no cabe denegar, o al menos ese es el soniquete que nos repitieron hasta la saciedad cuando fue todo el asunto del Garañón y la licencia dada por el ayuntamiento y anulada después por el juzgado. Se ve que en ese caso no era tan reglada la cosa. ¿Acaso hay algún mérito en tramitar un expediente, y más cuando en el caso de la Protectora se hace tras obviar una obligación propia durante 20 años?
El otro día en la presentación del concurso de ideas del Pazo de Doña Urraca también me llamó la atención que el Alcalde se comprometía a tramitar “con celeridad” la licencia. ¿Eso quiere decir que si no le prestan atención van lentos? ¿Acaso hay que tener enchufe para que trabajen con la debida diligencia en los asuntos?
Supongo que la actualidad se los come y finalmente no les queda más remedio que sacar notas en positivo con lo que pueden, pero deberían ser mucho más comedidos y entender las consecuencias de lo que están publicando, porque igual hasta quedan mal.
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