Cada vez se cortan menos |
Ha habido bastante polémica con los anuncios a página completa en que el concejal Rubén Arroxo nos hace llegar una amable carta (complementaria al buzoneo que nos llegó a casi todos los domicilios) en que nos "informa" de las novedades del servicio de autobuses urbanos. Desde quienes defienden que se gaste nuestro dinero en esta “información” hasta quien afirma que es una vergonzosa maniobra de autobombo.
Empezando por el final, hay que asumir que todo político ha de hacer equilibrios en la fina línea que lo separa del narcisismo. Seamos sinceros, el que se dedica a la política lo hace porque cree que tiene algo que aportar (o porque no tiene dónde caerse muerto, pero eso vamos a obviarlo), y es lógico, de otro modo no lo haría. Incluso yo mismo tengo este blog porque me gusta opinar y compartir esas opiniones, lo que creo que no tiene nada de malo, si bien es cierto que la diferencia es que yo no cobro un céntimo por esto y mucho menos me dedico a gastar el dinero de todos en hacerme propaganda personal.
Antes las cosas eran menos groseras. Se pagaba una página entera de publicidad y el medio en cuestión hacía una entrevista sobre el asunto. Aunque se pudiera sospechar un quid pro quo no tenía que ser así necesariamente, simplemente es lo lógico si el tema es interesante, y la remodelación de las líneas de bus lo es sin duda alguna. ¿Qué tiene de malo pagar una página en que se anuncie, por ejemplo, el programa del Arde Lucus y que por otro lado se entreviste al concejal que lo gestiona? ¿Tendríamos que ver una reciprocidad? Pues no, es algo que es entendible porque son cuestiones de actualidad.
Pero en el caso que nos ocupa no se han andado con sutilezas. Se han saltado la parte en que nos informan “objetivamente” y con nuestro dinero se paga la página de loor y gloria al líder en su faceta de “quiero ser alcalde en lugar de la alcaldesa”, centrando, literalmente, su imagen en el anuncio y dejando como anecdótico el asunto a tratar. Tiene una explicación, aunque no sirva de excusa: el BNG quedó muy escocido del primer mandato compartido con Orozco, en que trabajaron mucho y la ciudadanía les premió dándole la absoluta al PSOE porque no supieron venderse. Ahora se han instalado en el extremo contrario: hacerse muchas fotos, que es lo que se ve.
Respecto al anuncio en sí mismo, tenemos que empezar por analizar la “propaganda institucional”. Es, como concepto, una herramienta a la que no veo nada de malo si es útil para el ciudadano y ahí es donde está el matiz. Que se nos venda (a nuestra costa) que una carretera la ha arreglado la Diputación, la Xunta o el Estado me parece una barbaridad, pero que se pague una página, digamos, para informar de las actividades de la Semana de Cine o del programa de las fiestas creo que es razonable.
En este caso nos encontramos con algo que quiere ser una especie de híbrido entre la información y el autobombo, pero no lo logra, y entra de lleno en lo segundo. La foto es demasiado grande y los datos son demasiado escasos para que se pueda considerar una cuestión mínimamente “explicativa”. Sólo se hacen vagas referencias a las mejoras, pero sin ningún efecto práctico en los usuarios. Se destaca lo único que se quiere destacar: la foto y el nombre del concejal (por cierto, es significativo que ponga en negrita su nombre y sin ella a “la ciudadanía”, marcando quién es el importante).
Tampoco pasa desapercibido el guiño a la bandera gallega del fondo de la página, si bien es curioso que se enmarque como si fuera una necrológica, supongo que para resaltar el texto y no para certificar ninguna defunción, aunque si son tan sutiles deberían serlo para el conjunto, creo yo. También es relevante que las áreas que lleva el BNG usen un color diferente de la imagen oficial institucional del Ayuntamiento de Lugo, que es roja (casualmente coincide con el color del PSOE, pero es la que está aprobada) e incluso eslóganes que usaban en la campaña electoral, como quien no quiere la cosa.
Lo que está claro es que han abandonado todo disimulo: esto es política de la de brocha gorda y mazo grande. El pasado viernes les contaba por qué veía en ciernes una guerra interna en el Gobierno, sobre todo en base a los datos que se nos ofrecen en las encuestas. Hoy podemos confirmar que ya ha empezado. Lo malo es que la munición la pagamos nosotros, y no barata precisamente.