Misma realidad, diferentes puntos de vista... |
Mis queridos lectores: les debo una disculpa por haberles involucrado en un pequeño ejercicio que he llevado a cabo con los artículos de ayer y anteayer.
Verán, como saben quienes me leen de vez en cuando siempre les invito a dar la vuelta a las situaciones para analizar si pensarían lo mismo de decir las cosas una persona u otra, lo que es un ejercicio mental estupendo para saber si las cosas que creemos pensar las pensamos de verdad o simplemente es un seguidismo partidista derivado de filias y fobias.
El artículo del lunes sobre el Leiraparking y el de ayer sobre el Auditorio están basados en notas de prensa de Rubén Arroxo cuando estaba en la oposición. Les dejo a continuación los enlaces por si no se lo creen:
En el artículo de El Progreso pueden ver las declaraciones de Rubén Arroxo, reflejadas en el artículo del lunes |
El del martes fue sacado de esta nota del BNG. Ya ven cómo cambian las cosas según del lado de la valla en que se esté... |
Lo primero que he de decir es que me ha sorprendido el poco interés que han despertado ambas cuestiones. Si tomamos el número de visitas como indicador, ninguno de los dos ha llegado a las 200 en este momento, cuando habitualmente los artículos de esta bitácora rondan de media las 500 o 600 (depende del día, las hay de 100 y de 2.000). Tal vez no he acertado con los titulares o simplemente son temas que, por cansinos, no despiertan la pasión del lector.
Lo que sí he visto es que personas que habitualmente son opuestas al Bloque respaldaban lo que se decía en los artículos (recuerden, es lo que decía Rubén Arroxo hace dos o tres años) y viceversa, gente muy “de la casa” se cachondeaba de algún tema (sobre todo el del acceso al HULA desde el leiraparking) diciendo que era una bobada… cosa que jamás habrían osado escribir si supieran que quien lo decía era su jefe de filas.
La tercera conclusión que podemos sacar es la del viraje del BNG en Lugo desde que calienta asientos del Gobierno Local. A mí me gustaba aquel Rubén que decía cosas de puro sentido común, prometía iniciativas prácticas y parecía que llevaría cierta forma de hacer las cosas al Gobierno cuando se firmó el bipartito. Ha sido llegar y apuntarse a la política de la foto diaria y el ordeno y mando, sobresaliendo en lo primero por encima de la Alcaldesa y destacando más aún en lo segundo, ya que Lara Méndez tiene mucha mano izquierda e incluso es extraordinariamente amable y atenta con quienes somos críticos con su labor, lo que le honra.
El Bloque ha demostrado, una vez más, que su aparente sosiego no es más que una pose diseñada para captar el voto del descontento, y con éxito además. Una vez logrado el objetivo (que el poder, como todos y cada uno de los partidos políticos) salen del armario y abandonan los temas que antes consideraban importantes (los dos de los artículos, por ejemplo, son de áreas bajo su responsabilidad), votan a favor de lo que llamaban disparates (la pasarela sobre la Nacional VI por ejemplo, o las disparatadas “caldas”, esas bañeras de agua del grifo calentada artificialmente que nos venden como “ecológicas”) o, directamente, llevan a cabo prácticas totalmente opuestas a las anunciadas en cuanto a participación y a “escuchar” a la gente, como ocurre en la Plaza de Abastos.
Estamos a medio mandato y aún tienen tiempo de corregir, de volver a ser aquel grupo que hablaba con todos y de todo, con la ventaja de que ahora deberían poder llevar a cabo aquellas iniciativas que tanto gustaban y que les hicieron subir en las urnas. De lo contrario, a pesar de la inercia electoral que conlleva el poder, pueden encontrarse con un problema: no hay peor cosa para un votante que sentirse engañado.