jueves, 30 de junio de 2016

Hasta el gorro de "gorrilas"

No deja de tener cierta guasa que nuestra querida alcaldesa (esto lo digo sin el más mínimo asomo de cachondeo, que me cae bien de verdad) reclame a la Xunta la gratuidad del aparcamiento subterráneo del HULA mientras consiente que los gorrillas establezcan un pago de 5 euros por estacionar en la calle.

Ya no se trata de que las tarifas de los que andan por allí sean superiores que las del propio subterráneo, que lo son, sino de que una es una empresa que paga sus impuestos, crea sus puestos de trabajo, y explota un servicio que ganó en un concurso público (vamos a suponer que todo esto sea así) y los otros son unos tipos que te chantajean a cambio de no cumplir su amenaza velada de rayarte el coche si no les das unos euros.

La solución no es sencilla. Multarlos no sirve de nada porque se declaran insolventes y se quedan tan anchos, y dar el paso para denunciarlos por amenazas, que es un delito más grave y puede acarrear un juicio penal, es engorroso para el ciudadano. No es fácil, salvo con una táctica: ampliar tanto la zona de aparcamiento que pierdan su razón de ser.

Lo del Ayuntamiento de Lugo tiene su guasa. Me parece bien eso de que el que no llora no mama, pero todo tiene límites en esta vida. Nos construyen uno de los hospitales más modernos de Europa y protestamos porque el aparcamiento es de pago, cuando está rodeado de solares enormes en los que el encargado del urbanismo (es decir, el propio Ayuntamiento) puede meter plazas en la práctica ilimitadas. Nos hacen un auditorio que es para abrir los ojos como platos y resulta que ahora no vale con pagar los muebles a partes iguales, que tienen que venir con el “todo incluido”.

No estoy diciendo que no se pueda protestar. Claro que se puede pero por otros motivos. En el HULA, por ejemplo, se puede decir que aún no están funcionando los prometidos servicios de hemodinámica, medicina nuclear y radioterapia al 100%, si bien deduzco que están andando más de lo que sabemos porque ya no convocan manifas en época electoral para soliviantar el voto.

Gorrillas los he visto en muchos sitios: en Pontevedra, en Vigo, en Madrid… pero los que he conocido en otras ciudades (al menos los que me han tocado a mí) se reducían a ayudarte a encontrar un hueco de aparcamiento, darte innecesarias indicaciones para aparcar en batería (que hasta un mono sin amaestrar debe saber) e incluso, una vez, abrirme la puerta del coche. Sin amenaza de ningún tipo, ni siquiera pidiendo nada, simplemente esperando una propina que, en algunos de esos casos, recibieron.

Pero en Lugo no funciona así. La amenaza velada se convierte en algo un poco más cargado de bombo cuando les dices que no, y ¡pobre de ti que tengas algo más que decir!

Por espacio no será...
Personalmente creo que los gorrillas deberían estar pagados por la empresa que explota los subterráneos porque las, por suerte, escasas veces que he tenido que ir al HULA he aparcado donde no los tenía encima o, directamente, en el parking.

La alcaldesa anunció hace tiempo 500 plazas de aparcamiento. Hasta donde yo sé se han incrementado en ciento y pico poniendo los coches en batería, pero una vez más parece que es más fácil predicar que dar trigo.

El tema del aparcamiento es urbanístico y por tanto es municipal. Echar la culpa a la Xunta puede arrastrar votos, no le digo que no, pero alguien debería explicar a los lucenses que el bipartito de PSOE-BNG no cambió el proyecto para hacer gratuito el aparcamiento ni para construir plazas exteriores porque entendían que eso es una competencia del Ayuntamiento.

Pero si a Orozco le coló 16 años…¿por qué hacer tu trabajo cuando puedes echar la culpa a la Xunta?

miércoles, 29 de junio de 2016

El "Su odio, nuestra sonrisa" se ha dado la vuelta

Nunca había visto tal nivel de grosería, bajeza y mal perder que en estos días que han transcurrido desde las elecciones generales del pasado domingo. Da la impresión de que el ánimo de revanchismo y el odio acumulado es tal que la sorpresa de los resultados una vez abiertas las urnas ha encendido la mecha de una rabia antes inconcebible.

No recuerdo tal cosa en toda la Democracia. Ni siquiera tras el 11m, que le dio la inesperada primera victoria a Zapatero, provocó semejante oleada de rabia contra ningún partido político, y eso que muchos aseguraban poco menos que el Gobierno de Aznar había tenido algo que ver con un golpe de estado (recuerden al amigo Almodóvar, el de las cuentas en Panamá).

Los insultos a casi ocho millones de votantes del PP, cuando no a más (El Jueves por ejemplo llamaba “gilipollas” a todos los de PP o PSOE), el desprecio supremo o incluso deseos de muerte a “los viejos” y “los ignorantes” que son los que eligieron a “los ladrones”… se han convertido en la tónica habitual de estos días. 
 
Algunos tuits insultantes. Recopilación de www.outono.net

Eso sí, ha sido revelador. Nos dice qué tipo de gente forma las bases de los que pasaron de “no somos de izquierda ni de derecha” a “somos comunistas” y luego a “somos socialdemócratas” en el pasmoso plazo de un año escaso.

“¡Oye!”, dirá alguno, “que yo voté a Podemos y no amenazo a nadie ni apoyo esas barbaridades”, me dirán. Y estoy de acuerdo. Si se ve usted en esa situación es uno de los que han picado, abusando de su buena fe y de su hartazgo con lo que había. Si usted no ha escrito ningún mensaje de los que hablo, no se sienta aludido, al igual que si otros no hemos robado tampoco nos vemos reflejados en las críticas a “los ladrones del PP”.

En cualquier caso se ve que es algo que ni los de Podemos son capaces de controlar. Esa rabia es un error de bulto para el futuro. ¿De verdad creen que ayuda a transmitir un mensaje de moderación y de calma? ¿De verdad piensan que van a conseguir que alguien se arrepienta de haber apostado por Rajoy insultándolos? ¿De verdad consideran que quien lee eso no dice “menos mal que no hemos elegido a estos chalados”?

A cada día que pasa Podemos y sus secuaces se desenmascaran solos. Cierto es que el comunismo no se ha distinguido jamás por la mesura, pero también que habían logrado disfrazar su mensaje. Unir a los antisistema, los ocupas, y la izquierda más radical bajo unas siglas que lograron vestirse, para muchísima gente, con pieles de cordero fue un éxito, pero no tan grande como pensaban y ahí sus disfraces no resistieron y han saltado por las costuras.

Portada de El Jueves
No me preocupa que anden a navajazos entre los líderes de las “confluencias” (que es una forma fina de llamar a una jaula de grillos), porque son profesionales del tema y ya saben que entre bueyes no hay cornadas. Me preocupa mucho más la gente de a pie, la que escuchas hablando en los bares o escribiendo en muros de redes sociales y amenazando con barbaridades a los demás.

España es un país pasional. Siempre lo ha sido y probablemente siempre lo será. Somos expertos en pegarnos tiros en el pie cuando las cosas empiezan a mejorar, o en momentos clave de nuestra historia. Parecía que con la llegada de la democracia las cosas se iban a calmar y que empezábamos a ser civilizados de verdad, incluso que con la entrada en la Unión Europea pasábamos a formar parte del grupo de los “modernos”, pero solo era un barniz.

Nuestra escasa capacidad para la prudencia nos obliga a soltar sapos y culebras, y desde que se puede hacer desde un perfil falso sin consecuencias aparentes (insisto, solo aparentes) no les cuento cómo se nos ha puesto el personal.

Toca aplicarse la frasecita...
Los fieles de Podemos están revelando al resto de la población mucho más de lo que se dejó entrever con la petición de los ministerios que había hecho Pablo Iglesias. De aquella se vio que sus herramientas favoritas eran las que se usan en cualquier república bananera para reprimir a la población: los espías, las fuerzas de seguridad y los medios de comunicación. Ahora se ve para qué lo querían, para anular a todo el que no piense igual que ellos, o al menos esa es la sensación que transmiten sus bases.

Exaltados los hay en todos los partidos. He conocido a gente del PP que me repugna tanto o más que los chalados que leo estos días, pero no en tan alto número. Lo sorprendente no es que un memo insulte a la gente, sino que lo hagan tantos y con tal vehemencia.

Se ve que han aguantado con la imagen de santurrones lo que han sido capaces. Ahora ya no “Podemos” seguir disimulando, y eso por otro lado es de agradecer.

De la que nos hemos librado… por ahora.

martes, 28 de junio de 2016

El futuro de Darío Campos


El terremoto de la Diputación Provincial de Lugo, con la aprobación de los presupuestos y la ruptura del bipartito, deja en una situación bipolar a Darío Campos, presidente de la entidad.

Por un lado, tiene libres las manos de la acción sin tener que someterse a los dictados de los nacionalistas, que con dos diputados parecen querer tener el control hasta del papel higiénico, y cuenta con un nuevo presupuesto, herramienta básica sin la que es dificilísimo hacer gran cosa. Pero por otro queda en minoría, frente a un grupo que por sí solo le puede hundir cualquier propuesta porque tiene más diputados que el Gobierno, a Martínez de quien podemos aplicar eso de que “no hay peor cuña que la de la misma madera”, y ahora al BNG con lo que su situación, que ya era inestable, pasa a ser crítica.

Probablemente Campos se mirará en el espejo del Ayuntamiento, donde Lara Méndez gobierna con cierta tranquilidad gracias a la siempre leal oposición, que le vota sí a todo presente lo que presente y en la que hay grupos como Lugonovo que están deseando encontrar cualquier excusa para entrar en el Gobierno. Pero es un espejo como los de las ferias, cuyo reflejo no es necesariamente real, ya que Lara Méndez, aunque también está en minoría y con menos diputados que el propio PP, cuenta con una gran baza, que es la jaula de grillos en que se ha convertido el que tendría que ser el principal grupo de la oposición.

Eso ocurre en la Diputación, pero menos. Elena Candia no es Jaime Castiñeira, y probablemente va a manejar su especial situación con más acierto de lo que se hace en el edificio de la Plaza de España (lo cual no es complicado). Por otro lado ser presidenta del PP a nivel provincial también ayuda a mantener prietas las filas, como es obvio.

El futuro no está escrito. Si me preguntaran hace una semana les diría que apostaba firmemente por la más que rumoreada dimisión de Darío Campos. Hoy sigue siendo una posibilidad, pero se ha alejado un poco porque no hay fácil recambio sin que su partido deje de presidir la Diputación (una eventual elección de nuevo presidente haría volver al cargo a Candia, porque no creo que Martínez pique otra vez), y eso, tal y como tienen las cosas, es mucho sacrificio.

Aunque por otra parte tengo la impresión de que Darío Campos está hasta las narices. A él no se le ha perdido nada en San Marcos, a donde llegó para ejercer cómodamente de diputado provincial y se vio en el embolado de presidir un chiringuito que le resulta relativamente ajeno.

Si les soy sincero me cae bien. Comí una vez con él y nuestra alcaldesa cuando terminamos el Camino de Santiago y me impresionó favorablemente. Me parece una persona que no se anda con ceremonias, directa y que va de cara, lo que es más que resaltable en política, una profesión que ejerce de rebote porque me da la impresión de que se presentó a alcalde de A Pontenova por convicción, no por chupar del bote. Y ganó, vaya si ganó.

Darío Campos es el rey en su municipio, un alcalde indiscutido que está perdiendo un tiempo precioso en una administración ajena, y que estoy convencido de que está harto de los manejos de la supuesta alta política, con ganas de volver a su ayuntamiento a seguir con su exitosa y sencilla vida. Sencilla en el buen sentido y en comparación con la situación que vive hoy. No creo que le impresionen excesivamente los coches oficiales ni las mullidas alfombras de la Diputación, como sí les ocurre a sus ya exsocios de gobierno.

Pero desde que te metes a pisar ciertos charcos es complicado secarte los pies. No es fácil que Campos pueda dejar su cargo sin perjudicar notablemente al PSOE de Lugo y quizás por eso no lo haga. O sí. Vaya usted a saber.

lunes, 27 de junio de 2016

Las elecciones en caliente

Bueno, pues a las 00:25 termina Rajoy con su discurso, siendo el último de los cuatro cabezas de lista de los partidos mayoritarios, así que tiro de teclado para resumir mis impresiones.

Así en caliente lo primero que tengo que decir es que tres de los cuatro han estado correctos y razonables en sus palabras. Pedro Sánchez ha dado pena, una vez más, arrastrando por el fango y la fanga a los votantes y votantas de su partido y partida. No me cabe en la cabeza que este señor, que ha terminado de destrozar un partido histórico, un partido que marcó un antes y un después en los derechos de los españoles, abra la boca esta noche para decir algo diferente de “dimito” tras llevarlo, nuevamente, a los peores resultados de su historia.

Lo segundo es que me ha sorprendido el resultado. Reconozco que me ha aliviado bastante lo de que las encuestas se equivocaran (o asustaran al personal) y que finalmente Podemos y sus partidos instrumentales no pasen por delante de los socialistas, a pesar de los esfuerzos denodados de estos últimos por hundirse.

Lo tercero, es que me asquea igual que a muchos votantes del PP, del PSOE, de Podemos, de Ciudadanos o de donde sea ver a ciertos personajes en el balcón de la calle Génova pegando saltitos de alegría junto a Rajoy y celebrando no solo que todavía no los han trincado, sino que no hay alternativa real a su podredumbre. Esto último puede sorprender, pero quizás no tanto a los que me conozcan un poco. Vamos por partes.

Personalmente creo que los españoles han votado mayoritariamente al PP porque no tenían otro remedio. Las encuestas que daban un ascenso de Podemos y demás que probablemente les haría mucha ilusión a algunos pero, resultados en mano, no a tantos. La suma de ambos partidos ha cosechado un millón y pico de votos menos que cuando fueron por separado, lo que quiere decir que no eran tantos los que estaban locos de contento con esa unión. No es que haya funcionado la campaña del miedo, es que la gente ha tenido miedo (del genuino, no del de campaña) de que pudiera gobernar un partido comunista disfrazado con piel de cordero. Parece obvio.

El PSOE, por su parte, ha caído en votos pero mantiene la segunda plaza, lo que tiene como efecto positivo que Podemos no seguirá colgándose la medalla de ser “el camino, la verdad y la vida” pero también trae algo malo consigo: Pedro Sánchez puede agarrarse a ese clavo ardiendo y seguir ahí para rematar a su partido si Susana no lo impide.

Ciudadanos ha caído víctima de su propia estrategia. Lo de sentarse a pactar con el PSOE no creo que les hiciera mucha gracia a los votantes “robados” al PP (lo del latrocinio en las urnas no lo comparto, pero ya saben a qué me refiero) que probablemente volvieran al redil para evitar un futuro gobierno a tres bandas tirando por la izquierda.

¿Y el PP? El PP debería reflexionar, aunque dudo mucho que lo haga porque estos resultados avalan tanto las cosas buenas como las malas. Claro que es cierto que España está mejor que hace cuatro años y que se han recuperado muchos empleos. Es cierto que no vivimos al borde del rescate y que España no está a punto de quebrar. Pero esa es la parte que la gente ha votado.

Nadie ha apoyado con su voto el aforamiento de Rita Barberá (lo que sabrá esa señora para lograr tal maniobra) ni los presuntos delitos cometidos por altos cargos del PP. No confundan las cosas, señores líderes del PP en su resaca electoral. Nadie perdona nada y nadie olvida nada, y si han ganado las elecciones no es porque huelan bien, sino porque el resto apesta más aún. Probablemente les dará igual porque lo importante es ganar, pero es la realidad.

Que no queramos echarnos en brazos del populismo a la bolivariana de Podemos sumado, por si fuera poco, al comunismo de Izquierda Unida no implica que les perdonemos sus desmanes. También les ha ayudado la figura de Pedro Sánchez, que hace que coger la papeleta del PSOE cueste trabajo. Han ganado las elecciones porque España les elige como mal menor, y eso es muy triste, para hacérselo mirar.

Yo milité casi dos décadas en el PP y me di de baja por ese tipo de porquerías que a todos nos repugnan, unidas a una nefasta gestión en el partido a nivel local y provincial que me invitó a decir “yo con cierta gente no pinto nada” a pesar de que sé que hay muchas personas nobles y honestas en el PP. Sin embargo, a pesar de esa marcha, elección tras elección me he visto forzado, por diferentes motivos, a votar PP y no porque quiera avalar a quienes han robado, que obviamente no es el caso, sino porque creo que las políticas son las acertadas, a pesar de sus, en muchas ocasiones, vomitivos gestores.

También, por otra parte, hay que decir que a los pocos minutos de saberse los resultados las redes se llenaron de gente que insultaba a los votantes y decía que se va de España porque la gente es imbécil. Curioso el respeto por la democracia. Cuando ganan los suyos es “libertad y cambio” y cuando ganan los otros es por la estulticia del votante. Pues si ese es su concepto de democracia quizás no sería malo que cumplieran sus amenazas y dejaran el país, aunque fuera para ir a algún estado de esos que nos ponen de ejemplo a ver lo demócratas que volvían.

España, como cualquier nación, es un conjunto de opiniones enfrentadas, pero últimamente ha caído en la puñalada y el odio acérrimo entre bandos que históricamente ha destruido los que podían haber sido momentos clave. Va siendo hora de dejar esas pasiones tan encendidas a un lado o, mejor aún, de dedicarlas a cosas más constructivas.

Por supuesto, hay que saber perder pero también hay que saber ganar. Los insultos a los derrotados que he leído hoy me repugnan tanto como los insultos a los ganadores. Ese no es el camino. Hoy hemos tenido que votar el futuro de este país y el resultado es el que es. Ni se debe que “todo el mundo es idiota” ni a que “los míos eran más pero se han quedado en casa”. Las cosas no son tan simplonas. Pero tampoco vienen de “los míos lo han hecho perfectamente, no toquemos nada”.

En fin, veremos cómo va el tema pero pase lo que pase, que sea para bien.

viernes, 24 de junio de 2016

La Diputación de Lugo refleja un rayo de esperanza

¡Quién nos lo iba a decir hace unos días! Parece que la Diputación Provincial de Lugo, ese absurdo complejo de maniobras políticas cutres y puestos a dedazo sí puede servir de ejemplo para algo, y nada menos que para un acuerdo de sentido común entre las fuerzas más representativas, a día de hoy, en el panorama nacional.

Tanto me ha sorprendido la noticia que he cogido el teclado incluso yo, día festivo en que acostumbro a dejarlo tranquilo (y a ustedes) porque según en su día fui tremendamente crítico con cosas que veía en la Diputación hoy, a dos días de las elecciones generales, veo un atisbo de esperanza reflejado en esa institución.

Supongo que algunos recuerdan que escribí un duro artículo cuando el PP tomó la, desde mi punto de vista, inconcebible decisión de levantarse y marcharse de un pleno provincial permitiendo así al bipartito nacionalista y socialista abrir la caja del Presupuesto. Como solo era la aprobación inicial hubo que volver a votar y ahí ya no había mucha excusa así que el resultado fue el que tenía que ser.

Y ahora, en unos pocos meses nos encontramos con la tercera posibilidad: un acuerdo entre el Presidente de la Diputación y la portavoz del principal grupo de la oposición, un pacto PP-PSOE que permitirá que 22 de 25 diputados voten favorablemente unos presupuestos que son tan necesarios como el agua. Así sí. Esta es la forma de hacer las cosas.

Hay que felicitar particularmente a Darío Campos y a Elena Candia. Al primero por tener el valor de firmar un acuerdo con la oposición aun en contra de su socio de gobierno, si bien tiene la tranquilidad de saber que su pacto no peligra porque los dos diputados nacionalistas están más preocupados por mantener sus cargos y sus más que generosas remuneraciones que de cualquier otra cosa. Van a rasgarse las vestiduras y a dar un poco de espectáculo “coram populo” para que los más exaltados de entre sus filas vean que están muy, pero que muy muy enfadados con ese acuerdo de fuerzas “estatalistas”, pero nada más. No van a mover un dedo en ningún sentido.

A la segunda, a Elena Candia, tengo que felicitarla particularmente. He sido tremendamente crítico con ella en muchos aspectos porque creo que se equivocó, pero según digo una cosa digo la otra. Tener el coraje de sentarse a negociar con alguien que está ocupando un puesto que, por derecho, piensas que has ganado tú (cosa bastante razonable) es digno de mención. Que aun siendo el grupo mayoritario aceptes aprobar los presupuestos a quien debía estar calentando los asientos de la oposición, es un sapo que no creo que sea fácil de tragar y lo ha hecho porque sabe que la Diputación no puede seguir por más tiempo sin presupuestos. No por la Diputación en sí, entiéndanme bien, que a esa institución le va a ir bien pase lo que pase, sino por los muchos ayuntamientos que dependen de sus cuentas.

Lugo es una provincia de municipios enormes en cuanto a tamaño pero pequeños en lo que a recursos se refiere. Necesitan a la Diputación y sus máquinas para ejecutar obras básicas de las que no depende el político de turno, sino la población. Ese solo argumento justifica en sí mismo que se aprueben unos presupuestos, siempre y cuando éstos no sean un disparate.

Elena Candia ha demostrado visión de conjunto, y aunque sabe que le va a costar convencer a algunos de los más exaltados de entre sus filas (que también los hay, como en todas partes) la razón le asiste y el tiempo demostrará que ha acertado, porque ser líder de un partido como el PP, o el PSOE, implica que a veces hay que dejar a un lado la lucha de partidos y vestirse con el manto institucional. Eso han hecho. Y si alguien no lo entiende, debería repasar sus prioridades.

La población pide a gritos acuerdos, pactos, razonamientos y dejar las posturas extremas. Lugo puede presumir hoy de que en nuestra Diputación dos partidos que están a bofetadas en el panorama nacional han sabido sentarse a dialogar y han llegado a acuerdos. Eso es Política, con mayúsculas. Felicidades Darío, y sobre todo, felicidades Elena.

jueves, 23 de junio de 2016

Si yo fuera británico votaría "Sí" al Brexit

Si yo fuera británico votaría a favor del Brexit.

Que nadie entienda que esto es un alegato contra la Unión Europea ni mucho menos, es una cuestión de sentido común, enfocada desde su punto de vista, no desde el nuestro. El Reino Unido de la Gran Bretaña, por el que reconozco sentir una profunda admiración y respeto, nos necesita infinitamente menos que nosotros a ellos.

Los británicos siempre han sido muy suyos, y han exportado cosas tan interesantes como la democracia, que allí tiene unas formas y maneras mucho más arraigadas que en países que sacan pecho diciéndose cuna de, en palabras de Churchill, la peor forma de gobierno si exceptuamos todas las demás.

Los británicos han organizado desde hace mucho, muchísimo tiempo, su propia sociedad de naciones, que denominaron Commonwealth. Aunque el término se utiliza para más de una cosa, es comúnmente aceptado que se refiere a una larga serie de países, 53 a día de hoy, que forman una mancomunidad para buscar riqueza común. Cuando Inglaterra dio la independencia a las colonias, lo hizo ordenadamente y logró mantener unos lazos económicos basados en no haber perdido guerras contra ellos (salvo el caso de Estados Unidos y poco más) así que a día de hoy Londres sigue siendo la capital de un imperio económico impresionante.

Bajo la presidencia de la Reina de Inglaterra, esta asociación de comercio supone mucho más para Gran Bretaña que lo que pueda aportarle la Unión Europea. No en vano, países como Canadá, Australia, Sudáfrica o la India son parte de la Commonwealth, por lo que las vagas amenazas de que Inglaterra podría perder peso económico en el escenario internacional si se marchan de la Unión son más bien ridículas.

Gran Bretaña siempre ha sido muy suya, insisto, y ha tenido el cuidado de separarse históricamente de “Europa”, como denominan con un punto despectivo a los países del “continente”. Estar en una isla marca mucho, obviamente, y en su caso de forma consciente. Lo de conducir por el otro lado, resistirse a usar el sistema decimal y empeñarse en que los pesos, medidas y demás cuestiones sean propias es algo que no puede ser accidental.

¿Qué podemos ofrecer a los británicos para quedarse en la Unión? No gran cosa, la verdad. Una vaga idea de una Europa Unida que realmente les importa lo justo ya que con su propia sociedad económica a nivel global y su especial relación con Estados Unidos les hace estar en una situación particular que tiene poco que ganar en esa gran unidad europea.

Otra cosa son los demás países de la Unión Europea, que tienen muchísimo más que ganar en una unidad política continental, principalmente porque todos los demás somos naciones separadas del resto, sin más lazos que organizaciones más o menos difusas como la ONU (cuya utilidad va por episodios, según le pilles).

No sé qué pasará con el Brexit, la verdad, pero yo lo tendría muy claro. Si fuera británico me saldría de la Unión Europea.

miércoles, 22 de junio de 2016

Las (otra vez) disparatadas (y falsas) cifras oficiales del Arde Lucus


Como era previsible un año más la concejala de Cultura, Carmen Basadre, se ha tirado de la moto y un año más nos ha contado el hermoso cuento de que al Arde Lucus acudieron 600.000 personas. Y encima pretende que nos lo creamos… y encima lo consigue en algunos casos, en que la gente te discute ciertas cosas argumentando la masiva asistencia a la fiesta. Así que, un año más, toca desmontar la barbaridad que se nos ha contado.

Un gobierno ha de dar datos, no imaginárselos
Si las cifras ofrecidas ayer son ciertas entiendo que la alcaldesa, Lara Méndez, ha de destituir de inmediato a Basadre. Sí, han leído bien, en el caso de que sean ciertas les aclaro por qué en un par de párrafos. Si por el contrario son falsas, como apunta el más elemental sentido común, quizás quepa la dimisión por un mal entendido sentido de la lealtad disparando números como alguien que sufre de acalculia (incapacidad para comprender los números y conceptos matemáticos) o que, directamente, nos toma por imbéciles.

Antes de que se me pueda acusar de “ir contra el Arde Lucus” por decir que la emperatriz va desnuda, les puedo asegurar que nada más lejos de la realidad. Como lucense que soy, estoy orgulloso de nuestra gran fiesta, que rivaliza si no supera a las patronales, y que muestra con esplendor una parte de nuestra historia. No van por ahí los tiros, es que no me gusta que me tomen el pelo.

Pero a lo que iba. Les decía que si las cifras son ciertas Basadre ha de ser destituida, y el motivo es el inconcebible fracaso del área de turismo del Ayuntamiento de Lugo. Dice la concejala que de las 600.000 persona que, según sus disparatadas cifras, acudieron a las fiestas solamente 700 pasaron por la oficina de turismo. Esto implica un estrepitoso fiasco de dicha instalación, que nos constó una millonada en su día y por la que únicamente ha pasado el 0,001% (un uno por mil, ni siquiera un uno por ciento) de los visitantes que han venido a nuestra ciudad. Para que se hagan a la idea, la prueba de paternidad que se admite en cualquier juicio tiene un margen de error mucho mayor.

Asegura la concejala que al Arde Lucus acudieron en autobús 3.800 personas. Como las cifras son dadas por las empresas de transportes no puede falsearlas, claro. ¿Y las otras 596.200 en qué vinieron? ¿En coche? Aun suponiendo que se reste a los lucenses, que tirando por lo alto sumen 100.000, y que los casi medio millón de personas restantes compartieran coche cubriendo cuatro plazas, ¿dónde han aparcado los 124.050 coches que nos dan como resultado?

Para que se hagan una idea de la barbaridad que suponen las cifras, los tres subterráneos públicos de Lugo suman 648 plazas. Vale, ahora me falta saber dónde se metieron los 123.402 coches restantes.
Párrafo de la página 102 del Plan de Movilidad del Ayuntamiento de Lugo
Según el plan de movilidad del ayuntamiento de Lugo, página 102, el total de tooodas las plazas de aparcamiento en superficie de tooooda la ciudad suman 18.658. Vamos a dar por sentado que tooooodos los lucenses, majos que somos, hemos guardado nuestros coches en los garajes, incluso que aquellos que no tienen garaje se llevaron su turismo a la aldea o a ayuntamientos vecinos para dejar aparcar a los visitantes (si es que somos unos cielos). Me siguen faltando 104.744 plazas de aparcamiento. El aparcamiento más grande del mundo, para que se hagan a la idea, está en Estados Unidos (dónde si no) y tiene capacidad para 20.000 coches. Se que en Lugo tenemos una cosa parecida a la cabina del Dr. Who pero en parking.

El absurdo de las cifras dadas es tal que tampoco se explica dónde ha dormido toda esa gente. Lugo cuenta con, siendo generosos, unas 2.000 plazas hoteleras. Aun suponiendo que las webs de reserva de habitaciones funcionaran a doble ritmo que los hoteles (cosa que en Valencia podría suceder pero en Lugo ni por asomo) hemos alojado a 6.000 personas. Venga, vamos a tirarnos de la moto y decir que 10.000 más fueron a casa de familiares y amigos. ¿Y los otros 484.000? ¿Por la calle? ¿Debajo del puente más grande del mundo?

Por supuesto dar por sentado que cada uno gastó 20 euros, que es la cifra que ofreció la concejala, es de chiste. Vamos que se tomaron unas cañas y se marcharon. Otro sonoro fracaso de su gestión, ya que parece que esto es una zona de botellón en que la gente viene, nos altera todo y se larga. Claro no pueden decir que el gasto medio es de 100 euros porque entonces supondrían 60 millones de euros de ingresos que no se ven por ninguna parte.

Ubicación de la oficina de turismo,
el gran fracaso de la ciudad según las cifras de Carmen Basadre
Por último, si hubo 400 actuaciones en el programa y según Basadre asistieron los que asistieron (aquí sí incluimos a los lucenses) me salen 1.500 personas por actuación. Yo vi varias, en que habría todo lo más unas 100, pongan 200. Si se fijan en el programa verán que se computan como “actos del Arde Lucus” cosas como la presentación de un libro en el Círculo (1.500 personas no caben ni unas encima de otras), la inauguración del mercado (¿tanta gente había?) o el paseo en cuadrigas (que si iban de uno en uno aún estarían haciendo cola para subirse al carro, literalmente hablando).

Vamos, que la cifra es falsa. Directamente se puede acusar a la concejala de mentir conscientemente o de no tener ni puñetera idea de lo que son 600.000 personas. En cualquier caso o nos mienten o nos toman por idiotas. O ambas cosas. Que estos números los dé un tipo cualquiera de la calle me parece irrelevante, pero que sean los datos "oficiales" (que manda huevos, como inmortalizó el señor Trillo) de un Ayuntamiento que se dice serio...
¿Y la digna oposición? A cuchilladas entre ellos o mirando al horizonte a ver si divisan prados más verdes en otras responsabilidades públicas, porque todos han callado ante este desatino y probablemente piensen que es mejor dejarlo pasar no sea que les acusen de "ir contra el Arde Lucus".

Hay que decir que la prensa parece que empieza discutir las cifras, y sin que eso suponga delito de traición ni nada por el estilo. Exagerar de semejante forma las cosas no beneficia a nadie, porque cualquier persona seria que analice el tema verá que no se sostiene y su conclusión obvia será: si nos mienten descaradamente en esto, ¿en qué no nos mentirán de forma más sutil?

El Arde Lucus es una fiesta maravillosa, gracias a la implicación de la ciudadanía y a la simpatía del proyecto. No hace falta exagerar, solo hay que decir la verdad y será, aún así, impresionante. Porque lo es.

martes, 21 de junio de 2016

En defensa de la hostelería de Lugo

Creía que este año podría librar de repetir este artículo, pero como la insistencia de la gente no solo persiste en la injusticia sino que la aumenta, habrá que seguir aportando un pequeño grano de arena en favor de la compresión y el sentido común. El tema, sí, es el de la relación de la hostelería con el Arde Lucus fiesta que, según Juan Pueblo, han de pagar los que tienen bares porque son “los más beneficiados”. Y lo de las tapas, claro.

Lo primero que tengo que aclarar es que me parece tristísimo que tanto la Asociación Provincial de Hostelería como otras entidades que agrupan a empresarios y hosteleros permanezcan mudos mientras las críticas arrecian, verbigracia la Federación de Comercio o la CEL. Se ve que solamente están preocupados por cobrar sus jugosas subvenciones y hacer viajes promocionales para vivir como marqueses a cuenta del erario público y de las fotos con los políticos a los que luego dicen criticar mientras les dan jabón en cuanto asoman la patita. Pero lo de salir en defensa de su sector o de sus asociados como que no queda bien en prensa y es mejor dejar que amaine la tormenta por sí sola. Y hacen bien, porque los socios se lo permiten manteniéndolos en los cargos durante décadas como premio a su desidia.

Por su parte, la administración ha colaborado activamente en la crítica a los empresarios, ya que fue el anterior Alcalde de Lugo, el señor Orozco, el que comenzó con esas duras críticas, ajenas a toda comprensión y parciales como ellas solas, pero que calaban bien porque se basan en el “que pague otro”, tan arraigado en nuestra sociedad.

El principio básico de todo esto es que “como la hostelería es la más beneficiada con el Arde Lucus tendría que pagar la fiesta”. Es un punto de vista, por supuesto, solo que siguiendo esa lógica entiendo que cuando hay poca gente en los bares deberían recibir subvenciones para sobrevivir, cosa que no pasa. El día que se aprueben esas líneas de ayudas empezamos a hablar en serio del tema.

Tener un negocio es cada día más complicado. Si es de hostelería más aún y como comprenderán tengo ciertos criterios para saber de lo que hablo. Vamos por partes y empezaremos hablando de las tapas.

Ya decía mi abuelo cuando empezó el tema de las tapas en Lugo que sería la ruina de la hostelería y tenía toda la razón. No se trata del coste de la tapa, sino de las raciones que dejas de vender y que son el pilar sobre el que se asienta cualquier negocio que dé comidas.

Dicen muchos lucenses, con gran criterio, que en Lugo con tomar tres vinos ya cenas por la generosidad de las tapas. Es cierto, pero lo que no acaban de entender es que eso no hace insostenible pero sí dificulta mucho, el llegar a final de mes para el local que está regalando esa comida que deja de vender.

Por supuesto que para el cliente todo lo que sea gratis bienvenido es, pero lo llamativo es que protesten porque no se les regala algo que es voluntario, lógicamente. Como en Lugo ya llevamos muchos años con este tema se les ha olvidado que es una atención de la casa, un detalle, un obsequio que se hace a los clientes y que hoy se ha convertido ya en una obligación, como la propina del abuelo al niño caprichoso al que acostumbró a soltar X euros todos los domingos y que, el día que no se la da, provoca un problema.

Si un día por dificultades del tipo que sean (volumen de trabajo, o simplemente porque no le da la gana de regalar algo) no hay tapas, se monta las de Dios es Cristo, y todo porque ese detalle se ha convertido ya en una obligación ineludible. “Es que es típico de Lugo”, dicen algunos aplicando la ley del embudo. Por supuesto, mientras pague otro las tradiciones se consolidan a una velocidad pasmosa.

Este criterio de “es que es la costumbre” solo se aplica a este tema. Si en rebajas las grandes cadenas de ropa cobran los arreglos, si en momentos de apuro no te envuelven para regalo, si las prendas están tiradas por las estanterías porque hay una marabunta de gente, si hay que esperar en la cola 50 minutos para pagar, o si el Carrefour no aplica ofertas a los champiñones que quieres comprar no pasa absolutamente nada. Sin embargo el del bar es un cabrón porque en vez de darme a elegir entre tres tapas me pone un pincho de tortilla el muy cutre.

En cuanto a lo de pagar las fiestas tiene su guasa que aquí tenga que financiar el tema todo Cristo menos los que las disfrutan. “El Pueblo” pide que el Ayuntamiento subvencione y que la hostelería colabore, pero cuando les cobran dos euros por ver cualquier montaje se ponen como hidras y exigen un espectáculo digno del Circo del Sol.

Me gustaría que vieran ustedes las cuentas de esos bares que tanto “se forran”. ¿Saben cuántas cañas hay que poner (con pincho por supuesto) para ganar 1.000 euros? ¿Saben de qué están hablando? Ya les contesto yo: no. Me gustaría que todos esos sabios que tanto sacan a relucir los impresionantes beneficios de la hostelería estuvieran detrás de la barra unos días para conocer de primera mano el mundo al que tanto critican, porque curiosamente los que han trabajado en un bar son los que nunca sostienen esas diatribas.

Hay una especial fijación con la hostelería, ya que por ejemplo nadie tiene en cuenta que hay otros sectores muy beneficiados con el Arde Lucus. Las tiendas de telas, las modistas, las de complementos, calzados, incluso los grupos teatrales que son contratados para la fiesta… Por ejemplo hay un tipo que cobra una generosa suma por ponerse cuernos y zancos y divertirse por la calle y nadie pide que “colabore con el Arde Lucus”.

Comprenderán que no estoy diciendo que haya que poner un impuesto revolucionario a los bares ni las modistas, simplemente que nuestro sistema funciona a base de impuestos. Los de hostelería, igual que el resto de negocios, compensan con días buenos los días malos y así llegan a cuadrar el año y pueden pagar sus impuestos, como todos los demás. De lo contrario, cuando arreglen su calle usted tendría que pagar más impuestos porque “es el más beneficiado” y eso por suerte no es así. Hoy por ti, mañana por mí.

Ah, se me olvidaba. Otra crítica que se hace es lo de subir los precios en Arde Lucus. Ahí tengo que decir que estoy de acuerdo con los que atacan eso. Los precios son libres, por supuesto, y el que los modifica en las fiestas está en todo su derecho. Tampoco estaría de acuerdo con fijar precios máximos porque la libertad de cada local es sagrada… igual que la mía de no volver a poner un pie en su negocio pasado el Arde Lucus.

En resumen, antes de poner el grito en el cielo porque les ponen un pincho en lugar de una tapa intenten ser un poquito comprensivos y recuerden que mientras ustedes se están divirtiendo otra gente está trabajando a destajo, como probablemente los demás no trabajaremos jamás, para servirles, atenderles y que puedan seguir disfrutando del Arde Lucus. La hostelería es un negocio sí, pero también un servicio cosa de la que se olvidan interesadamente los críticos. Y si no les gusta lo que ven siempre tienen la opción de quedarse a tomar los vinos en sus casas.

lunes, 20 de junio de 2016

Lugo inicia de nuevo el calendario de fiestas veraniegas de Galicia

Otro Arde Lucus termina. La lluvia no consiguió vencer el espíritu de la fiesta, que una vez más congregó a un montón de gente en la ciudad, aunque obviamente mucha menos de las 600.000 personas que auguro que dirán los responsables del Ayuntamiento y que nadie se atreverá a contestar, ni desde los medios de comunicación ni desde la oposición, ya que se considera un delito de lesa majestad ir contra las exageraciones que tiene a bien soltar la concejala de turno año tras año. Como si fuera ir contra Lugo decirle que es una estupidez pretender que la ciudad multiplique por seis su población en tres días y pico.

Arde Lucus en el National Geographic
Aunque parezca un pájaro de mal agüero tengo que decir que el Arde Lucus sigue adoleciendo de los mismos fallos que tuvo desde su nacimiento: es inconcebible que tres lustros después la megafonía siga siendo tan deficiente, quizás porque se sigue contratando al primo del cuñado del sobrino del amigo en lugar de a los que tienen los equipos más apropiados para el aire libre. Esto hace que en las actuaciones teatrales no te enteres de la mitad de los diálogos, y la otra mitad los oigas a gritos, con lo que la reacción natural es escapar.

Si a esto le unimos que el extenso y absurdo programa de actos, en que se equiparan entradas y salidas de desfiles menores (no el principal) con el circo romano o las actuaciones, no ayuda a situar los focos de atención más importantes en cada momento porque se subyuga la utilidad a la apariencia, la cosa es más compleja aún. Y, por supuesto, la descoordinación que hace que en plena actuación teatral se crucen las patrullas a golpe de tambor, con lo que la confusión es total.

También es inconcebible que tras tantos años de experiencia el desfile principal siga siendo tan deslavazado. En lugar de coordinar los grupos para que vayan con una separación razonable, aparecen unos y al cabo de un buen rato los siguientes, cada uno con sus marchas acústicas diferentes con lo que en vez de ver un desfile parece una casa de locos.

Sin embargo el Arde Lucus sobrevive a todos estos desatinos porque hay muchísima gente implicada, que lo vive y que trabaja duramente para que salga adelante. Las asociaciones vinculadas a la fiesta como la del Senado, los Pretorianos, la Cohors III Lucensium, Trebas Galaicas y muchas otras son las que realmente mantienen el tinglado en pie. Por cierto que me llama poderosamente la atención que en la web del Ayuntamiento dedicada al Arde Lucus no haya un apartado específico para estas asociaciones. Bien merecido lo tienen.

Sin la implicación de la ciudadanía, de la que surgió una idea que arraigó como la pólvora, nada de esto sería posible. Si los lucenses no vencieran la natural vergüenza española para ataviarse con vestimentas extrañas, el Arde Lucus habría nacido y muerto en un año o dos, ya que es imposible que algo así funcione si la gente no participa.

Lugo se ha convertido una vez más en la capital festiva de Galicia al comienzo del verano. Volveremos a vernos al finalizar el periodo estival cerrando el calendario de citas con el San Froilán, pero eso será otra historia.

¡Viva Lugo! ¡Viva el Arde Lucus!

viernes, 17 de junio de 2016

Una gran campaña en la que el conceto es el conceto según la R.A.E.

La objetividad a veces es una putada, hablando mal y pronto. Por ejemplo, hoy me he tronchado viendo la última campaña de la Real Academia Española de la Lengua, una entidad a la que respeto profundamente a pesar de que su director, Darío Villanueva, dista mucho de caerme bien. De hecho tuvimos un encontronazo cuando yo estudiaba en la Universidad de Santiago que él probablemente no recordará pero yo sí, a cuenta de un partido de fútbol benéfico, pero eso es otra historia. 

Como les decía, la campaña en cuestión es genial. Se basa en la estupidez que supone que nos suenen mejor términos en inglés que en castellano, y la explotación que de eso hace el mundo de la publicidad.

Les voy a enlazar a continuación el vídeo de la campaña. Les recomiendo verlo antes de seguir leyendo, que si no pierde toda la gracia. Si fuera lo bastante pijo les pondría “¡Atención spoiler!”, aunque bien mirado lo acabo de hacer.

Vean el vídeo y luego seguimos...

¿Qué les ha parecido? A mí me gustó muchísimo, particularmente lo de “swine”, “una fragancia a granja de cerdos que penetra hasta in your dreams”.

Tiene toda la razón la Real Academia. Utilizar palabras en inglés o en cualquier otro idioma (no hago hincapié lo de la tontada del sorpasso porque cada vez que hablo de política pierdo lectores) porque tiene mejor sonido que el propio es una chorrada. Otra cosa es que hablemos de términos de nuevo cuño, pero difícilmente no exista forma de decirlo en español.

Quizás sea justificable que se agreguen términos como wifi o Internet por ser inventos recientes, pero la propia R.A.E. también tiene vergüenzas que esconder. Son perfectamente válidas palabras como “apartotel”, así sin h ni nada, porque es la traslación, que no traducción, del término en inglés. Lo mismo ocurre con “yin” y “bluyín” (jean y blue jean) o guachimán (watchman o vigilante de barcos).

El lema de la Real Academia es “limpia, fija y da esplendor”, pero no es que estén muy manos a la obra que digamos en lo que a esos absurdos anglicismos se refiere.

 
El conceto es el conceto
 
Fijar fijarán, no les digo que no, pero no es que anden muy acertados con lo de “limpiar” y “dar esplendor”. Supongo que no se lo imaginan, pero decir que “mi abuela hace las almóndigas asín” es perfectamente correcto según el diccionario de la R.A.E., por mucho que el Word nos lo subraye en rojo. Nos cachondeábamos de Manquiña por decir aquello de “el conceto es el conceto”, pero resulta que él tenía razón y nosotros no, está aceptado para pasmo de propios y extraños.

Otras como “albericoque”, “descambiar”, “otubre”, "murciégalo", "madalena", "moniato", "vagamundo" y "dotor" también vienen recogidas en el Diccionario de la R.A.E. Como vulgarismos en muchos casos, pero vienen.

¿Ha de decir la Real Academia lo que es correcto y lo que no o simplemente se tiene que reducir a hacer de notario de la realidad? Difícil decirlo, pero parece que no tiene mucha lógica que una falta de ortografía común se convierta en norma. Si es así pronto tendrían razón los que dicen “habeces” por “a veces”, falta que me pone de los nervios o, peor aún, “haber si vamos juntos” en lugar de “a ver si vamos juntos”. Para hacerte arrancarte los ojos.

jueves, 16 de junio de 2016

Mañana debería ser festivo

Hoy comienza el Arde Lucus, una fiesta que el Ayuntamiento de Lugo promocionó acertadamente desde su nacimiento.

Sospecho que los hosteleros que idearon esta fiesta para celebrar la noche de San Juan, nunca imaginaron que aquel primer año en que cuatro visionarios pusieron unas barras en la calle, ataviándose con togas y corazas de los todo a cien, sería el germen de la que probablemente es ya la mayor fiesta de la provincia de Lugo y una de las imprescindibles del verano de Galicia.

En vista del éxito se ha ampliado, acertadamente, el programa de actos y hoy comienza la larga serie de convocatorias dedicadas a recordar el pasado de nuestra ciudad. Sin embargo no parece tener mucho sentido que hoy nos inviten a salir a la calle hasta las tantas de la mañana (hay actos que empiezan a las doce de la noche) si mañana madrugamos para ir a trabajar.

La solución es sencilla: convertir el viernes de Arde Lucus en festivo local.

Los municipios pueden designar dos días de fiesta al año, que en Lugo son el Martes de Carnaval y el día de San Froilán. Pero las cosas cambian, y dado que no hay actos en Carnaval que no se puedan trasladar al fin de semana ¿no sería más lógico que nuestros festivos locales fueran el del patrono y el Viernes de Arde Lucus?

Se trata únicamente de seguir la estela de otras urbes que reparten el protagonismo entre las fiestas patronales y otras más mundanas de gran éxito. Sin dejar Lugo vemos que Becerreá, Foz, Mondoñedo, Ribadeo, Sober o Vilalba entre otros ayuntamientos otorgan esos dos días a sus propias celebraciones, obviando fechas de menor tradición como el Martes de Carnaval, y eso que en el sur de la provincia tiene más predicamento que aquí quizá por su cercanía a Ourense. En Galicia también Santiago y Vigo utilizan el mismo criterio.

Para apoyar el Arde Lucus y darle más fuerza todavía sería interesante que el Pleno municipal debatiera esta posibidad. No todo es comprometer presupuesto, también hay iniciativas que no cuestan un euro pero que ayudarían a que los lucenses tuvieran más tiempo libre para convertirse en ciudadanos de Lucus Augusti. 
En cualquier caso, ¡feliz Arde Lucus!

Artículo publicado en La Voz de Galicia del 16 de junio de 2016

miércoles, 15 de junio de 2016

El uso político de las corrientes sociales

¡Qué cosas! Resulta que ahora a los movimientos “neutrales, sociales y apolíticos” le salen fundadores por todas partes. Sin ir más lejos, en la presente campaña asistimos a las bofetadas que se están dando BNG y A Nova para reclamar la paternidad de “Nunca máis”, aquella ilusión colectiva que se demostró maniobra política y que supuso el inicio del fin de la ilusión política de mucha gente.

El nacionalismo, en su afán de sentar las bases de un nuevo mundo llamado Utopía, ha sido tremendamente hábil y ha comenzado por lo más pedestre: redefinir el lenguaje. Una táctica muy propia de la izquierda menos revolucionaria que busca como único fin un descarado “quítate tú para ponerme yo” pero oculto tras una capa de “yo lucho por El Pueblo”, tal y como demostraron todas las dictaduras de izquierdas que en el mundo han sido, empezando por las comunistas y acabando por la que aunaba lo peor de ambos mundos, el nacionalsocialismo.

En esta redefinición de la realidad, el nacionalismo acuña o determina términos como “país” para equipararlo al de “nación”, o “gallego” como “persona que es nacionalista y que habla obligatoriamente el único idioma patrio”. Cosas como ésta son las que hacen que nuestro único premio Nobel, nacido en tierras pontevedresas, no sea considerado gallego, porque la dictadura de lo políticamente correcto, normalmente emitida desde estos lares, ha decidido que solo es gallego el que habla exclusivamente gallego. La ley del embudo llevada al bilingüismo.

Se llega incluso a extremos como recuperar términos habitualmente utilizados por el mismísimo Franco, y la alergia a decir la palabra “España” les obliga a usar el tan usado otrora vocablo “Estado Español”.

En toda esta estrategia se usan colectivos para afianzar sus bases, con otra maniobra perfectamente válida y funcional. Se toma cualquier iniciativa, como por ejemplo la de la ecología, y en lugar de definir al propio partido como ecologista, se le da la vuelta y se reubica la ecología como propia del partido. Se fundan asociaciones controladas por afines y se integran en el aparato propio. De esta forma toda aquella persona que se sienta ecologista automáticamente se sentirá presionada de una forma más o menos sutil a entrar en la espiral nacionalista o como mínimo a simpatizar con ella. Que después a la hora de gobernar se ignoren esos principios es lo de menos, que ya se está cómodamente instalado en la poltrona y ajeno a temas tan mundanos. 
 
Por supuesto hay medios más sutiles aunque tremendamente capitalistas, como la financiación de las estructuras que pueden hacer la puñeta al adversario. En Lugo por ejemplo tenemos casos obvios en que además de pagarse jugosas minutas se conceden a colectivos balcones públicos para colgar sus pancartas, siempre y cuando sean contra los demás.

Esto ocurre con cuestiones incluso contrarias a la lógica nacionalista. Por ejemplo, todos los movimientos feministas o de libertades sexuales se encuadran en el arco de izquierdas, que aplaude rabioso cada vez que propone alguna barbaridad como el sangrado libre o la lucha contra las compresas heredadas del “heteropatriarcado” y esas memeces. Esa integración entre libertad e izquierda es totalmente absurda ya que la idea última del lado siniestro del espectro político es la igualdad absoluta, esto es, la negación de cualquier desviación del estándar. No se trata de igualar derechos, que esa es la base del liberalismo, sino de fotocopiar personas, tal y como demostraron reiteradamente los regímenes totalitarios comunistas a lo largo de las tristes décadas en que sembraron el terror.

Con “Nunca Máis” pasó exactamente lo mismo, aunque quizás algo más organizado todavía ya que como gobernaban “los otros” era más fácil exaltar los ánimos. Ese experimento fue llevado con éxito también en el “no a la guerra” o el 15M, movimientos todos ellos apoyados genuina, sincera y hondamente por muchos ciudadanos que vieron cómo sus protestas no se usaban más que como arma política.

Tanto la izquierda radical, llamada comunismo a pesar de esta palabra produzca alergia a los propios marxistas que se quieren disfrazar de otra cosa, como la derecha reaccionaria resumida en el conservadurismo extremo, llegan al mismo lugar. Son perfectamente equiparables los juicios sumarios del Partido Comunista con los teocráticos de la Santa Inquisición, y el uso del terror en ambos casos para controlar a la población díscola, la que se quería separar de la Norma suprema, normalmente dictada a capricho del que tiene el bastón de mando.

Por supuesto todo esto se oculta tras un manto de buenas palabras en campaña. Hitler no llegó al poder diciendo “vamos a asesinar seis millones de judíos y a empezar la II Guerra Mundial”. Hablaba de “la patria”, “el pueblo” y exaltaba el odio al rico, al poderoso y al adversario político. Por si les suena.

martes, 14 de junio de 2016

Cuando hacen que la cultura se arrodille ante la mala política



¿Qué entendemos por “auditorio”?

Según la R.A.E. es, además de un “concurso de oyentes”, es una “sala destinada a conciertos, recitales, conferencias, coloquios, lecturas públicas…” o también un “lugar para dar audiencias”. Esto implica que hablamos de un recinto polivalente, que vale tanto para una ópera como para un festival teatral o un mitin político.

Sin embargo, tal y como recogía la prensa estos días, la cuestión se complica cuando tenemos que dar prioridad a una u otra cuestión. El criterio a seguir parece evidente: todo aquello que se pueda ubicar en otra localización tendrá menos preferencia que las actividades que por su naturaleza necesitan el espacio del que hablamos. Verbigracia, si hay que elegir entre conceder el auditorio para representar La Flauta Mágica, o dar un mitin de cualquier partido político, lo suyo sería optar por la primera opción y trasladar la segunda a uno de los muchos recintos que, más que adecuados, sirven para ese fin.

En nuestra ciudad, que por lo visto es huérfana de salas de actos, nos encontramos con muchas que nadie parece tener en cuenta. Casi cualquier edificio público cuenta con su propia versión de un auditorio más o menos generoso en capacidad: la Xunta por ejemplo tiene un enorme recinto que se utiliza poquísimo, pero también la Universidad puede ofrecer aulas a puñados, o los institutos de enseñanzas medias tienen amplias instalaciones. Todo esto sin contar con la infinidad de pequeñas salas que permiten acomodar entre 50 y 200 asistentes sin problema alguno.

Para un mitin normal vale cualquiera de estas instalaciones. Para los centrales pueden irse a la Feria de Exposiciones si son ambiciosos (en Lugo dudo que algún partido a día de hoy sea capaz de llenarlo para un encuentro de este tipo), o incluso reducir expectativas y usar el apropiado salón de actos del Politécnico de la calle Armando Durán.

Pero el Ayuntamiento de Lugo ha optado por lo contrario. Han preferido vaciar de contenidos culturales el único auditorio que tenemos en funcionamiento para dar el uso del mismo a las fuerzas políticas. Ignoro si alguna de ellas lo va a necesitar, por que como les decía antes con el caso de la Feria de Exposiciones, a día de hoy es complicado llenar 700 butacas.

Ni siquiera el PP, que tradicionalmente es el que tiene más capacidad de convocatoria para este tipo de aquelarres, estoy seguro de que sea capaz de llenar hoy un local de ese tamaño, salvo que opten por la táctica del viaje pagado desde todos los puntos de la provincia, que entonces con la gorra por muy caldeados que estén los ánimos de puertas adentro.

El problema no es exclusivo de los populares, es el hartazgo general de todo bicho viviente que en vez de ver los debates los bosteza. Quizás pueda haber excepciones como con el de ayer, que me sorprendió porque realmente estuvo bastante animado a pesar de su guerra “de guante blanco”. Los participantes nos despertaban de vez en cuando, en esos momentos en que te extrañaba ver que no solo se atacaba a Rajoy sino que Iglesias también recibía estopa tanto de Ciudadanos como de un Pedro Sánchez que, si nadie lo remedia, llevará a un partido histórico a su caída más acusada en su siglo y pico de historia.

En Lugo es dificilísimo llenar un espacio tan grande. No lo consigue la política salvo contadas excepciones pero aun así nuestro Gobierno Local ha retirado la programación cultural, incluso vetando actuaciones que ya estaban aprobadas, para dejar a disposición de sus congéneres de profesión un espacio público que debería estar más pensado para otras cuestiones. 
 
Vista la gestión del Gobierno Local de Lugo en estos temas no es extraño que obligen que la cultura se arrodille ante la mala política, pero luego no se quejen de que se diga lo de “es que los políticos…”. Cosas así no ayudan.

lunes, 13 de junio de 2016

Es odio, nada más

Hace poco tiempo dos imbéciles destrozaron una carpa en Barcelona y agredieron a dos chicas cuya gran ofensa, la “provocación” no puesta negra sobre blanco por la dictadura de lo políticamente correcto, era pedir firmas para poner pantallas gigantes para ver a la Selección Española jugar la Eurocopa en la capital del independentismo. Los partidos de fútbol, desde hace años, son clasificados según su nivel de peligrosidad por las agresiones entre los aficionados y que cada vez parecen más habituales.

Ayer un cabrón llevó su odio a los que no son como él a cotas infinitamente más altas y asesinó a 50 personas (más las que fallezcan por sus terribles heridas) en un club gay de Estados Unidos.

Enumerar más casos de este tipo es sencillo. Basta coger la hemeroteca del último mes y veremos altercados y cosas más graves en el día a día de este mundo en que el odio ha sustituido a la buena vecindad desde hace ya tiempo.

No sé si es algo subjetivo, que puede que sea así, pero tengo la impresión de que las cosas van a peor, de que cada día que pasa las cosas se tuercen más y que lo que antes eran diferencias de criterio que acababan en una discusión más o menos subida de tono ahora acaba a cuchilladas.

No puedo saber lo que le pasa por la cabeza a cierta gente cuando hace lo que hace, pero supongo que el buen juicio que pudiera tener se ve nublado por una obsesión, un rencor extremo o una idea fija que puede ser tanto política como religiosa o de cualquier otra índole, porque no se trata tanto de la excusa como del fondo: el odio.

Esa es la cuestión, ese odio, esa exaltación de la diferencia no como algo enriquecedor sino como una piedra que tirarnos a la cabeza unos a otros.

Como liberal creo en la libertad individual y el respeto a la de los demás. Todo lo que reduzca ese principio me parece negativo y cualquier ideología gremial que agrupa a los individuos y los aborrega, privándoles de cualquier rasgo de personalidad y convirtiéndolos en parte de un “nosotros” que se contrapone a un “ellos” es una barbaridad que acaba, en última instancia, haciendo que un descerebrado coja un fusil y se meta a descerrajar tiros al que el líder de turno considere “enemigo”. 

Es odio, nada más. Cualquier otra excusa que se ponga, "son unos fachas", "son unos rojos", "son del Barça", "son moros", "son negros", "son maricones"... es irrelevante. Si la vida del prójimo te molesta, no la mires. Déjalos tranquilos y que ellos te dejen a ti. Y todos felices, pero no, eso no es lo que se vende. Se va hacia la imposición de los prejuicios propios como ideas universales implantadas por quién sabe.

No sé qué mundo estamos haciendo, pero a veces dan ganas de bajarse.