jueves, 4 de diciembre de 2025

¿A qué fuimos a Bruselas?

 No fuimos a Bruselas para hablar mal de nuestra ciudad, a la que queremos profundamente, sino de una mala gestión

Una vez más tengo que empezar este artículo aclarando que este blog no es de la Asociación Lugo Monumental, que tengo el honor de presidir, sino mío. Pero evidentemente cuando un tema afecta profundamente a la Asociación y a Lugo me afecta a mí también en primera persona, y por eso es natural que les cuente de qué va la cosa. Así que ahí vamos.

El lunes estuve en Bruselas explicando en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo los gravísimos problemas e incongruencias de las reformas hechas en el casco histórico de Lugo con fondos que, supuestamente, estaban destinados a “movilidad sostenible”. Sí, ya, yo también me sorprendí cuando en su día vi el destino que se suponía que tendrían.

Resumiendo, todos los grupos del Parlamento Europeo nos dieron la razón salvo el socialista (¡chopecha!), e incluso el representante de la Comisión Europea fue inusualmente concreto a la hora de aceptar nuestro punto de vista, y pidió expresamente que la petición siguiera abierta. Haciendo un paralelismo podemos decir que el hecho de que en su momento la admitieran a trámite es como cuando un juzgado acepta tramitar una denuncia, y que siga abierta es similar a que se abra juicio oral. Ahora seguirán investigando, con más ahínco, y veremos qué pasa.

Una de las obsesiones que repetí hasta la saciedad fue la petición de que no se sancione a Lugo, lo que, para mi sorpresa, fue malinterpretado por algunos convecinos de nuestra ciudad. Han entendido, erróneamente, que “tiras la piedra y escondes la mano” o que se busca denunciar una irregularidad sin castigar al que la comete. Nada más lejos. Quienes así opinan ignoran lo más básico de cómo funcionan los fondos europeos y qué ha pasado aquí.

En primer lugar, hay que aclarar que la Unión Europea jamás ha visto el proyecto “Corazón Verde”. Todo ese rollo que cuenta el Gobierno Local de que Europa “aprobó” dichas actuaciones es falso. De hecho, una de las cosas que ha molestado en Bruselas es que les hayan intentado hacer cómplices de sus barrabasadas. Allí nunca han visto ni un solo plano (lo mismo que les pasaría a ustedes si no los tuvieran a su disposición en la web de Lugo Monumental, ya que el ayuntamiento no los publicó jamás en la web municipal), ni han dado su visto bueno a nada de lo que se hizo. Es el Gobierno de España el que los aceptó, el que los aprobó, el que los pagó y el que, de haber una sanción económica, se la comerá por haber tragado con unas actuaciones que para nada se corresponden con lo que tenían que ser, y todo porque venían de un gobierno local de su mismo partido.

El esquema de estas ayudas es el siguiente: la Unión Europea aprueba unos fondos multimillonarios para una serie de objetivos, cada Estado miembro manda sus propuestas y líneas de acción que la Unión aprueba. Una vez se hace esto es el Estado, España, quien lanza las líneas de subvención, recibe los proyectos de los ayuntamientos, los aprueba, comprueba que se han hecho y transfiere los fondos a los municipios y cierra el expediente.

¿De verdad alguien se cree que Lugo ha hecho reformas en el casco histórico que han mejorado la movilidad y el entorno medioambiental? No, pero como son colegas de siglas les han colado todo.

Lugo ha incumplido claramente los objetivos de las subvenciones dadas. Ni el casco histórico ha mejorado su “movilidad sostenible” (al revés), ni se han aumentado las zonas verdes (salvo que consideremos como tales esos parterres con hormigón debajo). Eso quedó demostrado el lunes y, no se preocupen, que quedará más demostrado en el futuro.

¿Qué pasará ahora? Pues la Comisión Europea contactará directamente con Lugo Monumental (ya es triste que los únicos que nos han hecho caso sean ellos, porque aquí se nos tachó de todo menos de guapos y ya ven, al final teníamos razón) y verá qué ha pasado en nuestra ciudad. Si deciden que las actuaciones no se adecúan a las líneas aprobadas, reclamarán la subvención a Madrid, que es quien tenía la responsabilidad de vigilar esto y no lo hizo porque había colegueo de siglas.

Aquí nadie ha hecho su trabajo. Ni el Ayuntamiento hizo lo que tenía que hacer con esos fondos, ni el Estado ha revisado que esto fuera como tenía que ir, porque no podían enmedarle la plana a una alcaldesa de su partido. Y así nos va. Nosotros sí hemos hecho lo que debíamos: protestar por activa y por pasiva, pedir diálogo, solicitar cambios en las actuaciones para que tuvieran sentido, convocar un debate que debió suponer una reflexión al Gobierno Local pero que para ellos sólo fue una pérdida de tiempo, rogar que se abriese la participación para no crear los problemas que ahora tenemos… Se nos ignoró completamente hasta ahora.

Mi mayor preocupación siempre fue que le quitaran ese dinero a Lugo. Jamás he querido dañar a mi ciudad, a la que adoro. Que se lo quiten al Estado no me hace gracia… pero me preocupa bastante menos porque la incidencia presupuestaria es anecdótica para el Gobierno central (unos viajes menos en avión privado y listo). Y, además, alguien tiene que pagar la “desfeita” y los incumplimientos, así que mejor ellos, que tienen el peto más grande y no han hecho su trabajo.

¿Qué consecuencias tiene esto para Lugo? Pues nada que yo considere malo: tendrán que tener mucho más cuidado en cómo usa los fondos asignados, y eso sí me alegra enormemente. Tendrán que ser más rigurosos, más participativos y menos soberbios. Tendrán que cumplir con lo que marcan las directrices y no empedrar a lo loco con suelos que se rompen si pasa un camión de bomberos o uno de mudanzas. Tendrán que hacer las cosas bien, o al menos no tan garrafalmente mal como hasta ahora. Tendrán que dejar de mentir a la gente diciéndoles que si no se arrancan árboles nos pueden quitar la subvención…

Francamente, no ha sido plato de gusto todo lo que ha pasado, pero tal y como les dije en el Parlamento Europeo, no fuimos allí para hablar mal de nuestra ciudad, a la que queremos profundamente, sino de una mala gestión.

A partir de ahora, confío en que se hagan mejor las cosas. Ese era el objetivo.