Maruchi y Luis en un fin de año (Maruchi te he "robado" la foto del Facebook jejeje) |
A todos nos gusta la estabilidad: nos encanta comprar las mismas marcas, ya sean de café, cereales, atún, detergente o champú, somos fieles a las costumbres familiares o sociales tomando las uvas en fin de año o el pulpo en San Froilán… y también recalamos en los bares de siempre a tomar nuestras tapas.
A partir de la semana que viene perderemos (a medias) uno de los de siempre: A Tasca. No es que cierre, que afortunadamente ya hay quien va a seguir con el negocio, pero Luis y Maruchi se jubilan y dejan el testigo a otra gente que lo van a tener muy difícil para mantener el listón a la altura a la que lo han dejado los actuales propietarios. Junto a Manolo, su hermano, Luis lleva en A Tasca medio siglo y Maruchi se unió hace ya cuarenta años a ese trabajo tan duro, tan esclavo, tan desagradecido… y tan bonito.
¿Seguirá disfrazándose el cocinero de cerámica en Arde Lucus, Carnaval y Navidad? ¿Seguirán los pinchos morunos? ¿Seguirán alegrándonos los mandiles de colores en la cocina de A Tasca? Estoy seguro de que sí, de que los nuevos gerentes serán lo bastante espabilados como para mantener lo mejor de este local pero qué quieren que les diga, después de toda la vida de buena vecindad hostelera (ya saben que A Tasca y el Verruga estaban uno frente a otro aunque sólo físicamente porque moralmente estábamos uno junto a otros) no será igual.
Lorena y Patricia, las hijas de Maruchi y Luis han decidido no seguir con el negocio y comprenderán que poca gente les entenderá tanto como yo, que tomé la misma decisión hace ya muchos años. Les pasará como a mí, que les dolerá en el alma ver cómo se cierra la puerta a una vida entera vinculada a la casa, pero también apreciarán más cada minuto libre que de otra forma no tendrían. Es una decisión difícil pero confío en que acertada.
Ahora viene la parte más complicada para nuestros queridos amigos, el adaptarse a la jubilación tras una vida de trabajo intenso y de implicación en todas y cada una de las iniciativas que hubo en la zona. A Tasca no sólo es un local de referencia en hostelería, han sido unos compañeros excepcionales que han sabido impulsar la zona apoyando e impulsando ideas, fiestas, celebraciones, certámenes y cualquier cosa que trajera más movimiento a la Calle de la Cruz y el resto de los vinos.
Estoy seguro de que Maruchi y Luis tienen muchas papeletas para disfrutar ahora de la vida que no pudieron hacer durante décadas y si tienen la fortuna de usar el mismo “sentidiño” que aplicaron mis abuelos primero y mis padres después tendrán una jubilación despreocupada y plena, algo que merecen muchísimo.
El Verruga, el Anda, A Nosa Terra, A Tasca… los locales van cerrando o cambiando de manos, cambiando y adaptándose a los tiempos y eso no es malo, es la vida. Pero quienes vivimos tan intensamente una época que recordamos muy feliz no podemos dejar de echar de menos aquellos días en que por la semana los vinos se tomaban a mediodía y los comedores se llenaban también por las noches. Eran otros tiempos que no volverán, y todo tiene su parte positiva. La mejor de todas, la nueva vida que tendrán nuestros queridos amigos.
¡Feliz jubilación!