lunes, 13 de octubre de 2025

Adiós a otro San Froilán

Desde las alturas todo se ve más bonito

La adoración al sol es una constante en las civilizaciones humanas. El dios Ra de los egipcios probablemente sea el más conocido, pero también griegos, hindúes, aztecas, incas y otras muchas culturas divinizaban a nuestra principal fuente de vida. Los lucenses deberíamos hacerle un templo.

El San Froilán ha sido un éxito gracias a él, a Helios, a Ra o a como le quieran llamar. Sin el buen clima dudo mucho que hubiera la enorme cantidad de gente que estaba por nuestra ciudad, porque por el programa de actos no creo que nadie cogiera el coche para venir desde, ya no digo una ciudad lejana, sino cualquier pueblo de los alrededores.

El pulpo, las barracas, los vinos, el ambiente e, insisto, el buen tiempo, han llenado Lugo hasta la bandera y ayer fue el colofón perfecto al coincidir el día del Pilar con el Domingo das Mozas, que es algo que congrega a muchísima gente y así estábamos, a reventar.

Ha pasado de todo: atropellos de vaca, problemas en Las Palmeras, intoxicaciones, problemas en Las Palmeras, incidencias con las casetas a las que les hicieron quitar las mesas exteriores… y problemas en Las Palmeras, no sé si lo había mencionado. Lamentablemente esto último no es exclusivo de las fiestas, sino que pasa todo el año a pesar de la pasividad de nuestras autoridades, que están esperando a que se acerquen las elecciones para volver a cerrar “definitivamente” el polémico establecimiento, ubicado en un barrio en el que “no pasa nada” según la concejala Ana Abelleira, que dijo tal cosa en un pleno. Sin rubor.

Volviendo a las fiestas, el peluche del año ha sido la capibara. Yo mismo gané una en las carreras de camellos (me resulta imposible no participar todos los años) que sacrificaremos al bueno de Spock, nuestro labrador con cruce de cabra loca, a ver si nos evita así comprarle el desfogador de Kawanda y nos ahorramos los 300 euros (véase “Animal” en Netflix). Todos somos esclavos de las modas en mayor o menor medida.

El regreso de la noria, que había estado ausente de Lugo una década, también fue la novedad del año. Altísima, y con unas vistas mareantes (literalmente para algunos) tampoco nos hemos resistido a subir a una atracción tan tonta como atractiva. Dar vueltas en una rueda gigante es una bobada, pero oigan, a algunos nos gusta, qué le vamos a hacer.

Por supuesto siguieron las falsificaciones de ropa en las tiendas concesión municipal, algo harto curioso y a lo que nuestra administración hace la vista gorda a pesar de ser un delito y estar advertidos sobre el tema, pero ¡alegría! Las normas están para cumplirse cuando les apetece a los señoritos de la casa consistorial, que atizan duramente a los locales por no cerrar sus puertas de noche o sacar vasos a la calle, pero organizan conciertos que empiezan a las doce y media de la noche y dejan la Plaza de la Soledad que parece un estercolero. Y nosotros de gilipollas recogiendo la basura cuando ponemos la pantalla gigante…

En fin, un San Froilán como los demás. Afluencia por el sol, conciertos corrientes (siendo generosos) y tradiciones por todas partes, para bien y para mal.

¿Por qué perseguir las falsificaciones en concesiones municipales cuando puedes pasar de todo?


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