De gracietas políticas estamos todos bastante cansados, y ya se suele decir que más vale caer en gracia que ser gracioso… y si no consigues ni esto último eres, mal vamos.
El señor Pablo Iglesias ha querido hacerse el simpático en su primer encuentro con el Rey y no ha tenido otra ocurrencia que llevarle en DVD la serie “Juego de Tronos”, así, de guay, y le ha salido el tiro por la coleta. ¿La intención? Probablemente descolocar al Rey y conseguir la foto de rigor, que debe tener mono de abrir los telediarios. Consiguió lo segundo pero se quedó muy lejos de lo primero.
La reacción de Felipe VI ha sido la más natural del mundo: mirarlo con la altura que le da su genética (obsérvese el ingenioso juego de palabras), reírse y decirle que muchas gracias, que no la ha visto y que no la tenía. Fue sin duda la mejor forma de desarmar la chorrada ésta en la que el “águila” de Podemos, encima, mostraba un obvio sonrojo, que esa es otra.
Ponerse nervioso es una vulgaridad, como escribió el gran Alfonso Ussía en sus - medio serios medio en coña - tratados de las buenas maneras, que les recomiendo muy vivamente si quieren pasar un buen rato frente a un libro (bueno, tres).
Cuando alguien se pone nervioso al conocer a un famoso demuestra que está pensando que la otra persona es “más” que uno. Dar la mano al Rey no es más que apretarle, moderadamente según mandan los cánones, cinco dedos y una palma a un señor que, por lo que sea, porta la representatividad del Estado, pero que a fin de cuentas trabaja para nosotros. Sonrojarse como una colegiala es muy poco republicano, la verdad.
Otra cosa sería si te presentan a un ídolo al que admiras, o al señor/señora cañón que te pone tontorrón/tontorrona en cuanto aparece en pantalla, por poner un ejemplo. Ahí los nervios ya vienen generados por la expectación, pero entiendo que, siguiendo su discurso, la admiración de Pablo Iglesias por el Rey debiera ser bastante escasa, pero se ve que no tanto. Sus hechos desmienten sus palabras: vamos, que se le nota que le ha hecho “ilu”.
En cualquier caso, como decíamos, la tontada es un intento desesperado por volver a abrir los telediarios, porque si algo altera a Iglesias (más aún que conocer al Rey) es que el partido de moda ya no sea Podemos, que se ha quedado antiguo a la velocidad del rayo, sino Ciudadanos con Albert Rivera al frente, que le está robando "su" protagonismo.
Lo de ayer fue una falta de respeto para quien sea monárquico o quien vea en Felipe VI un rey digno y acertado. Una chorrada de consumo propio para “su” gente (la de Podemos) que por mucho que inflen números no llegan ni de coña para gobernar. Un guiño a la payasada, en el peor sentido del término, y a esos tiempos en que lo rebelde era tirar una tarta a la cara del poderoso, sólo que aquí han faltado nata y huevos para hacer algo así.
Todo esto aleja mucho al señor Iglesias de la imagen de un Presidente de Gobierno, cargo para el que nadie en su sano juicio lo propondría. Incluso sus votante, estoy convencido, ni piensan ni desean que este señor llegue a la Moncloa, más bien les gustaría que fuera el tocapelotas del Congreso, que eso sí se le daría de fábula. Pero nada más. Nadie le confiaría las llaves del reino porque la puede liar parda y lo sabemos todos.
Sus quince minutos de gloria han pasado. Seguirá como un zombi como tantos hay dando su espectáculo, pero ahora ha de dejar el hueco al siguiente, que a lo mejor resulta que lo hace mejor y consigue prorrogar ese tiempo creando una alternativa seria.
Gracias por jugar, y aquí tiene una foto-recuerdo de su "acción de rebeldía".
Por lo menos podía haberle regalado Star Trek, que es más educativo.
Por lo menos podía haberle regalado Star Trek, que es más educativo.
Lo peor no fueron las fomas sino el fondo, porque que en "juego de tronos" se hallen las claves de la crisis económica de España es desalentador, por no decir estúpido. Aunque ojo con los estúpidos, la historia está llena de ellos y para mal. Otros dijeron que las clavesde los problemas económicos de Alemania, en los años 20 y 30, estaban en "los protocolos de los sabios de Sion". Franco hablaba del contubernio judeo masónico que explicaría hasta la pertinaz sequia que nos asola -ahora cambio climático-. Todo con una gran base científica. Si no analizamos la realidad para comprender lo que ocurre caeremos en la frustración o la alienación. En definitiva, una firkkada y perdón por el término.
ResponderEliminarPara teminar les recomiendo la lectura de "Las leyes fundamentales de la estúpidez humana" de Carlo M. Cipolla, muy pocas páginas pero muy divertido einstructivo.
Ah, don Luis, los republicanos respetan a todos sus iguales, incluidos los reyes.
Buenos días:
EliminarNo pretendía insinuar lo contrario, lo que quería decir es que un republicano no tendría por qué ponerse nervioso al saludar al Rey, principalmente porque esos nervios son señal de un reconocimiento que supongo que no tienen que hacer a un monarca.
En cualquier caso, tomo nota de la lectura sugerida.
Un saludo.