viernes, 20 de mayo de 2022

Un cementerio para mascotas en Lugo, una acertada iniciativa


La iniciativa de hacer un cementerio para mascotas en Lugo me parece muy acertada. Se podría pensar, con bastante lógica, que se debe a que tengo perro, pero ya pensaba en lo bueno de esa idea antes de disfrutar de Ducki.

No les discuto que tras la iniciativa hay un cálculo electoral, ya que en Lugo hay más mascotas que niños, pero no creo que eso sea un argumento en contra de la idea, ya que por esa regla de tres todo lo que se hace sería electoralista. Lo que no estoy muy de acuerdo es con algunos razonamientos a favor que he leído sobre el asunto y que creo que lo único que ayudan es a ganar gente contra la idea.

Decir que “los perros también tienen derecho a ser enterrados” es una bobada. Los animales, por definición, no deben tener derechos aunque nuestra legislación, que parece que se redacta en los intermedios del Sálvame, cada día está más por la labor de otorgárselos, lo que es un disparate porque el derecho es una construcción humana. Ni los tienen ni los necesitan, y menos "a enterrarse", un supuesto derecho que la naturaleza les niega.

Sin embargo afirmar que mi perro no tiene derechos no implica que pueda maltratarlo o hacerlo sufrir. Tampoco puedo maltratar a Las Meninas o a la Catedral de Burgos y a nadie se le pasa por la cabeza decir que los cuadros o los edificios tienen derechos.

Enfoquemos el tema bien: quien tiene derecho a enterrar a su mascota es el propietario.

No hace falta ser psicólogo para entender que la pérdida de una mascota con la que has convivido en tu casa durante largo tiempo, a la que has cuidado y a la que quieres porque es uno más en tu casa es un duro golpe que cuesta superar.

A los que les parece una barbaridad querer a tu perro o gato tanto o más que a algunas personas e incluso familiares les diría que yo no siento cariño por quien no conozco así que si a mi mascota sí la quiero, por lógica ya la aprecio más que a la inmensa mayoría de los humanos. Incluso no sé a ustedes, pero a algunos nos ha tocado familia por la que no sentimos nada positivo y sí, yo quiero muchísimo más a mi perro que a algunas personas de mi matojo genealógico. Al menos me concederán que mi perro tiene a su favor que no ha maltratado ni hecho sufrir a gente a la que quiero, y eso ya lo pone por encima de algunas personas, porque esa actitud es bastante más propia de seres humanos sin corazón.

El cariño a las mascotas puede tener que ver con el amor incondicional que un perro siente por sus compañeros de vida, o por esa mirada que ponen que derrite al iceberg más sólido. Pero por lo que sea es indiscutible que su pérdida es un mazazo emocional al que puede ayudar hacer una despedida en condiciones, como cuando fallece cualquier otro ser querido.

No se trata de… ¿elevar? a los animales a la categoría de humanos sino de solidarizarse con el dolor de las personas que los pierden. ¿Acaso creen ustedes que los funerales humanos están pensados para el difunto? Para nada, son un acto de despedida que ayuda a los que quedan aquí a poner un punto y final, un acto de cierre que es el primer paso para superar la pérdida.

En todo caso, no cuesta ningún trabajo tener un poco de empatía con quien siente cariño por su mascota y si les preocupa el gasto público… qué quieren que les diga, es una fracción de lo que se gasta en tonterías o se dilapidó en páginas web que ya no funciona como las que hablábamos ayer. Si ese es el problema se hace un peto común de aportación voluntaria y les garantizo que el dinero aflorará.

Eso sí, lo que me preocupa mucho es que el Ayuntamiento se centre tanto por dónde enterrar a nuestros animales pero pase olímpicamente de solventar de una puñetera vez el gravísimo problema de las instalaciones de la Protectora, que están en situación ilegal desde hace la tira y que tiene allí hacinados y en un estado lamentable a las mascotas que nuestra cruel especie dejó tiradas. Eso sí es para avergonzarse, abandonar a un perro del que te quisiste hacer cargo, no el quererlas.

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