La presentación de los buses "eco" que de tal sólo tienen el nombre |
En enero del año 2020 el Ayuntamiento anunciaba a bombo y platillo, con su fotito de rigor, la incorporación de un autobús híbrido a la red de transporte urbano de la ciudad. Se nos contaba que era una apuesta por la sostenibilidad y esas cosas tan bonitas que se dicen cuando toca presentar este tipo de elementos. Cuatro buses más se unieron a esta flota “ecosostenible” y se volvieron a cantar las alabanzas del sistema.
El problema es que más de dos años y medio después nos enteramos, gracias a la labor del grupo municipal de Ciudadanos, de que jamás han usado otra cosa que no sea gasóil para moverse por la ciudad, con lo que la tan cacareada sensibilidad ecológica se queda, fíjense qué cosas, en pura propaganda. Bueno, se rellenaba el depósito de gas para pasar la ITV, pero nada más.
La prueba más palpable de que esto es así es que las instalaciones donde los buses repostan no tienen surtidores del GLP que usan esos vehículos para ser “ecológicos”. Dice la compañía que está en proceso de instalación, pero oigan, dos años y medio parece un plazo razonable para ponerlos a funcionar y, siguiendo la tradición lucense, “estamos en ello”. Un año de estos...
Los autobuses híbridos llevan un depósito de 15 litros de gas licuado del petróleo, que tampoco es que sea la panacea porque les da una autonomía bastante discreta, de menos de una hora de funcionamiento en vehículos que están todo el día circulando por la ciudad. Es un combustible que tiene sus ventajas (contamina menos y es más barato) y desventajas (tiene mucha menos potencia y requiere mayor consumo) y que se lleva usando desde principios del siglo XX. En todo caso, si como denuncian desde Ciudadanos ese combusitible no se usa, malamente va a colaborar en la reducción de la contaminación.
Es el pan nuestro de cada día. Lo importante no es contaminar menos, es decir que se contamina menos. Lo importante no es usar autobuses “ecológicos”, es presentarlos y decirle a la gente que los tenemos, aunque sigan funcionando con el gasóil de toda la vida y contaminando igual que los otros, sólo que por más dinero. Lo importante es la foto, siempre la foto.
Los mantras del mundo moderno son dogmas de fe que se parecen mucho a los de la vieja religión: se exponen públicamente pero no necesariamente se cumplen de puertas adentro. Los “sepulcros blanqueados” de los que habla la Biblia son ahora “sepulcros ecofriendly”, siguiendo esas nuevas motivaciones que son la versión 2.0 de los diez mandamientos.
Sigue habiendo fariseismo y personas que presumen de una cosa y hacen justamente lo contrario. Posiblemente siempre las habrá, pero ahora se ve que es más fácil pillarlos así que cuando se suban a un autobús con la pegatina de “eco” recuerden que les están tomando el pelo. Y de qué manera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Derecho a réplica:
Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.