Más de cien años después de que el 1 de diciembre de 1894 la electricidad llegase a la ciudad de Lugo, generada en la vieja Fábrica de la Luz situada a las orillas del río Miño, el Alcalde de la ciudad, Joaquín García Díez, logró en 1998 una escuela taller financiada por la Xunta en la que se rehabilitó el edificio entero y una de las dos turbinas de principios del siglo XX. La intención del exalcalde era producir energía y, además, crear un centro de interpretación del Río Miño en una reforma que fue respetuosa con un magnífico edificio obra del gran Eloy Maquieira.
En 1999, tras no presentarse Joaquín a la reelección, se produce un cambio de gobierno y el PSOE del Alcalde Orozco mete el proyecto en un cajón, como tantos otros entre los que destaca la construcción de un auditorio en San Fernando. Casi 25 años después seguimos esperando por un futuro para ambos edificios.
Casi una década después de dejar el edificio abandonado se acordaron de él y acometieron obras de mejora a cargo de las arcas municipales (millón y pico de euros si mal no recuerdo), para volver a restaurar un inmueble que la desidia dejó pudrirse nuevamente. Nueve años cerrado son muchos años.
En 2008 el Gobierno de López Orozco, y tras esas obras de mejora, adjudica el edificio a la empresa INCA por una renta de 445 euros mensuales, para un edificio de 1.264 metros cuadrados según el Catastro… a 35 céntimos el metro. No está mal.
Mientras se limpiaba el canal de agua una serie de activistas medioambientales de organizaciones vinculadas al BNG pararon las obras con una pancarta y denunciaron su ilegalidad.
En 2016 el juzgado paraliza las obras de reforma, lo que en la práctica supuso el abandono del edificio hasta el día de hoy.
En febrero de 2021 el TSXG publicó la sentencia que condenaba al Ayuntamiento a pagar 2,4 millones de euros a la empresa INCA, a la que había adjudicado el edificio en 2008. Daniel Piñeiro, concejal de Medio Ambiente, fue señalado por el juzgado como responsable por haber dejado pasar, de forma deliberada, el plazo de renovación de la concesión de la Confederación, a pesar de ser reiteradamente advertido por la empresa adjudicataria.
En octubre de 2021 fue sobreseída la causa por presunta corrupción en la adjudicación de la Fábrica de la Luz. Sin embargo el futuro del edificio sigue sin aclararse.
En 2022 el Ayuntamiento presenta el enésimo proyecto para ese inmueble, un centro de “enogastronomía” para que los visitantes de la ciudad valoren el buen comer lucense, si bien tendrán que desplazarse a las afueras de la ciudad para comprobarlo ya que el edificio céntrico, lo que se dice céntrico, no viene estando. El Gobierno anunció que activaría un proceso de participación ciudadana para recoger sugerencias, mediante un cuestionario en su web.
Es decir, que en estos 25 años ha habido al menos dos reformas “y media” del edificio y ahora se acomete otra más, con un coste de otros dos millones de euros. Con lo que se llevan gastado en ese edificio podrían tener las paredes laminadas en oro (del barato, pero oro) y todo para acabar con un centro de dudosa utilidad en lugar de darle a la zona el uso lógico y razonable que debería tener: albergar la playa fluvial pública de la ciudad.
Si se dejarán de tonterías y utilizasen las turbinas el edificio estaría a buen recaudo y se podría iluminar la mitad de Lugo gratis que agua haber haila lo que pasa es que los inteligentes de los ingenieros hicieron tal brutalidad de turbinas que parece que se necesita una grúa para ponerlas a andar (listillos que hay por el mundo pero los contribuyentes seguimos palmando y el resto a vivir
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