miércoles, 8 de junio de 2005

El programa oculto

Unas elecciones, al menos en las democracias occidentales, son una especie de contrato en que los partidos políticos nos presentan un programa político que desarrollarán durante los siguientes cuatro años.

En Galicia, en este momento, hay tres opciones políticas mayoritarias: PP, PSOE y BNG. El programa del PP está claro y es accesible a quienes quieran leerlo, pero en cambio PSOE y BNG nos están engañando indudablemente, ya que el programa que nos dejan leer no es el que seguirían de ganar.

Es evidente que si Fraga pierde la mayoría absoluta PSOE y BNG pactarán, y son las condiciones de ese pacto lo que nos tendrían que explicar ahora para poder votar con la información necesaria. ¿Qué áreas va a gobernar el PSOE y cuáles el BNG? ¿Tendremos una educación exclusivamente en gallego? ¿Cambiarán el nombre de la Comunidad Autónoma a “Galiza”? ¿Tendrán los intelectuales gallegos no nacionalistas que publicar manifiestos como está ocurriendo en Cataluña? ¿Intentarán seguir una vía separatista o marcadamente nacionalista?... en una palabra, ¿qué está dispuesto a sacrificar Touriño con tal de sentarse en la silla presidencial y por qué no se lo dice a sus votantes?. La Democracia sólo funciona si el ciudadano tiene información suficiente, y en este momento no la tenemos. Hay un programa oculto en el PSOE y en el BNG, y como ciudadano creo que debemos exigir que nos expliquen los términos de ese acuerdo

No estoy diciendo que las coaliciones sean necesariamente malas, sólo que no creo que PSOE y BNG estén haciendo una campaña sincera, aunque en definitiva el programa real de esos dos partidos es el mismo: ser Presidente en lugar del Presidente y después ya veremos cómo nos apañamos.

Las cosas serían diferentes si el PSOE pudiera gobernar en solitario, pero hasta ellos reconocen que sólo Fraga tiene opción a una cosa semejante. Supongo que para muchos será difícil de admitir, pero no creo que sea discutible que sólo con el Fraga sabremos a qué atenernos.

Artículo del 8 de junio de 2005 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso

lunes, 9 de mayo de 2005

Promesas

Hace ya dos años que el Alcalde de Lugo presidió, en solemne ceremonia, el inicio de los trabajos de demolición de la antigua Frigsa. En aquel momento prometió grandes dotaciones para esa zona. Por supuesto, el hecho de que ese mismo domingo fueran las elecciones municipales no ha de hacer que interpretemos aquel acto como una sucia maniobra electoral, sino como una mera coincidencia de calendarios.

También tenemos que pensar en coincidencia de calendarios con los múltiples anuncios que el Gobierno de Zapatero está empezando a lanzar a Galicia. Por supuesto, nada que ver con las elecciones autonómicas de Junio. Es, simplemente, que tienen el don de la oportunidad. En estas semanas veremos cómo se anuncian inversiones y se intentan tapar las paralizaciones de las obras que habían prometido y garantizado hace unos meses.

El problema surge cuando llevamos más allá este paralelismo. ¿Le ocurrirán a las obras que nos garanticen en este período electoral lo mismo que a las prometidas instalaciones de Frigsa? o que al desalojo del cuartel para el nuevo auditorio, el parque de los Paxariños, el centro de la romanización... ¿sigo?

Artículo del 9 de mayo de 2005 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso

jueves, 5 de mayo de 2005

Diálogo

¿Es el diálogo síntoma de debilidad? La respuesta evidente es que no. El diálogo es, simplemente, la capacidad de dos interlocutores de expresar sus opiniones, ideas y proyectos sin recurrir más que a la fuerza de la palabra.

Sin embargo, las cosas a veces no son tan simples. Cuando ese diálogo se establece con un grupo armado que ha asesinado a más de quinientas personas, cuando el Gobierno de España le otorga el rango de interlocutor válido a esos matones, cuando se cede a las amenazas en lugar de continuar con una línea policial legal y que estaba dando magníficos resultados... entonces no hablamos de diálogo, sino de chantaje. Zapatero está obsesionado con llevar su visión iluminada del mundo a todos los rincones. Está totalmente cegado por la idea de ser el Presidente que acabó con ETA cueste lo que nos cueste a los españoles. Le deseo éxito, sinceramente, porque todos nos jugamos mucho aquí, pero dudo mucho que lo consiga.

Es curiosa la selección de interlocutores que hace el Gobierno. Dialoga con asesinos, pacta con partidos literalmente separatistas y anti-Estado, se alía con Francia y Alemania, que luego votan en contra de los intereses de España... Sin embargo insulta a los Estados Unidos - aunque ahora sólo falta que les limpien las botas para que les saluden en los foros internacionales -, a las víctimas del terrorismo, al PP en general y a María San Gil en el País Vasco en particular, amenaza con expulsar del PSOE a los que no piensan como la línea “oficial”...

En los años 30 Arthur Neville Chamberlain, primer ministro británico, también estaba a favor de un diálogo con Hitler. Su inocencia le llevó a subestimar a su rival y sus intenciones, con lo cual se logró el resultado que todos recordamos: la II Guerra Mundial. Un Presidente del Gobierno no puede ser iluso, no tiene derecho. Se supone que ha de evaluar las situaciones y tomar las decisiones basadas en hechos reales, no en lo que él cree que es más rentable políticamente, porque las consecuencias no las va a pagar él, sino todos.

Cuidadito con el diálogo a cualquier precio: no hace mucho ETA ofreció una tregua, que resultó ser una trampa para poder rearmarse... ¿podemos confiar en que ahora que está acorralada no nos salga con una jugada similar?. Su símbolo es una serpiente, esperemos que el nuestro no sea un ratón.

El diálogo no es un signo de debilidad, pero sí que hay que tener un poco de cuidado de a quién invitamos a nuestra mesa, no vaya a ser que cuando nos levantemos nos peguen un tiro por la espalda, como a tantos populares y socialistas del País Vasco.

Artículo del 5 de mayo de 2005 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso

miércoles, 13 de abril de 2005

La Inmobiliaria del Estado

Cada vez se hace más evidente que el gobierno de Zapatero se configuró más pensando en las encuestas que en la práctica real del día a día. Tenemos un claro ejemplo en el Ministerio de Vivienda, con unas competencias más que discutibles - recordemos que este tema está descentralizado en favor de comunidades autónomas y municipios - que lo único que hace es anuncios que luego ha de rectificar o, directamente, contradecir.

Los dos últimos anuncios fueron el de las viviendas de protección oficial de 30 metros cuadrados, muy dignos, pero 30, y el de la Sociedad Pública de Alquiler. El primer tema me parece tan absurdo que no merece mayor comentario, así que vamos a hablar de la SPA, la inmobiliaria del Estado. He dicho bien, inmobiliaria, porque lo llamen como lo llamen es lo que han creado.

Sería bueno que este gobierno, supuestamente de izquierdas, viese lo que la Xunta de Galicia lleva haciendo más de un año, porque las diferencias entre un proyecto y otro son abismales.

En el proyecto del Gobierno central, el inquilino tiene que pagar, además de la habitual fianza recuperable equivalente a un mes de alquiler, otra no tan habitual mensualidad extra, que se queda la SPA, en concepto de gestiones administrativas. Es decir, que va a pagar a la Administración por hacer su trabajo, o lo que es peor, el de las inmobiliarias. Por si esto fuera poco, el propietario también pierde todos los meses un 20% de la renta, que también ingresa esta Sociedad.

Por su parte, la Xunta de Galicia no cobra nada, ni al inquilino ni al propietario, y dirige sus esfuerzos a facilitar el acceso de la gente con menos recursos a la vivienda, ya que les subvencionan un porcentaje, que puede rondar el 40%, del alquiler.

Creo que estas pinceladas dan una idea de las diferencias entre un sistema y otro, y hacen patente que el anuncio del Ministerio de Vivienda en lugar de suponer un avance supone un claro retroceso, además de un evidente intrusismo en el campo de las agencias inmobiliarias.

Tal vez les escueza tener que venir a Galicia a ver cómo se hacen las cosas, y más tan cerca de las elecciones autonómicas.”

Artículo del 13 de abril de 2005 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso

martes, 22 de marzo de 2005

Alianza de civilizaciones

El 15 de septiembre se cumplen 70 años desde la proclamación de las Leyes de Nuremberg. Estas leyes fueron proclamadas por el estado Nazi, con el apoyo de gran parte del pueblo alemán, para privar de derechos al pueblo judío en Alemania, negándoles la nacionalidad e incluso prohibiéndoles mantener relaciones sexuales con el resto de los habitantes de ese país.

Mientras tanto, el que sería nombrado primer ministro británico, Arthur Neville Chamberlain, defendía a ultranza a “los amigos nazis” y buscaba el mantenimiento de la paz a cualquier precio, ignorando las atrocidades que el régimen de Hitler cometía contra judíos, homosexuales, discapacitados... Fue Winston Churchill quien levantó su voz anunciando lo que más tarde se convertiría en una triste y dura realidad, la expansión del imperio Nazi y la entrada de casi todo occidente en la II Guerra Mundial, que se ganó por los pelos a costa de “sangre, sudor y lágrimas”, como profetizó el político británico.

Setenta años más tarde nos encontramos con el discurso de la “alianza de civilizaciones” de Zapatero, una difusa idea cuya mejor virtud es no decir nada.

Las grandes palabras se quedan en nada si no van acompañadas de un significado real. Es muy fácil hablar de “hermanamiento”, “paz”, “comunicación entre los pueblos” e “intercambio cultural”, pero me gustaría saber en qué se concreta exactamente eso. ¿Vamos a permanecer impasibles y a conversar amablemente con pueblos que exterminan a colectivos enteros como sucedió con los Kurdos?. ¿Se puede dialogar con regímenes dictatoriales - de todos los colores - que mantienen presos a ciudadanos por el simple hecho de decir su opinión?. ¿Hemos de aceptar las ablaciones, el chador, y la amputación de la mano de los ladrones como “señas de identidad” de pueblos con culturas diferentes?.

No creo en la política de intervención, ya que opino que cada país ha de solucionar sus propios problemas internos salvo excepciones muy contadas y, por supuesto, agresiones a otros Estados, pero tampoco puedo ver con desapasionamiento que se tiendan puentes de diálogo con quienes utilizan métodos ya recogidos por los fascismos europeos hace siete décadas.

Hay muchísima diferencia entre la buena voluntad y la peligrosa ingenuidad. No creo que nadie piense que Fidel Castro o los regímenes totalitarios islámicos vayan a convertirse en demócratas por arte de magia. No es cuestión de andar invadiendo países porque no estemos de acuerdo con sus principios, pero tampoco se puede facilitar la supervivencia de sus gobiernos dictatoriales.

Si alguien hubiera frenado a Hitler, la II Guerra Mundial no tendría por qué haber ocurrido, pero Europa, y más concretamente Gran Bretaña y Francia, optaron por mirar hacia otro lado y dialogar con ese monstruo. Se dice en ocasiones que la historia es cíclica, pero no deberíamos permitir que ciertas cosas vuelvan a suceder, así que cuidado con las grandes palabras, no vayan a ser balones de oxígeno para regímenes anacrónicos.

Artículo del 22 de marzo de 2005 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso

jueves, 17 de febrero de 2005

Referéndum

Faltan unos diez días para el referéndum sobre la Constitución Europea. Salvo la chorrada de la bebida esa de “referéndum plus” y unos cuantos anuncios en que nos dan una información totalmente irrelevante, no se ha realizado una campaña seria para informar al pueblo español de qué demonios estamos votando.

Es curioso que el Gobierno, como se ve venir una abstención escandalosa y se está jugando quedar a la altura del betún una vez más, está iniciando una campaña en la que intenta relacionar -Borrell dixit - la postura contra la guerra de Irak y el sí a la constitución europea.

Nos hablan de generalidades, de que hay que votar que sí a todo, pero sin decirnos qué es exactamente lo que se nos pregunta. Hay que ser modernos, somos muy europeos y que, encima, vamos de primeros de la clase, pero no nos explican qué diferencia va a haber entre aprobar y no aprobar ese tocho de papel.

Lo que algunos ciudadanos de a pie nos preguntamos es: además de un tratado internacional que habla más de mercancías y de economía que de derechos y de la creación de un auténtico Estado Europeo, ¿qué dice la Constitución Europea?. Solamente 61 de sus 448 artículos nos hablan, muy por encima, de derechos de los ciudadanos europeos que ya están reconocidos en las Constituciones de cada país, y el resto se dedica a hablarnos de política monetaria y mercaderías.

El problema más grave de la Constitución Europea es su grave carencia de democracia, aunque en este momento sea políticamente incorrecto decirlo. Nos piden que votemos a nuestros flamantes eurodiputados, y nos dicen que serán nuestros representantes en el mayor Parlamento del mundo. Pero hete aquí que se les olvida mencionar que esos diputados no pueden redactar leyes, sólo pueden votarlas, pero que quien tiene la iniciativa legislativa es la Comisión, formada por unos señores que han puesto ahí los gobiernos de los Estados.

A la larga la Constitución Europea no va a cambiar nada, ni nos va a dar la soberanía del voto a los ciudadanos de Europa. Somos lo bastante maduros para votar ese texto, según ellos, pero no lo bastante sabios como pare elegir a quienes han de redactar las que serán el 60% de las leyes que regirán nuestras vidas.

¿Es todo esto lo que quieren ocultar con esta increíble y escandalosa falta de información? ¿Qué lógica tiene ser los primeros en votar la Constitución Europea si vamos a ser los últimos en enterarnos de qué va? ¿Cuándo vamos a ver en televisión un debate serio y asequible entre el si y el no?


Artículo del 17 de febrero de 2005 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso

jueves, 16 de diciembre de 2004

La madre de Daniel

Personalmente, nunca me había sentido tan cerca de una persona que salía en televisión como con Doña Pilar Manjón, en su comparecencia ante la Comisión de Investigación de los atentados del 11 de marzo. Fue un discurso directo al corazón, pero también fue la defensa del sentido común. Un razonamiento realizado desde el más profundo sentimiento, que no sentimentalismo, en que se pusieron los puntos sobre las íes, y se sacaron los colores a los políticos de todos los grupos, a la justicia y los medios de comunicación.

Curioso es ver la reacción de los aludidos. Algunos de los portavoces de los grupos que allí estaban reaccionaron pidiendo de forma inmediata mil disculpas, y por su tono y su contenido sonaron sinceros. No intentaron repetir el “los hay peores”, sino que asumieron directamente lo que les estaban diciendo. Particularmente cabe destacar la alocución, quién lo iba a decir, del representante del PNV, que pidió permiso a la señora Manjón para hacer suyo, de su grupo y, hasta donde le fuera posible, de todo el Congreso el discurso de la representante de las víctimas de los atentados del 11 de marzo. También muchos medios de comunicación han pedido hoy, en sus editoriales, disculpas claras y directas al sentirse aludidos por las acusaciones de la señora Manjón, que asumen como ciertas y palpables. No pareció que esos grupos y medios diesen imagen de asumir lo que se decía, sino que parecieron asumirlo realmente, que no es lo mismo.

Sorprendente fue ver la reacción de otros grupos y otros medios. Siguiendo al pie de la letra las indicaciones de la madre de Daniel Paz Manjón, asesinado en los atentados de Madrid, me niego a hacer un alegato político sobre las reacciones, pero sí que me gustaría intentar, desde la tribuna que este periódico ofrece a sus lectores, hacer reflexionar a algunas personas sobre sus frías reacciones o su falta de interiorización de lo que les estaban diciendo. Hubo portavoces y medios que intentaron convertir el discurso en un ataque frontal contra un partido concreto u otro, y estas personas fueron en contra de lo que esta mujer pidió en nombre de quienes más directamente fueron afectados por los atentados: sus víctimas.

La señora Manjón, que es precisamente eso, toda una señora, ha dado una lección de política a los políticos: ella fue a votar el día 14, cuando aún no le habían entregado el cadáver de su hijo. Eso le da todos los derechos a estar allí y reclamar a sus representantes que ejerzan su función y, aunque sea por una vez, se dejen de jugar al ajedrez partidista y se dediquen a trabajar en lo que es el objeto de la comisión: buscar qué falló y solucionarlo.

Éste es el momento del sentido común, el momento de la unión y de percatarse de que las estrategias políticas están de más aquí. Por favor, no politicen el discurso de la señora Manjón, porque precisamente eso es lo que les estaba pidiendo que no hicieran. Únanse, como les llevan reclamando desde todos los foros, y aclaren lo que haya que aclarar, pero no utilicen los atentados como argumento sensacionalista para destrozarse unos a otros y dejen a los muertos descansar en paz. No creo que sea mucho pedir.

Artículo del 16 de diciembre de 2004 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso