martes, 6 de noviembre de 2012

Anillos de oro

No les voy a hablar de la serie que protagonizó Ana Diosdado con el hoy Antonio Alcántara (espero que alguien más que yo se acuerde de la cosa aquella... ¡si hasta recuerdo la música!), sino de que durante esta jornada, como en la Alquimia pero al revés, muchas alianzas de oro se pueden convertir en plomo.

Parece ser que, por fin, el Tribunal Constitucional dictará sentencia sobre el recurso que el PP interpuso contra la legalización del matrimonio homosexual en España. Se supone que hoy dirán únicamente el fallo, el sí o el no, sin entrar a dar toda la explicación completa (lo que viene llamándose sentencia cuando hablamos de togados), pero ya saben que en ésta nuestra España lo único que importa es el titular, no el fondo del asunto ni el contenido o el razonamiento que les hace llegar a una u otra decisión. 

Los jueces en general (ya saben que las generalizaciones son lo que son, pero nos entendemos) no suelen ser precisamente un colectivo muy dado a la modernidad. Hay sobrados ejemplos de lo contrario, pero como grupo suelen tirar bastante a la caspa, y más cuanto más alto se sube en el escalafón judicial (espero que esto no sea un delito de desacato o algo por el estilo, que uno ya mira hacia atrás cuando cruza con el semáforo en rojo, recuerden que estoy en Lugo), y a pesar de que es un tema que no afecta más que a los directamente interesados no se puede uno fiar y vayan ustedes a saber de qué lado se decantan. Puede haber sorpresas. 

¿Qué pasaría si declarasen inconstitucional el matrimonio gay? Pues francamente, que se puede liar parda. Verán, si encontrasen que la ley es contraria a nuestra norma fundamental teóricamente tendría efectos retroactivos, es decir, que las 30.000 parejas que se han casado desde el 2005 al amparo de esto quedarían en una especie de limbo legal, ya que nunca ha pasado nada así en España y probablemente sus matrimonios serían nulos de pleno derecho. Lo que se viene a llamar una putada. 

Entrando un poco en el tema legal, y antes de que los jueces levanten el velo del misterio, les daré mi opinión. El matrimonio gay no está contemplado por la Constitución, pero tampoco está prohibido. Es aconstitucional, pero no inconstitucional, un matiz muy importante. Les pongo un ejemplo: la Constitución no permite en ninguno de sus artículos plantar patatas, pero tampoco lo impide, con lo que es una memez decir que plantar patatas es inconstitucional. 

La única mención que hace la Constitución al matrimonio es un artículo, el 32, en el que nos dice, literalmente, que “el hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica”. La "plena igualdad" se refiere a que se acabó aquello de que en el matrimonio manda el hombre, ya que hasta hace no mucho había un total y absoluto sometimiento de la mujer a su marido no sólo no perseguido por las leyes, sino avalado por las mismas para vergüenza de este país. Aunque los pro-matrimonio gay se han fijado en que en este artículo pone “el hombre y la mujer” y no “el hombre con la mujer”, tampoco es cosa de lanzar las campanas al vuelo. Ahí no se apadrina el matrimonio gay por ningún lado. Sin embargo, lo mismo ocurre al revés, el artículo es ambiguo y tampoco lo veta como quieren ver los abanderados de la “tradición”.

El artículo 32.2 amplía el tema y dice que “la ley regulará las formas de matrimonio, la edad y capacidad para contraerlo, los derechos y deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y sus efectos”. Tampoco aclara gran cosa, pero remite a la ley “las formas de matrimonio”, lo que deja abierta la puerta a muchas cosas. 

Creo que el secreto de este tema no está, sin embargo, en el artículo 32, sino en el 14, uno de los más importantes de nuestra Constitución, y que dice “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Obviamente lo de “sexo” se refiere a masculino o femenino, pero el quid de la cuestión está, a mi modo de ver, en “cualquier otra condición o circunstancia personal”. Ahí está la madre del cordero. 

La Constitución remite a la Ley las formas de matrimonio en el artículo 32, y en el artículo 14 habla de que no puede haber discriminación por cualquier circunstancia personal, entre las que, entiendo yo, está la orientación sexual de cada uno. 

Obviamente, como liberal, tengo clarísimo el tema. El matrimonio gay es un derecho, no una obligación. Quienes abanderan que supone el fin de la familia tal y como la conocemos es que viven en una cueva, porque la familia a la que se refieren hace años que no existe fuera de los capítulos de “cuéntame”. Lo que echan de menos no es ese modelo familiar, es una sociedad que hoy no vemos por ningún lado para bien y para mal. 

Esto es como con la ley del divorcio, que quienes más se opusieron fueron quienes luego más la practicaron. Es lo mismo: no es una obligación, a nadie le hacen divorciarse. Es un derecho, y como tal difícilmente atacable. 

Obviamente este tema es político gracias al PP que ha metido la pata hasta límites insospechados con su recurso ante el Constitucional. El razonamiento (bastante cutre) de que así se “asegura su constitucionalidad” en caso de que pierdan el recurso no me vale. Lo que han pedido no es que se “asegure” nada, sino que se derogue, que no es lo mismo. Si el Constitucional falla a favor del matrimonio gay supongo que saldrá alguien del Gobierno (previsiblemente Gallardón, que estaba a favor del tema y que como alcalde casó a parejas gays sin problema alguno) a decir que se alegran de que los derechos de una parte de la ciudadanía estén garantizados, pero oiga, que ustedes han intentado cargarse esos derechos. 

El PP en este tema ha sacado a relucir su vertiente más carca, la reaccionaria, la conservadora, obviando la opinión de la importante base liberal que fundamenta este partido. La propia “exlideresa”, Esperanza Aguirre, se posicionó contra el recurso de inconstitucionalidad (me sigo preguntando por qué a esta señora la tachan de carca cuando no hace más que demostrar lo contrario) abanderando una vez más a los liberales del PP. Luchar por los derechos de una persona no es malo. Intentar quitárselos sí. 

Esperemos que el Constitucional no se deje llevar por los miembros más conservadores y que hoy avale el derecho de muchas personas a vivir como les salga de las narices. La Constitución no lo avala en letra, pero tampoco lo prohíbe, y en mi opinión sí lo respalda en lo que se supone que es el espíritu de una norma que se entiende que está para proteger a los ciudadanos, a todos los ciudadanos.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Cuando la publicidad no caduca

El Parque de Rosalía de Castro es un lugar muy bonito. En otoño más. Mejorará ahora que por fin sacan las casetas del pulpo (que serán cómodas pero estéticas, lo que se dice estéticas, no son). Y cuando se tiren las Torres del Garañón ya ni les cuento. 

Pero hay un elemento en el parque con el que me sorprendo cada vez y que son dos enormes cartelones que están presidiendo el mejor lugar para hacer fotos “con vistas” desde hace tres años por lo menos. Se trata de dos adefesios en que se anuncian, respectivamente, una serie de actuaciones del Plan E y la empresa adjudicataria. Están situados justo junto a la pérgola del parque, en el único punto en que se puede hacer una foto en que no se vean las Torres del Garañón y donde no tapan la vista los árboles. Y encima están al revés, es decir, que están orientados para que se vean desde abajo (¡que se note, Juan, que se note!) como si de una especie de cartel de “Hollywood” cutre se tratara. 

Haciendo un escorzo de difícil ejecución podemos ver desde la parte delantera el contenido de los carteles. En el primero se nos anuncia alegremente la obra de “Recuperación, conservación y restauración de los elementos arquitectónicos primitivos y originales en el parque de Rosalía de Castro”, un título digno de película española de los 90, cuando estiraban los títulos al estilo de “Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto”. El presupuesto de la broma: 613.320,60 € (sí, han leído bien, más de cien millones de pesetas para pintar de azul la pérgola y echar algo de hormigón en las grietas). Su plazo de ejecución, 7 meses. 

El otro cartel se le dedica a la empresa concesionaria, Copcisa S.A. Supongo que como parte del premio de llevarse este jugoso contrato estará el hacerse publicidad en un espacio donde ninguna empresa ha llegado antes. Si cualquier ciudadano intenta poner un post-it en el parque saltarán nuestros defensores de lo verde como hienas a ponerlo verde, pero con estos no, que son de la casa. Un cartelón de tamaño espectacular cuesta un dineral, así que vamos a dejarlo años para poder rentabilizar lo que haya que rentabilizar. 

El padre de la criatura es el Plan E, aquella cosa que se parió en el 2009 y que nos costó a los españoles nada más y nada menos que 50.000 millones de euros, que aún estamos pagando, y que sirvió para hacer piscinas, jardines y cositas varias que hoy crían hierbas (en sitios donde se gastó en chorradas, claro, algún ayuntamiento lo gastó con “sentidiño”). 

La ecuación es sencilla. Si se hizo durante el 2009 y el plazo de ejecución era de 7 meses… ¿qué hace el cartelón aún puesto en el parque? Sencilla respuesta: el Plan E lo aprobó quien lo aprobó y en Lugo gobierna quien gobierna. Si hubieran sido enemigos políticos el cartel se lo habría llevado la primera lluvia de otoño de hace unos años, pero en Lugo los carteles antiguos gustan mucho. Así parece que se hacen muchas cosas e, incluyéndome a mi, somos cuatro o cinco los tocapelotas (perdonen la grosería) que aún miramos las fechas de las cosas. Aún recordamos todos el del “jardín” de la Avenida de la Coruña (ese pequeñito que está a la entrada del Barrio Feijoo) que hablaba de una obra de hace muchísimos más años y que aún no estoy seguro de que lo hayan retirado. Si está allí es porque ya ha pasado a formar parte de la decoración urbana. 

Es bonito sacar pecho cuando se hace algo bien, no lo discuto. Pero hasta el más pavo se tiene que cansar de posar. Estos carteles deberían tener fecha de caducidad, incluso ser biodegradables, porque es un poquito la leche que cosas más importantes duren menos que un cartel de obra. Eso sí, lo hemos pagado a precio de oro, así que tampoco está mal que dure mucho. Probablemente estará ahí, limpio y magnífico, cuando las obras que se hicieron a su amparo estén llenas de pintadas. No pasa nada. Se saca otro contrato y a vivir que son dos días. Será por dinero…

viernes, 2 de noviembre de 2012

El control como espejismo

No soy capaz de entender que, ni siquiera a base de costumbre, los seres humanos no seamos capaces de asumir que las desgracias ocurren, así, sin más. Evidentemente hay casos en que irresponsabilidades varias hacen que lo que podría ser un disgustillo se convierta en una catástrofe, pero en otros no hay forma humana de hacer previsiones sobre lo que el destino nos tiene reservado. 

En otros casos, como lo de la noche de “Halloween” del Madrid Arena, no está muy claro si es una u otra clase de desgracia de la que estamos hablando. Obviamente reunir en una macro sala de fiestas a 9.600 personas entre los que habrá una gran cantidad de borrachos (huy, perdón, “jóvenes disfrutando de su libertad”), si no intoxicados de formas menos legales, es poner muchas papeletas en el bombo de la mala suerte. 

Pero cuidado, tampoco seré yo quien diga que hay que impedir estas fiestas, sino todo lo contrario. Pero hay que asumir que ni la empresa organizadora ni el Ayuntamiento de Madrid parece que puedan hacer nada en un caso como este. Se cumplieron, aparentemente, las normas sobre aforo y las medidas de seguridad, aunque los telediarios están empeñados en intentar encontrar una excusa para poder echar la culpa a alguien de la muerte de las tres chicas (y las que puedan doblar la servilleta en los próximos días). Si no hay incompetencia no hay explicación, y si no hay explicación no hay tranquilidad. 

Esto no es un canto al “sálvese quien pueda”. Las medidas de seguridad claro que están para algo y que hay que cumplirlas, no voy por ahí. Lo que intento decir es que por muchas medidas que haya no siempre se pueden evitar los problemas. El control absoluto es un espejismo.

A los seres humanos nos encanta pensar que todo está controlado, que somos capaces de prever cualquier situación y que si se toman suficientes medidas de seguridad es imposible que pase nada malo. No es así. En un caso como este la marea humana es una masa boba que se asusta con facilidad y que recurre a la estampida y el aplastamiento en cuanto pasa algo fuera de lo corriente. A ver quién para eso. 

Por otra parte, que nos cuenten ¡oh sorpresa!, que entre los 9.600 fiesteros del Arena había una inmensa cantidad de menores de edad nos hace preguntarnos dos cosas. La primera es cómo se puede ser tan idiota como para no pedir el DNI a la entrada de estos chiringuitos como si de cualquier discoteca se tratara. La segunda es qué coño hacían chavales de 16 años a las cuatro y pico de la mañana en ese tumulto mientras sus papás y mamás dormían a pierna suelta con la tranquilidad que da la inconsciencia. 

“Es que todos lo hacen” es una excusa que yo, cuando era del gremio de los jóvenes, también intentaba hacer colar. Aquella respuesta de “¿y si los demás se tiran por un puente, tú también lo haces?” que justificaba el consiguiente “no” parece que está en desuso, así que si los demás tienen un iPhone 5, pues un iPhone 5 para el nene; si los demás se van de “viaje para desestresarse” con 15 años a Mallorca (sin adultos, claro), pues el nene se va a relajar sus neuronas; si los demás se van puestos de coca a una macro fiesta de botellón al parque, pues mi nene que no se sienta desplazado… y luego ya gritaré y protestaré porque “los políticos no hacen nada”. 

Hasta donde yo sé los políticos no son responsables de más hijos que los propios. Eso de que los legítimos padres escurran el bulto para echar la culpa al alcalde de que no hace nada para que no nos pongan el Parque de Rosalía perdido de cristales yo, qué quieren que les diga, no lo acabo de ver claro. 

En fin, que esto no se trata de exculpar a la organización del evento, ni al Ayuntamiento, ni a nadie, sólo es un recordatorio de que en última instancia si un crío está fuera de casa a ciertas horas quizás, sólo quizás, sus papis no deberían alzar demasiado la voz, no sea que alguien les pregunte “¿y a usted no le preocupa dónde está su hijo de 15/16 años a las cuatro de la mañana?”.

La dejación de funciones es propia de la administración pública, pero habrá que empezar a plantearse si no es un error en el que está cayendo, directamente, nuestra Sociedad en su conjunto.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Cuidado con el "me gusta"

No hay nada que me moleste más en política que el triángulo amoroso que el común de los mortales (los mortales españoles, quiero decir) hacen entre derecha-conservadurismo-liberalismo. No hay mejor forma de mostrar una profunda ignorancia sobre el tema, alentada descaradamente por los partidos políticos: unos porque pretenden abarcar un espectro de voto más amplio del que tendrían sin esta barbaridad, y otros, sus competidores, que pretenden abanderar el concepto de libertad individual cuando son contrarios de base al mismo. 

La mejor baza que la izquierda de este país ha conseguido ganarle a la derecha es la de haberle robado el concepto de libertad, que es, como parece obvio por el nombre, propio del liberalismo que el PP, máximo representante de la derecha española, parece rechazar día sí día también a pesar de que la historia de la civilización es la historia de la libertad individual. 

Desde que los seres humanos construían puntiagudas pirámides, templos, palacios, fortificaciones o jardines colgantes por la voluntad razonada o el mero capricho de sus reyes o dioses hechos hombre, nuestra especie ha avanzado por el camino de la razón aunque aún nos falte mucho por andar. Los tiempos del látigo (hablo del occidente civilizado) y del saludo a la esvástica brazo en alto han pasado, aunque hay que estar atentos a las señales de alarma para que no vuelvan. 

¿Exagerado? ¿De veras lo creen? Por poner ejemplos recientes y más o menos cercanos, les diré que la Alemania de los años 30 estaba deprimida económicamente, pero aun así era uno de los países más avanzados de su época. Y llegó Hitler. Estados Unidos estuvo en un tris de sumarse a la moda de los gobiernos fascistas y sólo su absoluta fe en la libertad del individuo y la desconfianza hacia los Estados evitó el ascenso de héroes nacionales como Lindberg que apoyaban abiertamente a Hitler. 


En 1.967 un profesor de Estados Unidos hizo un experimento con sus alumnos al que llamó “La Tercera Ola”, con la intención de demostrar que ninguna sociedad está a salvo de los totalitarismos, y vaya si lo demostró. Convirtió una clase de secundaria americana en un mini-partido nazi, y los alumnos fueron cayendo en un estado de histerismo que incluso superó el ámbito del aula y contagió a medio colegio. La película “La Ola” ambienta esta situación en Alemania (¿por qué será?) pero lo retrata razonablemente bien. 

¿Por qué les hablo hoy de todo esto? Porque estoy preocupado. Veo que, una vez más, este país se polariza en dos lados, y ya no hablo del lado que apoya la estructura que tenemos (no me refiero a un partido gobernante o a otro, sino a la estructura en sí, a la Constitución, a la Democracia…), sino del otro que me preocupa más. 

Me preocupa profundamente que el sector de la población que está cabreado, y que cada vez son más personas, se deje guiar por bulos, exageraciones, mentiras o consignas facilonas. Me parece digno de mención que iniciativas como “escaños en blanco” vayan ganando apoyos, cuando su ideología es no tener ideología y su único punto del programa “echar un político a la calle”. No veo razonable que este país se dedique a desacreditar a “los políticos” cuando no existe otra estructura posible que la de un Gobierno, y si estoy equivocado plantéenme otra forma de organizar la Sociedad.

El problema es que el debate se ha trasladado entre buscar gente honrada y capaz para dirigir nuestras instituciones, que es lo lógico, a una especie de revolución de guillotina y garrote vil que crucifica a "los políticos" así, en general, pero que tampoco tiene muy clara la alternativa, lo que es tierra fértil para plantar la semilla del fascismo.

Los correos electrónicos llenos de bulos pasan de mano en mano sin detenimiento ni criterio alguno. Primero fue aquella barbaridad sobre que Islandia estaba sin gobierno desde hacía año y medio y esas cosas. Ahora toca el turno a los “56 días de Hollande” y la sarta de tonterías que se dicen ahí, pero que nadie se molesta en leer y razonar, sino que se jalean y se le da a “renviar” con una inconsciencia asombrosa. 

Les pongo un párrafo para que vean tamaña bobada. Una de las supuestas medidas es que “ha privado a la Iglesia de subsidios estatales por valor de 2,3 millones de euros que financiaban exclusivos colegios privados, y ha puesto en marcha (con ese dinero) un plan para la construcción de 4.500 jardines de infancia y 3.700 escuelas primarias, iniciando un plan de recuperación la inversión en la infraestructura nacional”. Es decir, que haciendo la media (igualando en precio jardines y escuelas, que me da igual) nos sale que con 2,3 millones de euros el tío es capaz de hacer 8.200 estructuras públicas, a 280 euros cada una más o menos. O muy barata está la mano de obra en Francia (y los materiales, los terrenos…) o aquí las cosas no encajan. 

Pero da igual, ¿quién lee? ¿Para qué molestarse en analizar críticamente cada párrafo si el espíritu del escrito va por donde queremos? ¿Quién va a ser la mosca cojonera que se preocupe de si esto tiene la más mínima base o es una sandez detrás de la otra? 

No ayuda ver que telediarios de cadenas presuntamente serias sueltan una barbaridad detrás de la otra, exagerando, incluso “adaptando la realidad” a su línea editorial para que parezca que Rajoy es un santo o la reencarnación de Satanás. O Rubalcaba, o quien sea, me da igual. 

Estamos en un momento de histeria colectiva, y lo malo de estos momentos es que son el caldo de cultivo de los “salvapatrias”, los “iluminados”, los “elegidos” que con un mensaje facilón, generalista y demagógico se hacen con el poder e instauran la dictadura-tipo, la de toda la vida. 

No les digo que apoyen al Gobierno, eso cada cual con sus ideas. Sólo les pido que sean críticos, pero con todo, que lean las cosas con cuidado, que intenten comprobarlas de fuentes razonablemente fiables antes de darle a “reenviar” o a “me gusta”. Da un poco más de trabajo, pero ¿quién dijo que ser ciudadano sea fácil? La otra opción es ser vasallo, del poder o del contra-poder, que no deja de ser el candidato a suceder al que manda. Nos podrán engañar, pero al menos no deberíamos ponérselo tan fácil.

martes, 30 de octubre de 2012

Proporcionalidad

Hablábamos ayer de Amancio Ortega y su donación de 20 millones de euros a Cáritas. Por la tarde se me ocurrió hacer un experimento contable y me puse a calcular cuánto supondría eso para su economía en comparación con una “normal”.

Vamos a suponer que una persona que tiene vivienda propia y esas cosas tiene un patrimonio de unos 150.000 euros en total (es un suponer). Alguien que ya esté con el riñón más cubierto y que tenga algún pisito (el típico heredado el que tenga la suerte de tenerlo, el apartamento en la playa...) podríamos suponer que tiene un patrimonio de unos 250.000 euros aproximadamente. Insisto, es un decir, porque yo no llego a eso ni de coña, pero es una forma de establecer un inicio.

El señor Amancio Ortega tiene una fortuna de unos 38.000 millones de euros, que no está mal. Ha dado a Cáritas 20 millones a gastar entre lo que queda de 2012 y el 2013. Una simple regla de tres nos permite concluir que para el supuesto de la persona “normal” esto equivale a 79 euros más o menos y para el otro, el de la multipropiedad, unos 131 euros. ¿Ha dado usted a la caridad sus 80 euros, hermano? Y si el Premio Planeta supone una dotación de 600.000 euros, ¿Lucía Etxevarría ha dado sus 315 a la caridad para poder abrir la boca sobre el señor Ortega?

La proporcionalidad es una gran cosa, porque pone muchas veces las cosas en su sitio. Evidentemente para Amancio Ortega 20 millones son millones como para cualquiera, probablemente sea un esfuerzo incluso menor que los 80 euros para una persona “normal”, pero oiga, que son 20 millones (me repito, pero es que es pasta). Podría haberse comprado un yate o una mansión en la costra brava y lo ha regalado.

Pero no quiero seguir dando la matraca con Ortega. Les voy a poner más ejemplos de las virtudes de la proporcionalidad y su aplicación práctica en nuestro Lugo del alma.

La Muralla sucia
Hace unos meses la Xunta de Galicia hizo la tradicional limpieza de hierbajos de la Muralla de Lugo. Se hace cada x años y siempre que empieza a haber verde en nuestro principal monumento la oposición de turno (el PP en el bipartito y el bipartito en el PP) se ponen como hienas para reclamar “una solución” a este problema, que ninguno soluciona cuando le toca, probablemente porque los dos saben que no se puede solucionar fácilmente.

La Muralla limpia
Aquí se junta el hambre con las ganas de comer, porque, insisto, no es fácil arreglar ese tema salvo barnizando la propia Muralla (no se tiren de los pelos, hay barnices que en las casas de piedra llevan usándose décadas y van de fábula) pero al mismo tiempo es una foto muy jugosa para el aspirante a sustituir al que le toque tirar de las hierbas.

El Ayuntamiento de Lugo, por supuesto, se unió al coro de voces que ponían verde a Feijóo por no tener la Muralla en perfecto estado de revista, olvidando convenientemente su defensa de idéntica situación cuando Touriño era el titular del chiringuito autonómico. Cosas de la política.

¿Y qué tiene esto que ver con Amancio Ortega y sus millones? Mucho. Ahora les desvelo la oculta y reveladora comparación, sólo reservada a iniciados. El Ayuntamiento de Lugo abrió hace años una “ventana arqueológica” en la ruanova a través de la que se ven unas piedras que por lo visto son importantísimas (vamos a fiarnos). La ventana de marras tiene la característica de estar en un plano directamente inferior al adarve de la Muralla, que está hecha de piedras, y no faltó un gracioso que tirase un trozo de historia para cargarse el cristal blindado del “centro turístico”.

La ventana arqueológica en Agosto 2012
Tras muchos años de tener cerrado este fundamental punto de concentración de turistas, privándonos de las excursiones que venían a Lugo a ver las piedras bajo el cristal, por fin se reabrió el vidrio y se puede contemplar nuevamente la supuesta maravilla.

Pero hete aquí que, curiosidades de la naturaleza, en dos meses desde que se abrió el tema la vida se ha abierto paso y ha cuajado de hierbajos la ventana arqueológica, con lo que ahora más que un pedrolo histórico parece el jardín botánico de Pin y Pon (ya saben, “Pin y Pon, Pin y Pon, pequeñitos...”).

La ventana arqueológica en Octubre 2012
¿Es comparable la obligación de mantener limpia una Muralla de más de dos kilómetros y medio con una ventana de un metro cuadrado? En mi opinión sí. La lógica es la misma: o estamos a mantener presentables las cosas o no estamos. Obviamente la importancia de una cosa no es igual a la de la otra, pero tampoco el esfuerzo necesario. No me comparen el presupuesto de quitar las toneladas de hierbas de la Muralla con ir diez minutos con una rasqueta y algo de sentido común a limpiar cuatro piedras.

Lucía Etxevarría debería dar 315 euros a una entidad benéfica para poder hablar mal de Amancio Ortega. Cuidado, tampoco tendría razón aunque los diera, pero al menos no sería incoherente. Aquí lo mismo, cuando el Ayuntamiento limpie su metro cuadrado podrá hablar mal de los demás. Mientras tanto... calladitos están tan guapos...

lunes, 29 de octubre de 2012

La caridad como delito

Mencionar a Amancio Ortega en Galicia es hablar del Rey Midas. Bueno y fuera de Galicia también porque el señor otra cosa no, pero oro tiene para dar y tomar. Y lo da, que es lo bueno. Supongo que se habrán enterado, y si no se lo cuento yo. La fundación de Amancio Ortega acaba de darle 20 millones de euros (más de 3.300 millones de pesetas, que suena a más pasta aún) a Cáritas. 

¿Quién puede criticar un gesto tan noble y desinteresado? ¿Nadie? ¡Qué equivocados están ustedes!, que no se enteran, ¡que esto es España!, donde ninguna acción queda sin su merecido castigo. Resulta que un importante sector de este país, encabezado por la izquierda y personalizado en gente de cierta relevancia como Lucía Etxebarría y un montón de “diarios digitales” y “confidenciales” varios, están poniendo verde al señor Ortega. Lo que leen. 

¿De qué se le acusa? Pues de varias cosas: la primera es poner en duda su “generosidad” ya que nos cuentan que ese dinero desgrava y que está muy bien tratado fiscalmente. La segunda es que Ortega “deslocaliza” empresas y tiene fábricas en la India y otros países donde hay niños en sus factorías, y las personas que trabajan para él en Galicia están asimismo explotadas. También, aseguran, tributa en Irlanda porque es más beneficioso que España. Vamos, que su caridad es fruto de una larga serie de delitos.

Las fuentes que cita la señora Etxevarría en un “artículo-denuncia” son totalmente fiables: habla de las "realidades" narradas por http://mulheres.causaencantada.org o http://galiza.indymedia.org. Como todo el mundo sabe si lo dicen un par de webs tiene que ser cierto. Por curiosidad he entrado en dichas páginas y ninguna funciona. Supongo que porque no pueden demostrar lo que dicen y han sido cerradas o, siguiendo la teoría de la conspiración, porque el infinito dinero de Ortega ha sido utilizado para sabotearlas. 

Ahora hablando en serio: no conozco a Amancio Ortega personalmente, ni tengo referencia alguna sobre sus políticas de personal en las fábricas. Las únicas personas que conozco que trabajan para él hablan muy bien de la empresa, y no tengo más punto de apoyo que ese para valorar si este señor es el diablo encarnado que nos relata doña Lucía. Tampoco me ha dado ninguno de sus muchos millones para que hable bien de él. 

Lo que tengo claras son dos cosas: que en España hay más envidiosos que en el resto del planeta juntos, y que el señor Ortega, sea cierto o no lo que Etxevarría cuenta de él, no tenía por qué dar esa pasta a Cáritas, lo ha hecho porque ha querido. 

Evidentemente salvar a un niño de morir ahogado en el mar no exime de responsabilidad a un asesino múltiple, pero al menos es evidente que tiene más mérito que quedarse en la orilla a salvo viendo cómo se ahoga el nene. Aquí pasa un poco lo mismo. Si quieren criticar a Amancio Ortega por sus políticas de personal a nivel internacional me parece de fábula (siempre que se apoyen en algo más que un par de webs, la verdad), pero no soy capaz de entender que su ira se desate cuando leen que regala dinero a causas benéficas. 

¿No tendrá eso algo que ver? Si hubiera dado el dinero al sindicato del asaltante de supermercados o a cualquier otra organización de ese tipo (“contratando” sus servicios, por ejemplo para “dar cursos” y así “mejorar su formación”), ¿saltarían como hienas?... ¿Por qué será que lo dudo? ¿Qué hay en mi desconfiada naturaleza que me hace pensar que tiene mucho que ver que el receptor del dinero sea un brazo de la Iglesia Católica? Porque recordemos que Cáritas no es una organización privada más, es de la Iglesia. 

A mi, personalmente, esto me suena a caza de brujas producida por el escozor irracional que alguna gente tiene a todo lo que huela a crucifijo. Yo no soy un férreo partidario de la Iglesia como institución, más bien al revés, y si me apuran me cuesta entender por qué se permite a una organización como esa mantener actitudes sexistas con total descaro. Pero eso es una cosa y otra muy diferente criticar la labor social que se hace en nombre de Dios por miles de personas bienintencionadas y que entregan su tiempo y esfuerzo a los demás. Somos muy dados a confundir las cosas, y aquí hay una evidente identificación de culo y témporas por parte de doña Lucía y sus palmeros. 

Se acusa al dueño de Inditex a hacer con esto una campaña publicitaria. Pues si sirve para que cunda el ejemplo es digno de mencionar, sí. Además imagino que en Cáritas estarán encantados porque esa publicidad también les da a ellos una imagen de fiabilidad tremenda, que nunca viene mal ser elegidos como los destinatarios de ese dineral. 

Amancio Ortega ha dado sus 20 millones a través de una fundación, pero los ha dado. Si le desgravan un 25% quiere decir que ha dado 15 millones, que es bastante más que cero y muchísimo más de lo que haya dado doña Lucía Etxevarría salvo que sea una especie de generoso tío Gilito del que no se sabe nada. Si ha obtenido el dinero haciendo cosas mal, que se denuncien esas cosas, pero no una donación. 


¿Saben lo que creo que escuece mucho? Que este tipo de actos son bastante más efectivos que muchas de las campañas que encabezan estos “solidarios” de pacotilla, y que ayudan a lavar la imagen de algún millonario, lo que es casi casi pecado de lesa majestad en este país en que la generosidad es propiedad exclusiva de unos progres de cartel. Si no hay por medio un concierto benéfico de Sabina (¿los hace?) o una cena de premios Planeta en que se recaudan unos euros, no es lícito. 

Pues miren las cosas no están como para andar despreciando la caridad a la antigua usanza. Digan lo que quieran del señor Ortega, y si hace algo malo que pague como cualquiera, pero nadie le obligaba a dar esa pasta, y la ha dado. Eso es incuestionable y no puedo evitar pensar que Lucía Etxevarría y quienes atacan ese acto son, en mi opinión, una panda de idiotas.

viernes, 26 de octubre de 2012

¿Qué hacemos con el Hospital de San José?

Siempre he sentido una natural desconfianza hacia “papá Estado”. No me gusta que decidan por mi, y mucho menos que me ordenen vivir de tal o cual manera. En esencia, ese es el principio básico del liberalismo, el que pone la libertad individual por encima de la colectividad. 

Evidentemente, como todas las ideologías, no se puede llevar al extremo. Nadie en su sano juicio propone hoy la colectivización total con abolición de la propiedad privada, por ejemplo (sí, hay quien lo propone, pero he dicho “nadie en su sano juicio”), ni la desaparición de la medicina privada por mucho que defiendan la pública. Como mucho se propone su tajante separación, lo cual es realmente peligroso si lo piensan bien, pero hoy no voy a hablar de eso. Vuelvo a hablar de Lugo, que es lo mío, y al igual que hice el otro día con el cuartel de San Fernando dar unas ideas para el Hospital de San José. Después verán la relación entre esto y la prestación de un servicio público directamente por el Estado o no...

Este hospital es el que está situado frente a “las pepas”, en la calle Santiago. Lo aclaro porque por el nombre habrá mucha gente que no caiga. Está en una ubicación estupenda para casi cualquier cosa, pero estamos en época de vacas flacas así que me parecería una osadía pedir que la Administración meta ahí los millones que se intenta ahorrar cobrando medicamentos o reduciendo gastos por todas las esquinas. 

La cuestión es: ¿hay una idea clara de qué hacer ahí? ¿Han escuchado ustedes alguna propuesta? A falta de una yo les propongo dos, una más realista y la otra, para mi, más interesante para la ciudad de Lugo. La realista es una residencia de mayores, la que me gustaría más para Lugo es un Parador Nacional de Turismo, pero ya he dicho antes que no creo que sea momento de gastar dinero público en un hotel de dudosa rentabilidad (sobre el 8% afirman los hoteleros, frente al 25 o 30% de una cadena profesional).

El edificio del Hospital San José fue construido, según el catastro, en el año 1934. La parcela ocupa, nada más y nada menos que 21.564 metros cuadrados, y el edificio en sí 10.447. Para que se hagan a la idea, la parcela donde está el antiguo Hospital Xeral, incluyendo el materno, es de unos 20.000 metros cuadrados, así que esta es más grande, que ya es decir. Estamos hablando, pues, de uno de los espacios públicos más grandes de Lugo, y probablemente el mayor lugar sin uso cerca de la Muralla. 

¿Qué se puede hacer? Por su ubicación, tamaño y estética eso da para lo que se quiera meter. Podría ser un excelente Parador, pero como los tiempos no están para eso quizás sería mejor opción una residencia para personas mayores, que además encajaría en el uso que actualmente tiene el suelo y sería más sencillo de llevar a cabo. 

La actual titular del edificio es, presumiblemente, la Xunta de Galicia. Digo presumiblemente porque hasta hace dos días era de la Diputación Provincial, pero con la unificación de las competencias sanitarias en la Xunta imagino que el edificio ya estará transferido (sería cosa de mirarlo). 

Volviendo al inicio, como liberal vería con buenos ojos que la Xunta no remodelase el edificio e hiciese por su propios medios una residencia de mayores, sino que convocase un concurso público para que las empresas que consideren ventajosa su explotación puedan presentar ideas para esta residencia. Por supuesto, a cambio de la cesión del edificio durante un plazo razonable (la ley creo que sigue marcando como máximo 50 años, que no está mal) la empresa se comprometería a cumplir una serie de requisitos marcados por la Administración, que tendrían que incluir un número determinado de plazas concertadas o públicas. 

¿Se imaginan ustedes la maravillosa residencia que se podría crear ahí? Con enormes jardines, salida directa al Parque de Rosalía, a pocos metros de la Muralla... Si la hacen estoy por ir pidiendo plaza. 

No sé si saben que en tiempos se convocó un concurso para hacer un aparcamiento subterráneo en la zona de la Puerta de San Fernando, en la enorme explanada que hay y que aprovecharía también parte de la Ronda y el inicio de la Avenida de la Coruña. Quedó desierto porque nadie se animó, pero tampoco cuesta nada hacer el concurso y proponerlo. 

La otra opción es dejar que el edificio se deteriore y, día a día, vaya perdiendo valor. Miren el cuartel de San Fernando. Cada día que pasa es más dinero que hay que meter en el futuro para hacer algo ahí.