lunes, 3 de febrero de 2014

¿Debe Orozco dimitir?

A pesar del gran revuelo que se ha armado este fin de semana, tengo que reconocer que no veo pruebas por ahora de la implicación directa del Alcalde de Lugo en "La Rueda de la Fortuna" en que se convirtió su Gobierno. Me refiero a pruebas de que haya cometido un delito, quiero decir, o al menos uno de los “gordos”.

Se habla de que Vigilancia Aduanera “sospecha” que Orozco recibía todos los meses abultados sobres a cambio de mantener concesiones vergonzosas para el Ayuntamiento, pero en las conversaciones que ha recogido la prensa por ahora no veo ninguna en la que se pruebe, en mi opinión, que este hombre estaba pringado con ese tema. Sólo se demuestra que terceras personas aseguraban coger el dinero para él, pero vaya usted a saber. También puedo decir yo que me den dinero para un jefe directo mío y quedarme la pasta, que no sería una cosa tan extraña.

La única irregularidad, que no sé si está tipificada como delito en el código penal, que se demuestra de Orozco es que intentó enchufar al menos a dos personas en empresas concesionarias del propio Ayuntamiento. Pues qué quieren que les diga, no voy a defender esa práctica pero tampoco creo que sea como para tumbar un gobierno. No está bien, claro que no, pero tampoco es lo mismo que echar mano a la caja.

¿Digo con esto que Orozco no debería dimitir? No, lo que digo es que no debería dimitir por esto, sino por ser un pésimo alcalde.

Es curioso que ahora todo el mundo se rasgue las vestiduras con el tema de las concesiones, pero cuando hace por lo menos cinco años se denunciaban estas cosas, lo ruinoso del contrato de la grúa (ruinoso para el Ayuntamiento, claro, porque la empresa se forraba), las adjudicaciones irregulares, los servicios prestados sin contrato (que aún siguen), la contratación de empresas a dedo, el enchufe de familiares de concejales o personas de confianza del Alcalde… entonces no pasaba nada. Pues qué quieren que les diga, me parece muy grave que un gobierno haga todas esas cosas, que se salte lo que la economía, la decencia y el más elemental sentido común marcan de toda la vida.

Es decir, que llevamos 15 años aguantando una gestión nefasta, chanchullos públicamente denunciados e irregularidades manifiestas y no pasaba nada, pero ahora resulta que porque una gente diga que recibía dinero para Orozco el Alcalde ha de dimitir.

La presunción de inocencia es sagrada, y no sólo es que incluya a “los políticos” (me pone enfermo esa expresión usada de forma despectiva para una profesión que ha de ser de las más nobles de la Tierra) sino que son los primeros a los que ha de incluir, porque cuanto más pública es una figura más enemigos se crea que pueden intentar derribarla usando mentiras y argucias.

Orozco merece la presunción de inocencia como supuesto perceptor de sobres de dinero negro, pero no respecto a ser un alcalde nefasto. Eso lo ha demostrado ampliamente, aunque el tribunal que lo juzga, que somos todos nosotros, lo ha castigado muy discretamente gracias a la cómplice participación del BNG.

Una última reflexión: si el Bloque dice que Orozco ha de dimitir y éste no dimite… ¿por qué no aplica la moción de censura? ¿Prefiere un alcalde que considera corrupto que uno del PP? Llamativo como poco.

viernes, 31 de enero de 2014

Superioridad moral impositiva

La superioridad moral es una cosa muy fea. Dar por sentado que tu propia escala de valores está por encima de la de los demás es peligrosísimo, porque normalmente de ahí suelen surgir los “ismos” (comunismo, fascismo…) que, cuando metes una creencia teológica de por medio, se convierten en un Santiago Matamoros o una Intifada de padre muy señor mío.

Pero hay a quienes se les perdona. Propugnar la superioridad de tu profesión por encima de las demás es socialmente aceptable si eres escritor, actor, director de cine, músico o pintor. Poner el grito en el cielo porque el IVA de la cultura sube, como si ésta estuviera por encima de la alimentación, por poner un ejemplo, sería para cachondearse en la cara del que lo dice si no fuera porque son los que “hacen opinión”, las nuevas vacas sagradas.


Este fin de semana mi admirado Reverte publica un artículo en el que se pone como una hidra por el tema del pirateo, lo cual comprendo y asumo como una reclamación lícita y lógica. Sin embargo, mete en su artículo alguna frase que me rechina como por ejemplo “En un país donde un producto cultural tiene el mismo trato fiscal que una camiseta de Zara…”… evidentemente, amigo mío, claro que tienen el mismo trato fiscal, y es lógico que sea así.

Que el Canal Plus tenga que tener un IVA más reducido que la compra de un local para montar una peluquería yo no acabo de verlo. El primero tenía un IVA reducido al 8% y pasa al 21%, como creo que es lógico, mientras que un local para montar un negocio tributa el IVA general del 21%. De reducir algo, me parece más normal que sea lo segundo, que crea riqueza, y no lo primero, que es una cuestión de ocio, disfrazado de cultura.


De la misma manera se nos quiere vender que la subida del IVA de las entradas para ir al cine, conciertos, zoológicos, partes de atracciones y similares es un ataque a la cultura, como si ir a ver Iroman 3 o un concierto de Manolo Cabezabolo supusiera un bien a proteger colectivamente. Los museos, pincacotecas, galerías de arte, bibliotecas y similares mantienen su IVA reducido.

Hoy en día etiquetar algo como “cultura” parece que es suficiente para darles un beneplácito que no deberían tener, y todo el que diga lo contrario, por ejemplo yo, somos unos asquerosos reaccionarios que lo único que buscamos es que el pueblo se mantengan en las cavernas y no prospere, como si ver películas de monstruos dándose de bofetadas fuera a democratizar al mundo.

Asúmanlo, señores míos… Ser escritor o actor hoy en día no difiere de ser taxista o torero, y es lógico cuando ustedes mismos han devaluado su profesión de semejante manera. Pedir que la ley establezca diferencias entre Hamlet y el Sálvame Deluxe es abrir la puerta a la arbitrariedad, al amiguete y el compadreo, y si hay que elegir parece más lógico que se den prioridad a cosas que a alguno le pueden parecer menores como comer o ir al médico.

No es que defienda toda la reforma del IVA y menos aún la subida de impuestos (recuerden que soy liberal), pero sí algunos aspectos que tanto se han criticado, y éste sin duda es uno de ellos. Es curioso que los que más gritan con este tema sean los mismos que machacan a los conciertos benéficos a través de la SGAE, o que pidan que la Iglesia pague impuestos. Vamos, "ellos" sí pero "nosotros no" cuando técnicamente tan espectáculo es una misa como una función teatral.

La superioridad moral no sólo es decir qué hacer, sino también que hay que cobrar más que los demás por hacerlo.

jueves, 30 de enero de 2014

Rectificaciones

A ver que lo entienda. Cuando uno pide públicamente que rectifiquen quienes considera que se han equivocado, o lo que es peor, que han mentido directamente, parece lógico que asuma esa misma carga y sea por error o sea por malicia utilice el mismo canal para reconocer la metedura de pata. Digo “parece” porque por lo visto no siempre es así.

Doña Yolanda Díaz, a la sazón una de las jefazas de Izquierda Unida en Galicia, publicó en su cuenta de Twitter el siguiente texto “Non queremos que rectifique Soria, queremos que rectifique Feijoo, que foi o que nos enganou coa construcción de 2 floteis en Galicia”.

Ayer se confirmó finalmente que sí, que hay floteles y no sólo eso sino que la empresa ya dejó caer que necesitan más barcos como esos y que alguno se hará en nuestros astilleros, lo que supone en todo caso una carga de trabajo importante y que Feijoo no mintió.

Pero ¿cuál es la reacción de la señora Díaz? Publicar hoy que “el flotel” (en singular) “no es la solución” aunque también retwittea un mensaje de Anova (el partido político, no la parroquia de Lugo) que dice que “Ás doce, no Concello de Ferrol, Yolanda Díaz avaliará a adxudicación dos floteis de Pemex a Navantia e Barreras” y añade “vivaaloitaobreira!”.

Aquí hay que tener en cuenta que la palabra “avaliar” en gallego es como el “valorar” castellano, con lo que puede referirse tanto a que “analizará” la situación como que le dará la importancia que tiene al tema en su justa medida. Me inclino a pensar que se refieren a lo primero. Si algo caracteriza a nuestros mandamases es su resistencia a reconocer meteduras de pata.

No es la señora Yolanda Díaz la única que ha metido la gamba con este tema. Hay medios de comunicación, políticos, sindicalistas, periodistas, tertulianos y demás que han jurado sobre La Biblia o El Capital (según la mano que usen) que esos barcos jamás vendrían a Galicia y que todo fue una burda manipulación para ganar de nuevo las elecciones autonómicas. Pues ya ven.

En fin, que una vez más les recomiendo lo que suelo hacer: prudencia al valorar las cosas y ser críticos no sólo con quienes es obvio que hay que serlo (gobiernos, concretamente) sino también con quienes son críticos con esos gobiernos. Con la prensa, los partidos, los sindicatos, los tertulianos, incluso conmigo y este blog.

Por cierto, una excelente noticia lo de los barcos, que al final se nos desdibuja lo importante.

miércoles, 29 de enero de 2014

Otro escándalo en Lugo para la colección

Hay temas en los que hay que ser tremendamente cuidadoso para no caer en la trampa de la acusación fácil y la sospecha estéril, y más aún en la contradicción con los propios principios. Saben que servidor es un férreo defensor de la presunción de inocencia, ese carro al que últimamente se están subiendo notorios personajes públicos que, como don José Blanco, le tenían bastante manía a ese pilar fundamental del Estado de Derecho porque no se adecuaba a sus campañas políticas, basadas en la acusación contra quienes luego han salido limpios de polvo y paja de los juzgados.

Pero (aquí sí hay un “pero”) hasta yo, que llevo mi defensa de ese principio hasta las últimas consecuencias, aprecio la distinción entre la presunción de inocencia y la falta de prudencia. Lo de “la mujer de César” tiene cierta lógica cuando estamos hablando de cargos públicos Aunque el común de los mortales identifica ese principio con que “los políticos” tienen que dimitir cuando se les acusa de algo yo no voy por ahí, y de hecho no creo en eso. Voy a que no parece muy lógico poner al zorro a cuidar del gallinero, y que cuando un animal tiene pelaje de zorro, dientes de zorro, orejas de zorro, cola de zorro y andares de zorro lo más normal es que sea un zorro.

Toda esta larga introducción viene a intentar justificar por qué no considero que me separe de la presunción de inocencia si me preocupa un tema de los que habitualmente diría que “hasta que haya sentencia condenatoria todo el mundo es inocente”. Verán, se acaba de abrir un nuevo melón judicial sobre un tema de aparente corrupción que no sorprende a nadie.

La cosa va de terrenos: una jueza está investigando por qué una finca que se compra por 712.737 euros se hipoteca el mismo día de su compra por 1.582.518 euros y se le establece un valor en subasta de 2.008.187 euros. Eso de triplicar el valor de una finca así por las bravas en un mismo día suena raro como mínimo, pero bueno, puede ser una cuestión de que se negoció bien la compra.

Pero se agrava la cuestión cuando vemos que el afortunado comprador de la finca es una empresa vinculada por lazos familiares de primer grado con la que fue concejala de urbanismo, y que la finca que en el proyecto de Plan General era un patatal por arte de magia en el plan general aprobado se convierte por mitades en suelo urbano no consolidado y suelo urbano delimitado, con lo que recupera la edificabilidad que había perdido. Vamos, que las patatas se convierten en edificios por un toque de varita de la familiar directa del comprador.

¿Eso demuestra que esta persona modificó el Plan General para beneficiar a los suyos? No, pero tampoco podemos ignorar indicios razonables. No hablamos de que una finca de esas que tienen algunas familias desde hace generaciones en Lugo fuera recalificada, sino de una operación que se hizo en un día cuando era un terreno sin valor aparente que después se demuestra que sí lo tenía. ¿Casualidades? En urbanismo existen pocas, muy pocas, y más cuando hablamos de una diferencia de más de un millón y cuarto de euros.

Lo que molesta de todo este tema es que si una persona tiene una estrecha relación con el asunto que gestiona debería ser mucho más exquisita en el tema de la inhibición, y si resulta que su familia directa es de una potente empresa constructora, que me parece muy bien, a lo mejor no puede ser concejal de urbanismo. Y menos sin haber pasado por las urnas, porque esta concejalía fue designada “a dedo” por Orozco a una persona de su círculo personal, de su estricta confianza, que no iba en las listas, lo que más tarde, si mal no recuerdo, se consideró inadecuado por el juzgado.

La confianza y relación estrecha de Orozco con esta persona es evidente desde el momento en que ejerció de forma particular como abogada del señor Alcalde, desde que también fue su mano derecha en urbanismo como concejala, y desde que venía de gestionar la empresa municipal del suelo por nombramiento del mismo alcalde. Y ahora está bajo sospecha, otra más. Quizás sería procedente no poner a alguien tan vinculado al mundo de la construcción a dirigir el cotarro urbanístico. No sé, es una idea… aunque tampoco estaba vinculado Liñares y miren la que hay liada.

martes, 28 de enero de 2014

¿Qué promocionamos en FITUR?

Lo de Lugo es de traca, una vez más. Resulta que van nuestros bienamados líderes en tropel a FITUR, la feria que imagino que conocen porque se ha convertido en la feria turística europea (como mínimo) por excelencia, a promocionar Lugo ante el mundo. Hasta ahí discutible pero razonable.

Museo de San Roque en promoción: Cerrado
Lo que ya no es tan razonable ni tampoco tan discutible, aunque para mal, es la lógica que encierra que se promocionen salas y museos cerrados, como el caso del Porta Miñá o la sala de San Roque. Esto es práctica habitual en nuestros amigos del gobierno de Orozco, ya que en el año 2011, por ejemplo, presentaron como la gran novedad turística en Lugo el MIHL, que estaba cerrado porque aún no lo habían terminado. Lo grandioso del asunto es que este año no han promocionado el MIHL, que ahora sí que está abierto…

¿Tan difícil es? De veras, lo digo en serio… ¿tan complicado es repasar las cosillas que tenemos abiertas, los atractivos de la ciudad, y promocionar aquello que los turistas pueden disfrutar en Lugo?

Porta Miñá en promoción: Cerrado
¿Qué promocionamos en FITUR? No a Lugo ante el mundo, sino a nuestros "líderes" ante los lucenses. Ya lo he dicho varias veces pero lo repito una más: el problema de la política turística en Lugo es que es más política que turística. Es decir, está diseñada para consumo interno, para que los vecinos veamos “lo mucho que trabajan por Lugo” y lo bien que se vende cada rincón de la ciudad, porque el visitante no vota pero el lucense sí. Las ventanas arqueológicas como la de la Ruanova, que está más tiempo empañada que visible, no suponen nada para un turista, que francamente pasa bastante del tema, pero sí para el natural del lugar que pasa por allí y ve que hay “algo”, aunque tampoco le haga mucho caso.

Esa es precisamente la cuestión. Orozco es un genio de las elecciones. Sabe aprovechar cada resquicio para arañar unos votos, y sin duda alguna el tema turístico es un filón en el que muchos ciudadanos tienen puestas sus esperanzas. Además siempre suena bien eso de que vendan tu ciudad como la panacea de los ingresos por viajeros.

Pero es un espejismo. No voy a decir que les importe un carajo que vengan o no vengan turistas, pero sí creo realmente que para ellos es una cuestión secundaria. Lo que les importa es la foto, y quedar bien con los de casa para que les voten, porque realmente es donde se juegan las habas. Ejemplos hay unos cuantos, siendo el más simbólico el de las visitas guiadas al cementerio, a las cuales creo que no ha ido jamás un solo turista. Casi apostaría algo.
Esto es lo que se busca en FITUR: La foto

Lugo necesita una política turística realista, seria, rigurosa… Que cierren los museos y la oficina de atención al turista más días y horas en vacaciones que en periodos ordinarios no tiene lógica alguna. Que abran de lunes a viernes un montón de horas y reduzcan el fin de semana o cierren los domingos es ridículo. Que usen el megáfono para promocionar cosas que, como el tempo de Mitra, se cierran durante los días de San Froilán es del género tonto…

Pero es Lugo, ¿qué más da? Lo importante es tener votos. Los turistas ya caerán de camino a Santiago.

lunes, 27 de enero de 2014

Limón y todo

La publicidad engañosa muchas veces comienza por el nombre. Hay una bebida que se llama “limón & nada” que, por increíble que parezca, tiene sólo una fracción de limón, y encima a base de concentrado con lo que entiendo que primero reducen la fruta a una cosa intragable y luego la vuelven a expandir, aunque no sé muy bien el porqué de ese proceso.
 
Si te vas a la etiqueta de “limón y nada”, te encuentras con que la composición es la siguiente: agua, 13,5% de zumo de limón a base de concentrado, azúcar, pulpa de limón, aromas, antioxidante ácido ascórbico y colorante betacaroteno. Es decir, que sólo un 13,5% es zumo de limón y por lo del “concentrado” deduzco que zumo del que te ponen en los desayunos de los hoteles, de ese que casi tiene burbujas, pero de limón en vez de naranja.

No comprendo que sea legal una cosa así. Siguiendo con esa línea, tampoco parece muy lógico que en una esquinita de la pantalla te pongan, en un anuncio de un producto “milagroso” que saca las manchas o te pone la piel como el culo de un bebé, una leyenda de “efecto dramatizado”… Vamos, que lo están exagerando… La misma leyenda que te ponen cuando sale un coche convirtiéndose en un robot o navegando por el fondo del océano.

Lo mismo que cuando te plantan los de las compañías aéreas lo de “billetes a 9 euros” y cuando vas a pagar te encuentras con que son 100 a causa de las “tasas de aeropuerto”, “gastos de gestión”, “impuestos”… ¡Coño, pues diga 100 euros, no 9, que sigue sin ser caro dependiendo del trayecto y encima es cierto! En los cruceros te pasa igual, por pijo que suene decirlo. Te dicen que el billete de barco son 400 euros pero que hay que pagar “tasas” por otros 300 y propinas “obligatorias” (entonces, señor mío, es el sueldo de los tripulantes no una propina) de otros 200.

En un ejemplo más de andar por casa, leemos la típica oferta de ADSL por 9,95€ y, en una letra pequeñísima que pasa a una velocidad que ya quisiera para sí el Correcaminos, te añaden que no se incluye IVA ni cuota de línea, con lo que esos menos de 10 euros se convierten por arte de magia en 30 en el mejor de los casos.

Vamos, que al final lo de “si quiere factura le tengo que cobrar el IVA” es el chocolate del loro en un país donde pública, manifiesta y descaradamente se nos toma el pelo desde el mismísimo momento en que pretenden generar el deseo de compran en el consumidor, que es lo que somos todos.

Debería estar prohibido anunciar un producto sin incluir en su precio todos los gastos, impuestos y cuotas de los que no se puede prescindir o de los servicios que son inherentes a la compra final.

¿No hay leyes contra la publicidad engañosa? Y si las hay ¿por qué no se aplican?

viernes, 24 de enero de 2014

El tercer poder

No deja de ser llamativo hasta qué punto de degeneración pública ha llegado el asunto español en que cuando imputan o procesan o acusan o lo que sea a un alcalde, un concejal, un diputado, un ministro, una infanta o incluso el presidente de un club de fútbol, “el pueblo” aplaude a rabiar y jalea la medida como si fueran franceses en plena revolución de 1.789. Si ponemos unos cuantos cadalsos en las plazas públicas y hacemos funcionar de nuevo a “madame guillotine” esto sería igualito.


¡Ah, pero aún queda un reducto de fe! En cuanto se acusa a un juez de haberse desviado de su función ese mismo pueblo grita iracundo contra la arbitrariedad de la acusación. “¡Es venganza!”, claman, con una confianza ciega no en la justicia, sino en los togados, como si éstos fueran dioses incorruptibles e inmutables, que siguen manteniendo un aura de divinidad que se resiste a desaparecer.

Igual de errónea es una apreciación como la otra. La reacción que un ciudadano normal ha de tener ante una acusación a cualquier persona es la de indiferencia, aunque entiendo que eso supone unas dosis de autocontrol inconcebibles para nuestra sangre latina. Incluso ni el más nórdico de los nórdicos sería lo bastante frío como para sobrellevar con tranquilidad una acusación grave contra un vecino (imaginen el caso de pederastía de su vecino de rellano) o cargo público (lo mismo, pero de un alcalde, por ejemplo), pero sí tienen más templanza a la hora de valorar lo que puede ser una falsa acusación.

La pregunta de fondo es ¿qué hacen bien los jueces para tener ese crédito social? Probablemente no ser muy conocidos, no convertirse, como gran parte de los representantes políticos, en una especie de producto de marketing envasado al vacío y creado con legiones de asesores de imagen… o que la gente piense eso. El cine ha hecho mucho daño, y el español medio cree que un alcalde o un diputado cuentan con una agencia de gestión de su imagen que les dice cuándo toser o hacia dónde mirar al hacer las fotos. La realidad es mucho más prosaica pero menos divertida, así que ya saben por dónde opta la mayoría de la gente. 

Lo más curioso es que el respeto que mantienen los jueces viene de su misterio, de su lejanía, del aura de profesionalidad (creo que merecida en la mayoría de los casos) y de seriedad… es decir, de todo aquello que “el pueblo” dice no querer en sus políticos pero que admira en el otro poder.

Tras décadas de una tendencia que premia la palmadita en la espalda y la sonrisa de anuncio por encima de la gestión, la formalidad, y la competencia tenemos exactamente lo que hemos pedido a gritos: representantes que son simpáticos y campechanos pero cuya competencia a la hora de gestionar deja bastante que desear. Ya sé que estoy generalizando pero hablo de esas mismas personas que muchos desprecian bajo el nombre de “los políticos”, como si fueran una raza aparte y no el producto de lo que hemos pedido durante años.

¿Y no se puede ser campechano, simpático y competente? Hombre, por poder claro que se puede, pero la cuestión no es esa, sino qué es lo que primamos y el modelo que queremos, y parece que como la perfección es difícil de lograr, quien no cojea de una cosa cojea de la otra. Si se tienen que operar de algo gordo, ¿eligen al cirujano simpático o al competente? Pues para llevar la cosa pública lo hacen al revés, porque el que sale elegido es el majete, salvo que la otra opción sea sumamente desastrosa en el gobierno, y lo haya demostrado.

El poder judicial corre un riesgo que es seguir la senda marcada por Garzón. Convertirse en jueces mediáticos, jueces estrella, es lo peor que pueden hacer, porque su luz se apagaría igual que ha pasado con la de los demás poderes del Estado. Pregúntenle al Rey, que supongo que hoy mira con cierta envidia la distancia que, a pesar de todo, siguen manteniendo otras coronas que consiguen, sin ser bordes, marcar una diferencia.

El servicio público es una responsabilidad, un honor, y como tal ha de ser tomado. No como una fiesta ni como un breve periodo en la vida para enriquecerse a toda prisa por si se acaba el chollo. Y si queremos que se considere así, tenemos que asumirlo unos y otros, y no preocuparnos por si nuestro alcalde es el más majo de todos, sino si lleva bien nuestros asuntos.