jueves, 13 de agosto de 2015

¿Qué hacer ante un perro abandonado?: Ni idea

El miércoles a última hora tuve que ir a SEUR a recoger un paquete. Al salir me llamó mucho la atención un grupo de tres perros que paseaban por allí, y si conocen la zona les extrañaría como a mí. Eran uno pequeño, otro bastante grande y un golden retriever, que son mi debilidad.

No supe cómo reaccionar. Me gustan mucho los perros y no se me pasaba por la cabeza marcharme y dejarlos allí, a su suerte, en una zona donde pasan cientos de coches. Lo más lógico es que esa situación acabe en un atropello.

Como ahora los móviles tienen de todo, busqué en Google el teléfono de la Protectora para preguntar lo que sería más conveniente. Apagado o fuera de cobertura. Normal, no eran horas (las 20:54) y me parece lógico que no estén ahí todo el día metidos, que bastante hacen. Pruebo con la policía local, 092, que para mi sorpresa tiene desviado el teléfono al 112. Bueno, será cosa de coordinación y optimización de recursos, aceptamos pulpo como animal de compañía.

Un amable operador toma nota de mis datos, ubicación y situación. Ninguno de los dos sabía el nombre la calle (no me salía Benigno Rivera, qué quieren que le haga) y como sabe Dios dónde estaba la persona con la que hablaba no sabía cómo explicarle. Le decía nombres de empresas (Torres y Sáez no le sonaba) pero no había forma. Por fin se me ilumina la bombilla y me acuerdo del nombre de la avenida así que todos contentos y toma nota para pasar aviso.

“Vale, ¿y ahora qué hago?”, le pregunto. ¿Espero a que me llamen los laceros para decirles dónde están los perros exactamente cuando vengan? ¿Los voy siguiendo? ¿Me marcho a riesgo de que cuando vengan a buscarlos ya no estén? Me ofrezco a esperar un rato, siguiendo a la peculiar manada, porque no paraban quietos y para cuando llegaran a buscarlos podían estar comprando algo en el Media Markt, pero la respuesta desanima “uff, no sé. No sé lo que van a tardar y a lo mejor pasa una hora o más hasta que le llamen”. Tenía razón. Escribo esto 25 horas más tarde y aún no me han llamado.

Por si acaso, me fui en pos de los perros, guardando una distancia prudente porque el grandote no me parecía demasiado amistoso. En un momento dado el golden se apartó del resto y allá me fui, que soy incapaz de resistirme a esa raza. Ni puñetero caso. Dos mimos me los aceptó pero al momento salió corriendo a buscar a sus compañeros. Vuelta al coche para seguirlos a ver por dónde se metían por si me llamaban para recogerlos… hasta que se perdieron por el medio de unos arbustos en una zona sin edificar detrás de Sykes y les perdí la pista.

Me fui con un mal cuerpo para casa que ni les cuento. Ya sé que la cosa no es para tanto. Aquí hablamos de algo totalmente secundario y reconozco que se me hace difícil asumir que nos desvivamos tanto por los perros cuando tenemos a nuestros congéneres como los tenemos. Lo entiendo y lo acepto, pero qué quieren que les diga, cuando has tenido una niñez con perro como tuve la suerte de tener yo, empatizas enormemente.

Puse la foto de los perros en Facebook a ver si aparecía algún dueño. Sin respuesta hasta hoy, salvo alguna indicación de que a lo mejor viven por la zona medio asilvestrados. Me sorprende porque el golden llevaba collar pero no fui capaz de ver nombre ni teléfono alguno.

Ahora que estamos en la época de abandonos, ¿es tan complicado tener un protocolo de actuación razonable? Unas indicaciones para dar a quien llama, una reacción más o menos rápida… Pues no, búscate la vida.

A la gente hay que facilitarle la colaboración ciudadana, principalmente porque cada vez somos más vagos y pasotas, así que si nos complican mucho las cosas vamos a pasar de largo. 

Y los perros siguen por ahí, supongo. En fin…

miércoles, 12 de agosto de 2015

Se ha lucido, señor ministro

Iba a hablar de perros, pero eso lo dejo para mañana porque se me va la actualidad de fecha, aunque supongo que del tema de la “recepción” que le hizo el Ministro del Interior a Rato tendremos cuerda para ídem. Perdonen el chiste fácil.

Mi pregunta más básica es… ¿en qué coño están pensando? Es decir, que tú eres el ministro del ramo que se encarga de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, la guardia civil, la policía nacional, los temas de terrorismo, seguridad ciudadana… ¿y no se te ocurre otra cosa que reunirte nada más y nada menos que con Rodrigo Rato en tu despacho? Ahí, en plan descarado, que no sea que alguien piense mal.

Se ha lucido, señor ministro. Foto de La Voz de Galicia
Nos cuentan, en su nota de prensa, que el carácter de la entrevista era “exclusivamente personal”. ¿Entonces qué pintaba en su despacho en horas de trabajo? ¿Era la pausa del café? ¿Hablando de que le han encontrado un juanete o que hace mucho que no va a Canarias de vacaciones? ¿De verdad pretenden que nos creamos tamaña estupidez? Y aunque la creyéramos, ¿no se dan cuenta de lo que están haciendo?

¿Que no hay influencia sobre la investigación porque depende de otro ministerio? Un tecnicismo que nadie se traga. ¿Que no se habló de su “situación procesal”? Pues qué amigos más raros, porque Rato hablará de eso hasta con el espejo.

Resulta que ahora que España parece que es la leche en lo económico, que creamos más empleo que Alemania y crecemos más que la Unión Europea junta, que los panes van a empezar a nacer de los árboles y que la herencia recibida se va olvidando, hacen esto. Meten la pata en una cosa tan obvia y dan cuerda a que se hable del tema que les va a costar las elecciones: la corrupción.

No hace falta ser licenciado en ciencias políticas para ver que el elector no vota con la cabeza sino con las tripas. La lógica influye poco porque para eso hay que informarse y esas cosas tan cansinas, así que la mayoría se fía de cómo le van las cosas a fin de mes y de las impresiones subjetivas que recibe. Ver al ministro del interior recibiendo en el despacho al presunto Rodrigo Rato no ayuda a generar confianza.

Les puede extrañar esto viniendo de quien defiende con uñas y dientes la presunción de inocencia, incluso la de Rato, pero es que ese no es el tema. Si eres ministro hay cosas que debes dejar de hacer por una pura cuestión de prudencia, porque no eres Perico de los Palotes. Jurídica, penal, legal y hasta puede que moralmente el tema puede no ser reprochable, quizás, solo quizás… pero políticamente es una metedura de pata de las que hacen época.

“Es un amigo al que recibo para hablar de sus cosillas” no me parece ningún tipo de excusa. Hay que saber dónde está cada uno, y el despacho del Ministro del Interior no es lugar para eso. ¿Habría sido peor en el reservado de un restaurante o en una gasolinera? Sí, pero eso no quiere decir que esto esté bien, ni mucho menos. También es peor matar a diez personas que a dos y eso no justifica lo último.

Si realmente son amigos la respuesta correcta es “Rodrigo, macho, ahora no puedo recibirte en el despacho, que estamos a tres meses de las elecciones y las cosas ya pintan bastante mal. No entiendas que te dejo tirado, pero la que se puede liar…”. Y si le añades un “sé fuerte” ya lo bordas.

Pero nada, que no. Mejor entregar la campaña al adversario y dejar que te despedacen con razón porque has sido un inocentón en el mejor de los casos. En el peor no lo pongo que me enchironan. 

Siempre me llama la atención cuando la gente dice “¿Pero no tienen asesores?”. Creo que para una cosa tan obvia el único asesor necesario es el sentido común, que aquí ha brillado por su ausencia.

Y luego nos quejamos de que Podemos gobierne Madrid y Barcelona.

martes, 11 de agosto de 2015

"Por imperativo legal"

Cuando un cargo público accede a la poltrona, ya sea de concejal, diputado o cualquiera de las escalas que tenemos en nuestras muchas administraciones, ha de prometer o jurar cumplir el ordenamiento jurídico y fidelidad a la Constitución.
Pero hete aquí que llegaron los nacionalistas y se pusieron tontitos con lo de jurar la Constitución, ese documento que les permite decir lo que piensan allá donde les apetezca, y les garantiza que nadie les va a meter en chirona por montar sus espectáculos, así que se sacaron de la manga una coletilla: “por imperativo legal”. Es decir, que juro o prometo, pero porque no me queda otra, una fórmula que el PSOE quiso impedir, con gran criterio, pero que el Tribunal Constitucional consideró válida por asombroso que pueda parecer. Verán la ironía de que quienes no creen en la Constitución la utilicen pidiendo amparo al TC para llevar la suya por encima. Y encima lo consiguen.

Los nacionalistas locales también se agarran habitualmente a esa Constitución que dicen no aceptar para denunciar la invalidez de actuaciones o normas, aunque a la hora de decir públicamente que sí, que vale, que nos parece bien, monten este circo para llamar la atención para sus "groupies".
Lo que es la ignorancia...

El Ayuntamiento de Igualada, en Barcelona, ha dado un paso más y como no le quedó más remedio que poner la bandera de España junto a las demás, y encima en lugar preferente, tuvo la ocurrencia de añadir una pancarta a su lado en que dice que ponerla la ponen, pero que por “imposición” del gobierno central y en cumplimiento de una sentencia judicial.

Lo que es la ignorancia. Es triste que quienes llevan las riendas de una administración sepan tan poquito de derecho. Lo primero que habría que explicarles es que el Gobierno no impone nada, porque no es quién para tal cosa, sino que lo que les ha hecho tragarse el sapo es una sentencia de un juzgado que aplica una ley, aprobada por las Cortes Generales (Congreso y Senado) y no por el Gobierno. A ver si nos vamos enterando.

Lo que me pasma es que esto se acepte como normal. Prueben ustedes a decir el día de su boda que “sí aceptan” pero “por imperativo legal”, ya verán qué divertido y lo rápido que se acaba el convite. O cuando les pregunte el notario si aceptan las condiciones de una hipoteca. Se llaman vicios del consentimiento, ya que estás diciendo claramente que no estás de acuerdo aunque digas que sí, y no se trata de una “reserva mental” sino que lo pones negro sobre blanco, con todo el descaro.

Pero lo aceptamos, porque somos así de chulis y de progres. Que la norma suprema de nuestro ordenamiento sea acatada a regañadientes es una cosa, pero que se jure en falso es otra, y eso es lo que pasa aquí sin sonrojo alguno. En Gran Bretaña, por ejemplo, el Sinn Féin es mucho más consecuente que nuestros aprendices de revolucionarios. Por no querer jurar lealtad a Isabel II perdieron sus escaños en repetidas ocasiones, y eso es lo que se llama coherencia. Con un par. Aquí no puede pasar tal cosa que los principios son muy importantes pero la pela es la pela.

Lo más gracioso es que la Constitución lo abarca todo, porque prevé su propia reforma. Puedes jurar nuestra Ley fundamental sin creer en la monarquía, en las comunidades autónomas, o en la división de poderes, porque el propio documento dice cómo tiene que ser modificado, así que no es necesario que te lo tomes al pie de la letra en las partes que no te gustan porque se pueden cambiar. Cuando juras la Constitución juras unos principios, unas normas que se pueden modificar, un espíritu y un modelo. De la misma forma cuando juras bandera estás comprometiéndote con España, y no con las ingentes cantidades de chorizos que la manejan.

Por poner un ejemplo que hastas los nacionalistas puedan entender, su compromiso con Galicia se podría interpretar como un apoyo a Feijoo siguiendo su deficiente lógica. Pues no, señores míos, no es lo mismo. Una cosa es el fondo y otro la circunstancia. Ni imperativo legal ni rabo de gaita.

Probablemente sea mucho pedir que cierta gente llegue hasta ahí, pero por intentarlo que no quede.

lunes, 10 de agosto de 2015

Será que nos sobra gente

Debe de ser por aquello de sumar esfuerzos, unido al hecho innegable de que las avalanchas de turistas en Lugo ya hacen que empiece a sobrar gente, que nuestro bienamado ayuntamiento ha tomado una decisión que todos hemos de aplaudir aunque algún descerebrado seguro que la considera inadecuada: llevarse a la gente de la ciudad a otros ayuntamientos a hacer gasto.

El programa “Lugo Verán 2015” de programación “cultural” (ahora por lo visto la equitación o el paintball son actividades culturales) recoge una serie de rutas a pie, en principio entiendo que guiadas, en las que mayoritariamente cada uno se tiene que llevar su comida, lo que es lógico. No es así, sin embargo, en varias de las rutas que discurren por Rábade o el Corgo, donde se incluye la “posibilidade de xantar en restaurante” o de tomar el pulpo en la feria de Rábade.

Los amigos de los locales de Rábade o del Corgo estarán encantados: no pagan impuestos en Lugo pero nuestro ayuntamiento los tiene en cuenta para llevarles gente, lo que es digno de mención. También hay que reconocer que en ocasiones hemos abusado de su paciencia, como durante la huelga de basuras de hace un año, donde se encargaron de muchos de nuestros residuos sin protestar demasiado. Bueno, sí que protestaron pero vamos a dejarlo así.

Quizás es que interpreto mal las cosas y que el Ayuntamiento de Lugo, con una previsión digna Sun Tzu, está preparando la invasión y anexión de esos municipios al nuestro, y comienzan con campañas de guerrilla psicológica para que vean que somos “buenos y generosos”, y así hagan manifestaciones de apoyo a la concentración de municipios y todos acabemos siendo uno, grande y libre. Pero me da que no. Me suena más a chapuza que a otra cosa y nunca sabe uno lo acertado que puede estar con esas suposiciones.

Ya que no nos esforzamos en traer a los turistas de los cruceros que atracan en Coruña al menos podríamos conservar los que vengan aquí, o incluso a nuestra propia gente de la ciudad. Entiendo que en el extenso municipio de Lugo hay atractivos suficientes, rutas de senderismo y paisajes lo bastante decentes como para no tener que andar llevándose a la gente.

Otra cosa sería que los propios ayuntamientos de Rábade o el Corgo se organizaran para hacer actividades conjuntas con Lugo o incluso que hicieran rutas y las publicitaran en la ciudad, me parecería fantástico, pero hay que recordar que la obligación de un ayuntamiento es defender su actividad, no llevársela. 

Será que nos sobra gente.

viernes, 7 de agosto de 2015

Un regalo inesperado

Hay cosas que te alegran el día, la semana y el mes por lo menos. Ayer por la tarde me encontré con un regalo que no esperaba, una reproducción de un cuadro de José Luis Mayor Balboa, pintor lucense que supongo que ustedes conocerán. Lo que más me gustó del detallazo es, además de lo inesperado, fue el cariño con el que me lo dieron, ya que fue cosa de Susana, la hermana de José Luis, y de sus padres.

La reproducción, a falta de enmarcarla, claro.
La reproducción es de uno de los cuadros que se expusieron hace unos meses en el Verruga, en una iniciativa que se está llevando a cabo para apoyar a los pintores lucenses y que comenzó con un pequeño homenaje a Mayor Balboa, cuya obra es excepcional y que lamentablemente falleció a los 30 años. Si siguiera con nosotros quién sabe lo que habría podido llegar a hacer.

Lo de exponer en comedores de restaurantes es bastante habitual, pero es menos usual que no se cobre nada a los artistas: ni porcentaje sobre la venta, ni se pide un cuadro como compensación ni nada de nada. Simplemente se hace por echar una mano a estos artistas. Ahora mismo, por ejemplo, hay una exposición de Drinix, de carboncillos de desnudos que son una pasada.

Pero a lo que iba, el cuadro, que era probablemente el que más me gustaba de todos, no es únicamente una pintura, sino un símbolo. La familia de José Luis atesora sus obras como lo que son, auténticos reflejos del alma de su añorado hermano e hijo, y las valoran mucho más allá de su considerable valor económico. Por eso me pareció tan importante que nos prestaran durante unas semanas unos cuadros que si tienen una característica es que son irremplazables.

Que se hayan molestado en ir a hacer una copia (por cierto, de excelente calidad, en lienzo), para dársela a quien no tenían la más mínima obligación de entregársela dice mucho de la generosidad de esta familia, que aprecia más un homenaje a José Luis que a ellos mismos.

Francamente, les diré que solo el cariño y la bondad de los Mayor Balboa merecería una exposición, pero también que la calidad de la obra de José Luis merece más que sobradamente cualquier despliegue que se le haga. Si se unen las dos cosas, imaginen.

Así que aprovecho el artículo de hoy para agradecerles su cariño, la labor que hacen conservando la obra de José Luis y la generosidad que demuestran.

Muchas gracias.

jueves, 6 de agosto de 2015

De toros va la cosa

Antes de nada, aviso de (relativa) utilidad pública: el blog en agosto va a ser muy irregular porque oigan, aunque no esté de vacaciones estos días son más relajados y no es plan de obligarse a darle a la tecla, ¿no creen?

Entrando en materia, empezaba el párrafo reflexionando que cuando uno conoce a alguien y le cae bien le cuesta más criticarlo. Me pasa con Olga Louzao, de Ciudadanos, con Lara Méndez, alcaldesa de Lugo, con Alejandro Penas Roibás (cabeza del BNG local y compañero de estudios hace décadas – vamos mayores, Alex), con Carlos Portomeñe de ACE, y ahora también con Santiago Fernández Rocha, cinco personas con las que tengo diferencias ideológicas (unas más que otras, claro) pero que por su simpatía y por las buenas referencias que tengo me cuesta más hacer sangre. Otra cosa es que me calle, claro.

Pero si además dicen cosas con sentidiño ya ni les cuento. Publicaba ayer la web de Lugonovo que se posicionan contra la corrida de toros de Triacastela, pero que no piden que se impida su celebración sino que no se invierta dinero público en la misma. Me parece una posición coherente, respetuosa, razonable y aplaudible.

Personalmente no creo en los derechos de los animales, aunque sí en lo que dice de nosotros lo que hacemos con estos. Hasta dediqué un artículo al tema a raíz de un tuit del exmagenta Toni Cantó, ahora Ciudadano. Tampoco es que me guste que se considere un arte torturar a un animal, a pesar de las tradiciones y todo ese rollo, pero hay que reconocer que si abrimos ese debate ya nos podemos preparar a pagar más caros los pollos, que producirlos en chalets adosados es más costoso que el sistema actual, por poner un ejemplo. 

Pero la cuestión es que cuando empezaron con las campañas antitaurinas en Triacastela mi primera reacción fue hablar con unos amigos para ver si nos animamos a ir a la corrida. No porque nos atraiga el dudoso espectáculo, sino por joder, hablando mal y pronto.

Eso de amenazar con boicotear el Camino de Santiago al paso del pueblo me parece tan ridículo como plantar patatas en un museo de historia. Bueno, esto en Lugo ya se ha hecho, modernos que somos, y nos ha costado la patata a precio de percebe, es de suponer.

Me molestan los extremismos y las prohibiciones “porque sí”. Si a usted no le gustan los toros, no vaya, e incluso haga campañas de sensibilización, pero impedir que lo hagan los demás es una cuestión propia de estados fundamentalistas.

La postura de Lugonovo, sin embargo, me parece atinada: ¿Que quieren hacer una corrida? Perfecto, pero que se la paguen ellos. Indiscutible postura que espero que trasladen a otros asuntos municipales, porque es la base del liberalismo: yo te dejo hacer pero tú te buscas la vida. Nada que objetar.

Me llama la atención, eso sí, que una agrupación de ámbito local de la ciudad de Lugo se meta en el jardín de opinar sobre temas que atañen a otro ayuntamiento, pero bueno, la cosa está sobre la mesa y tampoco pasa nada porque opinen. Aunque como precedente puede ser incómodo, porque les puede dar en toda la cara con un efecto bumerán, que las cosas en política tienen casi siempre segunda parte.

Aplaudo a Santiago por su postura, no quiero dejar de insistir porque no me gustaría que parezca una ironía, y repito también que confío en que su alejamiento del intervencionismo se repita con asiduidad.

Se aprecia además un planteamiento lejano al oportunismo de grupos como el BNG, que en Triacastela llaman asesinos a los gobernantes del PP mientras se olvidan oportunamente de que su alcalde "más importante" en Galicia, el del Pontevedra, tiene plaza de toros en uso en su ciudad. Cosas de la política.

martes, 4 de agosto de 2015

La ORA del apagado ya pasó

Para la semana que viene por lo visto. Eso es cuando dicen desde el ayuntamiento que apagarán las máquinas de la ORA, una medida que el sentido común indica que debería ser simultánea a la suspensión del servicio. Pero para qué, ya se hará, qué prisa tenemos… total, lo máximo que puede pasar es que algún desinformado que no lee el periódico pague a una empresa que está metida en el juzgado y con un contrato anulado desde 2011.

Ayer, mientras me esperaban para preguntar por este tema, los periodistas de un medio de comunicación fueron testigos de que tres personas intentaban sacar un ticket de la ORA, y dos más hicieron lo propio mientras estaba yo con ellos, así que un total de cinco ciudadanos picaban en escasos minutos. Así van las cosas.

Cuando uno llega a una ciudad que no conoce, o si se reincorpora a su rutina diaria después de estar de vacaciones, es probable que no sepa que la ORA en Lugo está fuera de funcionamiento. Se baja de su coche, y aunque sí se han retirado las señales verticales ve la zona azul pintada en el suelo, lo que todos sabemos qué significa, que hay que aflojar la cartera. Se dirige a la máquina más cercana y si ésta funciona y no está precintada, paga religiosamente un dinero que no debería salir de su bolsillo.

Si casualmente la máquina a la que se dirige mantiene el precinto pero hay otra a cincuenta metros que no mantiene la cinta que de forma bastante poco acertada pusieron desde el Ayuntamiento, lo lógico es pensar que a la máquina más cercana le pasa algo y que hay que ir a la otra, y va. Y paga religiosamente un dinero que no debería salir de su bolsillo.

Si no hay cartel de advertencia aunque uno se encuentre un esparadrapo tapando la máquina puede pensar con facilidad que es una gamberrada, porque la máquina funciona. Así que es fácil que arranque el esparadrapo y pague religiosamente un dinero que no debería salir de su bolsillo.

Vamos, que la cosa está como está y que no es lógico. Han prometido que para la semana que viene (la versión administrativa de “un día de estos”) apagarán las máquinas. ¿Hace falta un cursillo de técnico nuclear? ¿Es que tienen sistemas de defensa por rayos láser? ¿Explosivos? ¿Tan difíciles son de apagar?

Cosas veredes…