viernes, 29 de agosto de 2025

Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago

560.000 euros al año para gestionar La Vieja Cárcel. Eso da para unos cuantos puestos públicos...

Más de 560.000 euros al año es el presupuesto que se maneja para la empresa privada que gestionará La Vieja Cárcel, en una nueva licitación que nuestro gobierno local, ese de izquierdas que dice defender el sector público, ha difundido recientemente… porque le manda la ley, como es habitual.

La cosa tiene su miga, porque de la empresa que se haga con el contrato ha de subrogar 13 nóminas de quienes están actualmente, incluidas las personas que gestionan la empresa que a día de hoy lleva el tema. Es decir, que si otra empresa gana el concurso tiene que contratar a su competencia y no puede meter a su propio personal, lo de, de facto, limita muchísimo el interés de la licitación para cualquier otra firma. No está mal pensado, no.

Lo más curioso es que quienes promueven este sistema son los mismos que cacarean que están con lo público, aunque privaticen día sí y día también todos y cada uno de los servicios de nuestro Ayuntamiento. De hecho, si les soy sincero, no se me ocurre ninguna excepción porque incluso la inspección del cobro de recibos, algo que es una labor puramente administrativa y funcionarial, lo lleva una empresa privada.

No me entiendan mal, a mí me parece que es razonable que la administración administre y no se meta a cosas que ni conoce ni se le dan bien. Pero tal vez las cosas se han desmadrado un poco y las instituciones están invadiendo parcelas que no son suyas.

El sector público ha crecido de una forma tan desmesurada que hoy no se puede hacer prácticamente nada sin la competencia, muchas veces desleal, del ayuntamiento, comunidad o administración de turno. Ellos pueden hacer lo que los demás no: abrir cafeterías en edificios que si fueran privados estarían demolidos (por la ley de costas, por ejemplo), utilizar zonas públicas que a un privado jamás le dejarían usar, modificar la vida de los particulares para los objetivos que consideren apropiados en cada momento, aunque no sean un interés público obvio…

Meter personal funcionario a gestionar un centro cultural quizá no sea lo más acertado, no se lo discuto, pero la contradicción evidente entre lo que se dice y lo que se hace tampoco me parece de recibo. Es una pirueta dialéctica complicada andar pidiendo una banca pública (sobre todo después el nefasto resultado de las cajas de ahorros, que eran exactamente eso y fue lo que tuvimos que rescatar con miles de millones) y al mismo tiempo delegando en las empresas privadas la gestión de todo cuanto se hace.

jueves, 28 de agosto de 2025

Quizá sería mejor gastar el dinero en evitar un nuevo mamotreto

La placita desde arriba, que no es lo peor que hay en Lugo, la pasarela desde abajo (ahí sí es fea) y  la comparativa de volúmenes que publicó la plataforma "Outro Garañón na Muralla".
Fotos: Google Maps, La Voz de Galicia y Outro Garañón na Muralla respectivamente.
 

Ahora que llevamos unos días hablando de cómo se gasta el dinero público, podemos meternos en el tema de la esquina entre la Ronda y la calle San Roque, donde se van a construir, según la prensa, diez edificios de entre 4 y 5 alturas en lo que algún colectivo ha denominado “outro Garañón na Muralla”. En la infografía que se ha publicado yo veo ocho edificios, pero seguramente sea una cuestión de matices.

Hace ya tres años traté este mismo tema en el blog y proponía entonces negociar con la propiedad para reducir la edificación, incluso indemnizando al promotor, para evitar dos cuestiones polémicas: la desalineación con los edificios donde está el Froiz (las nuevas construcciones avanzan más que el pórtico de ese supermercado, lo que no es razonable) y el impacto visual desde San Roque, ya que se volverá a tapar la vista de la Muralla.

Como les decía entonces, tampoco se trata de evitar que la gente construya en sus solares, ya que estoy seguro que todos haríamos lo mismo intentando exprimir hasta el último metro siempre que sea legal. La cuestión es buscar un equilibrio.

Recientemente el ayuntamiento ha anunciado que se va a gastar 1,2 millones de euros en tirar y volver a hacer la plataforma que está frente al Froiz porque la entrada es muy fea. No les falta razón en hablar de la falta de estética de ese paso, al menos desde abajo (desde arriba tampoco es para tanto), y quizá se podría “adornar” lo que hay en lugar de tirar todo y volver a hacerlo… y usar ese dinero para negociar con el promotor y retranquear sus edificios.

Pero es más fácil actuar sobre una plataforma que no crea problemas más allá de la estética parcial, que sentarse a hablar con los malvados promotores privados.

De nada ha valido que el Colegio de Arquitectos, Adega o la Academa de Bellas Artes se hayan pronunciado en contra del diseño de esos edificios. Tampoco ha servido el informe de ICOMOS del año 2021 que dice expresamente lo siguiente:

"Desde el punto de vista del marco legislativo debe indicarse que la propuesta desarrollada y ahora aprobada se justifica en parámetros de edificabilidad poco o nada sostenibles a nivel edificatorio, y con escasa o nula referencia al aspecto fundamental que no es otro qué la protección patrimonio o, en su defecto, la no alteración del mismo, situación está que no se da al establecerse un volumen edificado ficticio que se contrapone y altera a los elementos catalogados."

Recuerden que cuando ICOMOS habló de cosas parecidas para hacer el auditorio en San Fernando se renunció al proyecto y nos retrasó décadas hasta tener el nuevo auditorio (y San Fernando sigue en ruinas).

Así que la propuesta parece evidente: negocien con el constructor y dediquen ese dinero que van a despilfarrar en una obra que no me atrevo a calificar de inútil pero sí de superflua, e intenten que los nuevos edificios tengan algo de sentido para evitar que esa esquina se convierta en un nuevo mamotreto en Lugo.

miércoles, 27 de agosto de 2025

Lugo ¿ciudad inteligente con contadores de agua tontos?

Lugo presumía en el año 2017 de la obtención de más de 4 millones de euros para hacer una “ciudad inteligente”, una “smart city”, que incluía un 60% de financiación del Estado para hacer cosas maravillosas como la gestión inteligente de aparcamientos en superficie o la modernización de las lecturas de contadores de agua. Casi diez años después, ni lo uno, ni lo otro. Lugo siendo una ciudad “tonta” a estos efectos.

Lo de la obligación del cambio de contadores se sabe desde hace al menos 5 años. En 2020 se aprobó la normativa que establecía un plazo máximo que vence el 24 de octubre de este año para cambiar los contadores que tuvieran más de 12 años de antigüedad. La Ley de Metrología establece multas de hasta 5.000 euros por no realizar dicho cambio, que habrá que ver quién pagaría llegado el caso. Como siempre, dejamos todo para última hora.

Otras ciudades, como Elche por poner un ejemplo, pidieron fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Unión Europea, financiado con los fondos Next Generation, consiguiendo que los 3,2 millones de euros del coste de digitalizar todos los contadores de agua se pagasen con 2,1 millones de la Unión Europea y 1,1 de la empresa mixta que gestiona el agua. En Lugo se han gastado esos fondos en las mal llamadas Caldas, el carril bici, la casita de madera que no vale para nada y la peatonalización llena de coches del casco histórico. Cuestión de prioridades.

La diferencia de gestión es la clave. Mientras en unos ayuntamientos han utilizado las subvenciones europeas para resolver problemas en otros se han gastado en crearlos, como ha sido el caso de Lugo, donde nos han metido en una hipoteca en piedras que seguiremos pagando hasta que se gaste otra fortuna en quitar losas para meter un suelo que resista el paso del inevitable tráfico que hay en una ciudad con cuatro grandes aparcamientos públicos en su zona “peatonal”. Y en poner verde, ya que estamos.

Pero no hay consecuencia alguna, porque la principal responsable de este desaguisado huyó a Santiago a parapetarse en el Parlamento de Galicia y sólo pasa por aquí para hacerse fotos de campaña y decir que la Xunta es mala, que para eso cobra (y mucho).

No hay responsabilidades en las cagadas públicas. Ni las hubo en la aberración del Gaiás, un proyecto que venía de tiempos de vacas gordas pero que aún así era un disparate en aspectos como traer las piedras de Brasil (algo que hizo el bipartito, por cierto, porque tuvieron desacuerdos con las empresas contratistas iniciales que eran gallegas), ni en la triste y absurda gestión del Cuartel de San Fernando, ni en el fracaso del centro de nuevas energías del Ceao (que ahora quieren convertir en aparcamiento…), ni en los mencionados disparates de Caldas, carril bicil o edificio de madera, ni en la que se prevé una nueva burrada con dinero público: convertir la fábrica de la luz en un centro de gastronomía.

Aquí no pasa nada. El dinero público no es de nadie y el sufrido ciudadano no tiene más remedio que sentarse atónito a ver lo que hacen con sus votos y cómo los transforman en subidas de impuestos para pagar caprichitos y chorradas varias, mientras los contadores del agua de Lugo siguen siendo tontos. Tan tontos como quienes toman decisiones que nos hacen la puñeta a todos.

martes, 26 de agosto de 2025

El 25 aniversario de la declaración de la Muralla amenaza con ser un acto de partido

La Muralla que debía unirnos pero se usa como arma política.

No sé si la frase es suya, pero se atribuye al visionario George Orwell aquello de que “la historia la escriben los vencedores”, porque la recogió en una columna publicada a mediados de los años 40. Le pega mucho, con esa visión triste, terrible y lamentablemente acertada que tenía del futuro.

En mi primer día de vacaciones me encontré con una publicación oficial del Ayuntamiento de Lugo en redes sociales que me hizo recordar esa frase. En la foto se veía al Alcalde de la ciudad, Miguel Fernández, acompañado por José Ramón Gómez Besteiro y Lara Méndez, hablando de que se iban a preparar actos por el 25 aniversario de la declaración de la Muralla como Patrimonio de la Humanidad. Sí, yo tampoco sé qué pintaban en la foto Besteiro y Lara, pero allí estaban.

El Alcalde, que como tal sí está muy bien que salga en esta foto, acompañado de dos personas que tuvieron lo mismo que ver que Bob Esponja con el reconocimiento de la UNESCO.

Pero la presencia en la imagen de dos personas que tuvieron la misma implicación que el Kaiser Guillermo en la declaración como patrimonio de la Muralla no es lo grave, lo terrible es el texto que acompaña al publirreportaje:

Ojo a la cuestión. Lo importante para celebrar el 25 aniversario de ese hito no es destacar el trabajo realizado por el equipo redactor del proyecto que culminó con un reconocimiento mundial, ni, por supuesto, la incansable tarea llevada a cabo por el entonces alcalde, Joaquín García Díez, que logró recabar los apoyos de Manuel Fraga y de la Casa Real para alcanzar el objetivo. No, no, lo destacable es “el trabajo realizado por los sucesivos gobiernos socialistas”. Con dos cojones, permítanme la grosería. Ni Orozco se atrevió a tanto, ya que usaba aquella fórmula tan sutil de "esto lo hemos logrado entre todos", que así nadie le rechistaba.

Que la cuenta oficial de una administración pública se refiera a un partido político es algo tan tristemente habitual que a mucha gente le pasa desapercibido, pero no es aceptable. Que en el aniversario del reconocimiento de la Muralla por la UNESCO se desvíe la atención hacia quienes no movieron un dedo para lograrlo, es un insulto. Como cada vez que insisten en atribuir a Basadre la invención del Arde Lucus, algo que me juego la cabeza a que van a poner el año que viene en todas partes por el 25 aniversario de la fiesta. Así se escribe la historia.

Entiendo que les escueza que Joaquín fuera quien hizo todo el trabajo por la Muralla, pero deberían aprender de él porque siempre ha dicho que la iniciativa no fue suya sino de la oposición. No recuerdo ahora mismo si fue una propuesta del BNG o de Carlos Dafonte 1, pero sí que es cierto que la idea de pugnar por el reconocimiento partió de un partido que no estaba en el gobierno. La diferencia es que en lugar de actuar como se haría hoy, ridiculizando la propuesta y votando en contra, el entonces alcalde, a pesar de ser el único que tuvo mayoría absoluta y podía hacer lo que quisiera, aceptó entusiasta la idea y se implicó de una forma brutal.

Joaquín cuenta anécdotas del trabajo que se hizo como que cuando fue a un foro internacional con diapositivas de la Muralla (de aquella es lo que había) le preguntaban si era un montaje porque pensaban que no podía existir ese monumento, tal era el grado de desconocimiento. También relata que un alto cargo de otra administración le preguntaba por qué estaba tan implicado con el reconocimiento de la UNESCO “si eso no trae subvenciones”. Ya ven el panorama al que se enfrentaba… aunque lo hizo con éxito.

La política cutre de partidos llevada a las administraciones no sólo es una aberración, sino que es una torpeza. Joaquín está jubilado, así que reconocer su labor no tendría nada de malo. Al contrario, sería un acto de justicia que le daría al Alcalde un barniz de objetividad y de elegancia, que se le podría pegar de García Díez. También podría aprender de su antecesora, la fallecida Paula Alvarellos, que el año pasado acudió a un homenaje que se le organizó a Joaquín y reconoció en su discurso sus muchos logros. En el mundo en que vivimos fue un gran esfuerzo por parte de Paula ir a aquella comida, y precisamente por ese tipo de acciones es por lo que todos la recordamos con cariño y respeto.

En todo caso, veremos qué organizan para noviembre, pero visto lo visto me temo que va a ser un acto de partido, no de ciudad.

No hay forma de que se hagan las cosas con sentidiño.


1 NOTA: Me indican que la propuesta formal en el Pleno Municipal la hizo Branca Rodríguez Pazos, del BNG, y que Cándido Sánchez Castiñeira también lo presentó en el Parlamento de Galicia desde Coalición Galega. Que conste ;)

lunes, 25 de agosto de 2025

Un ¿demandado? monumento a Paula Alvarellos

A la izquierda, la ubicación elegida para el monumento, sustituyendo esa fuente del Parque Rosalía
Foto: El Progreso

Volvemos de las vacaciones y vamos a empezar a retomar la actividad hablando de un tema polémico, que por cuestiones derivadas de la naturaleza humana son los que más nos gustan a todos.

La semana pasada el gobierno local anunció que iban a construir un monumento a Paula Alvarellos, nuestra anterior alcaldesa, fallecida este año, y justifican la decisión por la “demanda social” que hay para tal dedicatoria. No sé muy bien quién lo ha pedido, pero francamente, no lo veo.

No me entiendan mal, creo que Paula era una persona dinámica y muy trabajadora. Tenía una buena relación con ella y tuvimos varios encuentros a solas en que dejaba ver la persona tras el cargo y nos entendíamos razonablemente bien a pesar de las críticas que, como es lo suyo, le dirigía. Creo que heredó un papelón terrible de su antecesora, y que hizo todo lo que pudo para reconducir las cosas dentro de lo que podía, que no era mucho porque los contratos y los proyectos no son fáciles de reformar. Por ejemplo, en Santo Domingo logró ampliar la zona verde modificando el proyecto original que se cargaba los árboles y metía un carril por allí, aceptando el punto de vista que muchas organizaciones como Adega, el Colegio de Arquitectos y Lugo Monumental expusieron y defendieron. Con otras cosas como las Caldas o el carril bici no pudo hacer nada porque ya estaban ahí, pero sinceramente creo que intentó hacerlo bien. Quizá no eligió bien a personas de su equipo (las que podía elegir, que otras también las “heredó”), pero ella tenía disposición y actitud.

La muerte de Paula fue traumática por muchos motivos: por ser sorprendente, por las circunstancias (en un acto público), por su juventud… Nadie se lo esperaba y nos dejó a todos durante mucho tiempo descolocadísimos.

Sin embargo, y a pesar de lo dicho y el gran respeto que siento por su memoria, no entiendo el tema del monumento. Paula sólo pudo estar poco más de un año en la Alcaldía y durante este tiempo no pudo desarrollar gran cosa porque la administración es lenta y acepta mal los cambios.

Si su fallecimiento hubiera sido a causa de su actividad me parecería razonable, como un bombero que fallece rescatando a una persona de un incendio o un policía al que matan evitando un atraco. Se podría argumentar que la presión del cargo colaboró con el infarto que nos la quitó, pero es difícil de asumir esa explicación porque por esa regla de tres a cualquier persona que fallezca tras ejercer un cargo de responsabilidad se le podría aplicar la misma lógica.

Orozco, que fue alcalde quince años, no tiene ni placa, ni calle ni monumento. No soy yo su mayor fan ni mucho menos, pero creo que de hacer un monumento a un alcalde lo merece más él o, por supuesto, Tomás Notario, Vicente Quiroga o, sobre todo, Joaquín García Díez. Sin embargo viven, y en esta extraña sociedad nuestra es un demérito insalvable para hacerles homenajes.

La política es una realidad paralela en que se da más importancia a los colegas de profesión que al resto. No me cabe en la cabeza, por ejemplo, que Conchita Teijeiro tenga una estatua por iniciativa privada en la sede de ASPNAIS pero que no tenga un reconocimiento público que, lamentablemente, también llegaría tarde aunque aún viva.

Hace unas semanas en este mismo blog criticaba la medalla de Galicia otorgada a la Princesa de Asturias, no porque tenga nada contra la monarquía o contra la moza, sino porque no me parecía que tuviera sentido ese peloteo a quien no ha hecho nada meritorio para recibirlo salvo ser heredera de la Corona. El caso de Paula es algo diferente, porque sí hizo su trabajo, pero no sé si se le otorga por la labor realizada o simplemente por haber fallecido.

Estamos en una surrealista dinámica que confunde los conceptos de “desgracia” y “mérito”. Paula falleció como Alcaldesa y eso fue un terrible acontecimiento que nos creó un trauma colectivo, pero no le otorga automáticamente la categoría de “monumentable”, e insisto, con todo el cariño y el respeto que le tengo, me parece una cuestión más política que otra cosa.

La unánime tristeza por la muerte de Paula se empaña ahora con esta iniciativa, que abre el debate de "¿por qué se hace esto?", algo que no venía al caso y que, realmente, no aporta nada positivo para nadie.

viernes, 1 de agosto de 2025

¿Tiene sentido la tasa turística?

Lograr que la masa apoye una subida de impuestos es sencillo si se plantea acertadamente

Una de las formas más clásicas de conseguir que alguien responda lo que queremos es la forma de plantear la pregunta. Es prácticamente irrelevante el tema e incluso también las convicciones de la persona a la que se dirigen las preguntas, porque si se hace bien el planteamiento un altísimo porcentaje de la población responderá lo que el que las formula desea, con lo que el resultado es predecible y manipulable. Por eso soy poco partidario de las encuestas, porque no te cuentan el proceso sino únicamente un resultado que es fácilmente finalista.

Ahora mismo está sobre la mesa el tema de las tasas turísticas. Un nuevo impuesto que se disfraza de “compensación” para la ciudad destino del turismo de masas pero que se consulta a los locales, con lo que la respuesta más probable es que se posicionen a favor de cobrarla porque ellos no la van a pagar… en su ciudad. Es como Trump y sus arenceles, como los pagan los demás, a él se la sopla y la mayoría de sus ciudadanos aplauden con las orejas porque no ven las consecuencias de esos movimientos.

Coruña y Santiago acaban de implantar una tasa turística y Vigo está en ello. Seguramente son las tres  grandes ciudades con más turismo de Galicia y es muy golosa la tentación de poner un impuesto que sus votantes no van a sufrir directamente, con lo que no tiene repercusión en las urnas. Quizá sea al revés, lo venden como "los de fuera te pagan".

He leído un debate en que se plantea para Lugo y claro, la respuesta más habitual es “si lo pagan en otros sitios por qué no aquí”, que es más o menos la aplicación de aquello que nos decían de pequeños: “¿y si tus amigos se tiran por un puente tú también lo haces?”, con lo que el argumento no es tal.

No me entiendan mal, creo que esa tasa tiene cierta lógica en determinados casos. Por ejemplo,  en municipios como Foz, Barreiros, Miño, Sanxenxo… que aumentan espectacularmente sus poblaciones en época estival, podría tener una justificación real cobrar esa tasa. Estamos hablando de ayuntamientos pequeños que tienen una presión desproporcionada en la demanda de servicios, lo que no ocurre en las grandes ciudades. Santiago, por ejemplo, sustituye los estudiantes por turistas, por lo que la demanda de servicios probablemente sea similar, aunque ahí sí que cogido con pinzas porque puede que sea la única ciudad en que es justificable la tasa si bien con mucha incertidumbre.

El problema surge cuando quieres filtrar. Si, por ejemplo, mi hermana que vive en Madrid quiere venir a su ciudad de origen a pasar la Navidad y, por lo que sea, quiere reservar en un hotel, ¿es una turista? Pues legalmente sí, así que pagará esa tasa por venir a su Lugo con su familia. Igual que los profesionales que viajen y duerman fuera, o los que vengan al HULA a acompañar a sus familiares. Le llaman “tasa turística”, pero realmente es un impuesto más, que se suma al IVA y demás que ya pagan los que vienen en cualquier cosa que adquieran, coman o usen. Una subida de impuestos disfrazada de “ecotasa”, que todo lo que sea verde vende.

Pero el debate no nos lo plantean diciendo: “¿le parece a usted bien tener que pagar una tasa cuando pernocta en cualquier ciudad que no sea la suya?”. Dicho así la cosa cambia, ¿a que sí? Porque no es lo mismo cobrar a otros que pagar uno.

Es como el tema de que nos cobren por entrar en la Catedral de Lugo, cuyas restauraciones y mantenimiento ya pagamos generosamente los ciudadanos a través de nuestros impuestos, o por subir a la Muralla. Siempre que añadan la coletilla de “pero los residentes en Lugo estarían exentos” ya se ganan el apoyo popular, porque así la fiesta la pagan otros, que es lo que realmente interesa. Mientras pague el pato un tercero, que cobren hasta por respirar.

Tal vez el debate debería ser diferente. Tal vez deberíamos hablar de que las tasas sólo fueran legales en poblaciones en que el turismo exige un esfuerzo adicional al ordinario, y prohibir por ley que las instituciones y monumentos que sostenemos con nuestros impuestos nos cobren entrada, tales como museos, catedrales, iglesias y monumentos similares. ¿O acaso creen ustedes que los lucenses somos los que sufragamos el mantenimiento de la Muralla? Pues no.

Igual de mal que me parece que me quieran cobrar por ver la Catedral de Sevilla, el Museo del Prado, el Alcázar de Segovia o la Alhambra de Granada puesto que ya los estamos sosteniendo día a día, me parece mal que quieran cobrar a los de fuera por subir a la Muralla o pasear por nuestras calles.

Pero ya ven, la masa, en modo lemming, justifica la creación de más impuestos… en lugar de exigir que se gestionen bien los que ya pagamos abundantemente.

jueves, 31 de julio de 2025

Tomé hace el ridículo y Candia gana sin siquiera estar presente

Tomé, a la derecha, en el pleno en que hizo el ridículo más espantoso
Foto: El Progreso

Cuando una persona preside una institución sin tener mayoría absoluta, lo hace en virtud de un pacto para que los que no ganaron sumen más que los otros para, así, fabricar lo que las urnas no les dieron. Es perfectamente legal, e incluso legítimo, y así se gobierna desde hace años en Lugo, tanto en el Ayuntamiento como en la Diputación.

El problema de este sistema es que no estamos bajo un gobierno, sino bajo dos, que en ocasiones no sólo no están bien coordinados, sino que se contradicen abiertamente, creando duplicidades y enfrentamientos que son poco adecuados y que incluso van contra los intereses de la ciudadanía, que paga dos veces el pato de ese reparto de tartas. Ambas partes intentan esconder como pueden sus diferencias, como es natural, ya que la imagen que hay que proyectar es la de colegueo y buen rollo para que no se acabe el chollo, ya que hay mucha gente que depende de esta situación… pero a veces las cosas no salen como están previstas.

El PSOE provincial, dirigido por el señor Tomé, tuvo la ocurrencia de llevar a pleno una iniciativa para “exigir” a Elena Candia que dejara todos sus cargos por el archivo de una causa penal que, aseguran, ella inició con un “anónimo”. Ya traté en su día lo falso de que un escrito, con nombres y DNIs, se pueda considerar un anónimo. Otra cosa es que llegase anónimamente al grupo del PP, pero una vez en sus manos Candia tenía no sólo la obligación moral sino la legal de trasladarlo a fiscalía.

De hecho, la propuesta del PSOE ignora completamente que el Fiscal sí apreció indicios de delito, por lo que abrió una investigación y lo presentó en el juzgado, y Su Señoría también coincidió con ese criterio, por lo que hubo un juicio. Pero no se pide la dimisión del Fiscal (que, como dijo Pedro Sánchez, todos sabemos de quién depende) ni la renuncia de quien abrió la causa penal, sino la de Elena Candia. ¿Por qué? La respuesta es obvia: le tienen pánico.

Pero lo más ridículo de todo esto es que Tomé cometió un error de cálculo fatal: o no consultó previamente con el BNG la iniciativa o no la ató lo suficiente, porque los nacionalistas se abstuvieron y dejaron solo a un PSOE que tiene menos diputados que el PP, por lo que la iniciativa no salió adelante, haciendo el Presidente el ridículo más espantoso posible.

Ha logrado, con este pequeño teatrillo, que se vea que está más solo que la una, e incluso tuvo suerte porque si hubiera sido en la sesión anterior ni siquiera tendría mayoría con el BNG porque tres de sus diputados le dejaron plantado, aunque ya arreglaron eso tal y como refleja el BOP, dándoles más pasta a los “ausentados” para tapar la vía de agua interna que tienen montada. Lo de pagar con fondos públicos las adhesiones dentro del partido es de coña, pero, al igual que los pactos de fuerzas minoritarias, perfectamente legal.

De hecho, ha reforzado a Candia, quien daba por sentado (como todos) que la propuesta saldría adelante y, aunque no tiene el menor valor legal, sería un titular no muy agradable. Pero las circunstancias han dado la vuelta a la tortilla y ahora quien se debería poner colorado (si es que tiene capacidad para ello) es el Presidente de la Diputación, que ha conseguido el dudoso logro de perder una votación contra alguien que ni siquiera estaba presente.

Utilizar a las instituciones para hacer guerra política está feo, pero hay algo todavía peor: intentarlo y no lograrlo, porque no sólo es feo, es ridículo.