Hay veces en que sería mejor no escribir, y hoy es una de ellas, porque sé que mucha gente me va a interpretar fatal. Esto es como lo de Casandra, la figura griega de la sacerdotisa que tenía el don de la profecía pero que nadie le creía. Lo mío es parecido (salvando las distancias): sé que cuando escribo algunas cosas algunos se pueden ofender, pero si les soy sincero no escribo para esas personas, sino para los demás, para quienes buscan rascar un poco más de lo obvio.
Todos los medios coparon ayer sus portadas con la renuncia del Papa, a la que no sé por qué le dan tanto bombo si ya hubo otra a principios del siglo XV… vamos, ni que fuera algo novedoso. Lo que me llama la atención es que con la poquita gente que va a las iglesias, cada vez menos, el asunto de la elección papal y su renuncia (los papas no abdican ni dimiten, renuncian, a ver si nos vamos enterando) llene tantas portadas, tantas horas de telediario y tantas ondas de radio.
No les voy a decir que sea algo que deje indiferente a nadie, sino al contrario. Hay una serie de personas, bastante numerosas, que tienen como afición el ataque a la Iglesia en todos sus frentes. Ya sea por los grandes errores de ésta, que los hay a punta pala, como por una mal entendida generalización de los pecados de algunos de sus miembros, que también los hay. Pero es sorprendente el insulto generalizado, el chiste fácil y la burla desconsiderada hacia quienes, dentro de la propia Iglesia, son personas decentes, honradas, trabajadoras, generosas y espirituales, que son muchos más que los otros. Yo he conocido a mucha gente que ha renunciado a su vida en favor de los demás porque lo consideraban su obligación por su fe.
También he conocido a gente que no entraba en una iglesia ni por motivos culturales (lo cual, dicho sea de paso, me parece un absurdo) pero que cree en la existencia de “energías”, espíritus, rencarnación, chacras y cosas de esas. No digo que estos temas sean chorradas, sólo que me sorprende creer en la telepatía animal y negar el dogma católico por absurdo.
Ayer en una tertulia en una cadena privada de tendencias poco amistosas con la Iglesia (no lo nieguen, están dudando si fue en Cuatro o en La Sexta) había la típica charla sobre el tema de la renuncia del Papa, y de los cuatro tertulianos (la “moderadora” opinaba como los demás, así que la incluyo) había una que se declaraba católica practicante. Le cayó un chorreo de los gordos, y había un cachondeo generalizado sobre si al Papa lo elegía “la paloma” (representa al Espíritu Santo para los que hace mucho que no van a la iglesia) o la política. La mujer católica les dio una contestación que me sorprendió por contundente y razonable: “si yo fuera musulmana no os atreveríais a reíros de mí así”. Más razón que un santo, como se suele decir.
Porque ese es el dogma del siglo XXI. Atacamos a la Iglesia con todas nuestras fuerzas por machista, retrógrada, dogmática, manipuladora, corrupta y lo que ustedes quieran, pero ¡cuidado!, a las “religiones” (se llama religión a cualquier creencia que no sea la católica, que es casi una secta) hay que respetarlas. Si compran un garaje para dar misa vendrán inspecciones de todo tipo para ver si el local es adecuado, pero ¡ay si es una mezquita!... Entonces lo dejamos estar porque hay que “respetar” la libertad de culto.
En Cuatro creo que fue, emitieron el otro día un programa llamado “palabra de gitano”. Hablaba de la vida y costumbres del pueblo gitano, como es obvio, y salía una mujer diciendo que su hija se iba a casar con otro gitano “como debe de ser”, porque ya está la sangre “muy diluida” por los matrimonios mixtos con payos y hay que defender “nuestra cultura”… ¡¡Tócate los pies!! Dice eso un caucásico (vamos, un payo) y le plantan la esvástica en la frente por nazi y xenófobo… y con razón.
Hay ciertos colectivos que tienen patente de corso para hacer y decir lo que les venga en gana, y otros que sufren justo lo contrario, la persecución y la crítica gratuita sea cual sea la circunstancia. Amancio Ortega dona nosecuantos millones de euros para caridad y es un cabrón. Salen los del top manta en la prensa ofreciendo imitaciones ilegales y son unos pobres benditos.
Pues miren, a mi el Papa ni me va ni me viene. No estoy defendiendo la carta blanca para la Iglesia, ni mucho menos, sino justo lo contrario, la crítica razonada pero sin contemplaciones con cualquier colectivo que atente contra las más elementales normas de la convivencia y la humanidad aunque parezca algo "políticamente incorrecto" cuando lo aplicas a algunos. Sobre la Iglesia, por ejemplo, me preocupa su influencia en zonas que lo están pasando mal y a los que no ayuda el rollo de “el condón es pecado”, o su obsesión con dejar a las mujeres en segundo plano dentro de la organización eclesiástica. Pero también me ofendo cuando el mundo musulmán condena a una lapidación a una chica por ser violada, y aunque se condena por todo el mundo, veo que no hay una generalización hacia esa religión como hacia la católica por los casos de pederastía, por poner un ejemplo que todos tenemos en mente. Tampoco creo que sea lo más de la modernidad la prueba del pañuelo, que nos quieren decir que hay que respetar por ser unas "idiosincrasias culturales".
Asociar curas a pederastía es como hacerlo con los boy scout o hablar de la corrupción en política: es mucho más frecuente de lo que nos gustaría (que nos gustaría que fuera cero), pero no es motivo para condenar a todo un colectivo dedicado a algo noble. Si caemos en ese error también tendremos que admitir las generalizaciones sobre funcionarios, fontaneros, gays, abogados, españoles, gallegos o cualquier otro colectivo que se nos ocurra.
Seguro que todos están en algún colectivo atacado injustamente. Piénsenlo antes de meterse con otro, y no me vale lo de que “es que en ese caso es cierto”.
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