martes, 29 de abril de 2014

Antitabaco

Uno de los grandes (y escasos) aciertos de Zapatero fue la ley antitabaco. Librarnos a los no fumadores de los malos humos fue no sólo una medida que va en consonancia con lo que se entiende hoy día por “ser Europa” sino una cuestión de sentido común.

Como defensor a ultranza de las libertades individuales que soy, puede que a alguien le extrañe que apruebe esta limitación en la voluntad propia de autolesionarse los pulmones de quien lo desea hacer. Y es que ese principio no se vulnera en absoluto, ya que no se ha prohibido el tabaco, sino la posibilidad de que a mí me obliguen a respirarlo, que es algo muy diferente.

Se les quedó una cosa en el tintero, eso sí. No me cabe en la cabeza que no sea ilegal fumar conduciendo. Les explico la cuestión en dos minutos: si tú vas al volante fumando y se te cae la colilla en el pantalón (o la falda, no seamos sexistas) la reacción inmediata y el riesgo a quemarse pueden dar lugar a aspavientos que muy probablemente pueden causar un accidente. Desde luego, si no podemos ni sintonizar la radio, menos llevar un elemento que conlleva cierto peligro en los labios.

En la provincia de Lugo durante el año 2013 sólo 16 locales fueron multados por permitir fumar. Digo “´sólo” porque todos sabemos que lo dejan hacer en muchos más, lo que es, además de una violación de una ley, una competencia desleal a los locales que sí la cumplen a rajatabla.

Como supongo que muchos saben mi familia tiene un restaurante. Pues bien, hubo que oírlas de todos los colores a un ilustre borrico que defendía que era un “importante letrado” (Dios me aparte de que me lleve un caso, vista su peculiar interpretación de las leyes) y que eso de que no se podía fumar lo decíamos nosotros. Ahora lo veo muy a menudo en una terraza papando frío con su tabaco en la mano. Parece que no éramos tan burros o él tan listo.

Una vez más vamos a lo de siempre: hay demasiadas normas y no se hacen cumplir. Como liberal defiendo normas de mínimos, muy mínimos. Eso sí, esos mínimos hay que respetarlos. No se puede, bajo ningún concepto, elevar a los altares del BOE cualquier chorrada que se te ocurra y que finalmente se va a convertir en una excusa para multar o sancionar.

Prohibir u obligar son dos verbos muy peligrosos en una democracia que se considere como tal. Son violaciones de la libertad natural que tenemos todos de hacer las cosas y vivir como nos venga en gana y que tienen una única limitación clara: la libertad del prójimo. Ayer les ponía un caso claro de niños vándalos. ¿Tienen libertad para ser unos salvajes? Sí, sin duda… siempre y cuando no me afecte a mí y me dejen descansar tranquilamente. Si viven en el monte y sus papás les dejan gritar hasta quedarse roncos, me parece fantástico. Lo malo es cuando yo tengo que aguantar sus gritos. Pues ahora apliquen ese principio a cualquier situación y entenderán la lógica absoluta del liberalismo.

Que un liberal pida más multas puede parecer un contrasentido pero no lo es si la norma a defender, en este caso la ley antitabaco, viene a defender a un colectivo, el de no fumadores, contra una agresión, inconsciente en ocasiones pero agresión al fin y al cabo, de otro que a veces parece que piensa que tiene derecho a envenenarnos amparado en su libertad de intoxicarse.


Ha quedado muy dramático, pero ya me entienden…

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