¡Qué tristeza! Escuchar a Carmen Posadas, que ganó el premio Planeta, que fue presentadora de televisión, que es escritora de bastante éxito… que no había oído hablar de la Muralla Romana de Lugo en su vida es una pena. Y lo dijo ayer, en el MIHL, invitada por el Ayuntamiento a las “catas literarias”, a la cara del Alcalde y de nuestra excelsa concejala de cultura, Carmen Basadre. No entiendo cómo no se pusieron colorados.
Si alguien necesita más pruebas de que nuestra Muralla está promocionada de pena, que avise, porque francamente, creo que ya no hay mucho más que hablar. No porque no la conozca una señora, sino porque no la conoce una señora con mundo, con interés en el patrimonio y que se mueve más que una lambada.
No estamos hablando de que nunca hubiera subido a la Muralla, o que no supiera que estaba completa, o que ignorase que era romana… es que no sabía de su existencia, nada, niente, nothing, rien, ingenting, nichts. Vergonzoso como mínimo y escandaloso en realidad.
Y después nos dicen que el turismo es el gran futuro de Lugo cosa que, por cierto, me atrevo a poner en duda tanto por lo factible como por lo deseable. No sé si a ustedes les apetece mucho llenar nuestras calles de gente con pintas raras y cámara de fotos (hasta un notario de Valladolid se viste “de turista” para viajar, no me pregunten por qué) y anular la tranquilidad y el buen vivir de nuestro Lugo. A mí me tira poco el tema a pesar de que estoy muy vinculado a la hotelería.
Ahora lo aclaro: el tema del turismo es un atractivo enorme desde el punto de vista económico, y estoy totalmente de acuerdo en que hay que promocionar más Lugo, pero tampoco se trata de convertir esto en el parque temático que se ha hecho con Mérida o Santiago de Compostela, que prácticamente han perdido su esencia de ciudades “normales” para convertirse en una especie de Disneylandia con tiendas de recuerdos fabricados en China, todos iguales.
Si me preguntan les diría que yo intentaría atraer otro tipo de turismo, menos de alpargata y más de calidad, exceptuando por supuesto a los peregrinos que creo que son un interesantísimo flujo de público para la ciudad y que tienen la sana costumbre de regresar a donde han estado cómodos, ya sin mochila.
Pois a min paréceme que a que tiña que poñerse colorada era ela. Se eu non sei da existencia do Acueducto de Segovia, que culpa teñen os seus gobernantes? Sentidiño, por favor.
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