Hablando ayer con un alcalde de la provincia de Lugo me contaba que se está encontrando con un grave problema para confeccionar “la lista”. No están las cosas como para tirar cohetes en el mundo de la política, y ya no sólo es complejo encontrar gente de la que se considera “de relleno”, sino que hasta para puestos “de salida” o “con posibilidades” se está complicando el panorama.
Antes de nada, aclaremos términos. Se consideras “puesto de salida” aquel que se da por sentado que se logrará. Por ejemplo, en Lugo en el PP se podría decir que hasta el 9 es seguro, en el PSOE seguramente la cosa será similar, y en el resto vaya usted a saber, porque ese bipartidismo que del que algunos se apuran a rellenar el acta de defunción no está tan enfermo como parece y hoy es complicado decir quién va a sacar hasta el primero de la lista, si bien BNG va ganando puntos ante la caída libre de sus colegas/adversarios de LugoNovo (¿se escribe junto o separado?).
Tras estos puestos están los que tienen posibilidades. Oficiosamente se suele considerar que es el 20 o 30% adicional. Es decir los números 10 y 11 en el PP o en el PSOE. Hay una segunda fase de “los que si suena la flauta entran”, que podríamos decir que es hasta el 13 o 14. A partir de ahí ya es relleno, aunque a veces pasen cosas extrañas como en Santiago, donde la alcaldía está en manos del que cerraba la lista, puesto de honor que se reserva habitualmente para alguien con peso político pero sin aspiración a la política municipal en ese momento.
Una vez aclarado este asunto, nos podemos centrar algo más en el problema: ¿es tan fácil presentar una lista? La respuesta es rotunda: No.
Una cosa es que la gente te dé palmaditas por la calle o te anime en privado en plan “tú eres el mejor” y otra muy diferente que se apunten públicamente a tu carro. A menos que tengas posibilidades de entrar, formar parte de una lista solo te da problemas, a ti o a tu familia, negocio, futuro profesional… y sé perfectamente de lo que hablo, porque a mi madre le hizo la puñeta claramente que yo entrara en una lista en su día. La gente es como es, y los propios creen que estás “asegurado” así que no tienen que “ir” y los de enfrente se niegan porque eres “el enemigo”. Percepciones extrañas pero bastante habituales.
Incluso hoy en día hay mucha gente que no quiere ir ni siquiera en puestos de salida. Lo de ser concejal ya no tiene tanto “glamour” como hace unos años, y la política es vista como un concurso de trepas que en lugar de ayudar a su pueblo quieren lucrarse. Una pobre y triste visión, y lo que es peor, equivocada en la gran mayoría de los casos. Hay mucha, muchísima buena gente que tiene inquietudes por su ciudad y que aunque económicamente sale perdiendo se moja y trabaja por sus vecinos. También sé de lo que hablo porque lo he visto con mis propios ojos, y no voy a mencionar a nadie porque no quiero comprometerlos pero sé de una persona seguro a quién su concejalía le costó dinero porque en su profesión vivía mucho mejor, en el plano económico, que en el ayuntamiento.
Siempre se dice que para España sería un chollo tener a Amancio Ortega de ministro de economía. El problema es que la gente como Ortega no quiere meterse en estos jardines porque están muy ocupados haciendo medrar su empresa, y a nivel local pasa lo mismo.
¿Y de quién es la culpa? Pues un poco de todos. Con el descrédito de la política, al que el ciudadano medio contribuye constantemente criticando a ciegas a “los políticos”, que es lo más fácil, se está consiguiendo que la gente de bien huya de este mundo como del fuego, porque el único atractivo que tiene para ellos, la vocación de servicio público y un pelín de narcisismo, se diluye ante las críticas despiadadas y sin razón que se hacen en genérico.
Y así nos luce el pelo, que la que tendría que ser la profesión más honorable de todas, es de las más denostadas. Eso sí, luego exigimos que “los políticos” sean personas preparadas, cultas, solventes, con una brillante carrera profesional y encima guapos y simpáticos. Que con ese perfil se van a meter a nadar con tiburones, sí, seguro…
Tú te saliste de la política porque no te cogían para la lista y ahora pones esto
ResponderEliminarEstimado anónimo:
EliminarCreo que hay un punto de partida falso en su constructiva y bienintencionada entrada: yo no me salí "porque no me cogían para la lista", y de hecho yo no "me salí de la política", sino que dejé un partido político por no estar de acuerdo con gran número de temas.
Política es todo, y si bien es cierto que al dejar el PP renuncié a la única posibilidad que tenía de satisfacer una de mis grandes inquietudes, la política municipal, también lo es que ser coherente con los principios propios ayuda a dormir por las noches.
De todas formas, si relee el artículo con atención verá que no me meto con la gente que está en las listas, todo lo contrario, defiendo la honorabilidad de la política como acción. Todo lo que se interprete contra quienes tienen la valentía y coraje de entrar en ese mundo es erróneo, al menos desde mi humilde punto de vista.
Un saludo.
Se escribe todo junto, Lugonovo
ResponderEliminarGracias, me lo aclararon hace un ratito en el Facebook. A partir de ahora así lo escribiré. ;) Estaba un poco confuso porque lo vi escrito de formas diferentes por la propia agrupación.
EliminarEfectivamente conformar una lista electoral es de lo más complicado, creo, porque el compromiso es una actitud con muchas aristas. No tod@s parecemos estar dispuestos a comprometernos con algo (sea la política u otra cosa) sin tener asegurada una contraprestación.
ResponderEliminarPara mi, no es algo de lo que enorgullecerse, pero bueno, ahí están los valores de la sociedad en la que nos ha tocado vivir.