Un cartel en una tienda de artículos de segunda mano ubicada en el lucense barrio de La Milagrosa es la comidilla de media ciudad a causa de un producto que expone en su escaparate y que responde a la más rabiosa actualidad: un retrato de Franco.
Entre los logros del breve periodo que lleva en el Gobierno, hay que destacar que el Presidente Sánchez ha logrado resucitar, para bien y para mal, un debate que España no ha afrontado desde los años setenta, y no es otro que el del tratamiento de la figura del dictador. Quizá lo ideal fuera que se abriera ese tema con más templanza y por intereses menos espúrios, pero lo importante es que se trate esto de una vez por todas y podamos seguir adelante, casi medio siglo más tarde, y abandonar de una puñetera vez el Franquismo como eje de la política nacional. Pero para eso hay que limpiar la herida y coserla, y no solo ponerle una venda como se ha hecho hasta ahora.
Hubo una especie de “acuerdo común” de guardar silencio sobre su presencia en calles, plazas, monumentos y demás hasta que llegó Zapatero con la Ley de Memoria Histórica y comenzó una labor de desmantelamiento de los homenajes al régimen franquista que llegó treinta años tarde, pero llegó. En lo económico son un desastre, pero en estas cosas los socialistas marcan el rumbo del progreso de España, lo que deja en bastante mal lugar a los demás grupos.
No confundamos recordar la historia con homenajearla |
El argumento utilizado contra la retirada del nombre de Franco de las avenidas, el de que “es historia”, es una chorrada como un piano, porque también son historia la Inqusición, la peste negra, el asesinato de los Marqueses de Urquijo o el desastre de Aznalcóllar y no por eso les dedicamos calles y monumentos. Hay historia e Historia. La que merece ser recordada porque nos engrandece y la que, aunque nos dé vergüenza, no puede ser olvidada pero tampoco homenajeada.
A pesar de todo lo dicho, que creo que recoge mi postura sobradamente, hay que diferenciar entre la esfera de lo público y lo privado. Si alguien, particularmente, quiere tener en su casa un altar dedicado a Franco, Stalin, Mussolini, Fidel Castro, su prima la de Valladolid o al mismísimo Satanás es cosa suya. Que la gente lleve alegremente camisetas con figuras que escribieron las páginas más negras de la historia de la Humanidad es una muestra de incultura y de borreguismo, pero no puede ser una ilegalidad.
Nadie lleva camisetas con la esvástica, es cierto, pero más por la influencia de las películas americanas que por convicción democrática, ya que de otra forma no se explica que se luzan enseñas de regímenes que aplastaron a sus opositores o exterminaron a pueblos que se resistían a su dominación. Pero están en su derecho de ser idiotas, como esos memos que van a la manifestación del orgullo gay con portan camisetas del Ché Guevara, y a los que el militar cubano habría enviado a un campo de concentración por su condición sexual, eso suponiendo que les dejara seguir respirando. Pero, insisto, la idiotez no puede ser ilegal.
Si os pillara el Ché os metía en un campo de concentración, pero vosotros mismos. |
Creo que un particular tiene derecho a vender en su tienda lo que considere conveniente. Decir que “me ofende” es lícito, pero te sitúa al mismo nivel que las beatas que se escandalizan porque una mercería pone unas bragas rojas a la vista o un sex shop insinua los productos que tiene en su stock. Si hay libertad para ofender y escandalizar la hay en ambas direcciones, y no solo hacia la siniestra.
En cualquier caso, no hay peor desprecio que el no aprecio, y les garantizo que la tienda es hoy muchísimo más conocida hoy que hace cuarenta y ocho horas gracias a todo este lío, y al final, como escribió Oscar Wilde “hay solamente una cosa en el mundo peor a que hablen mal de ti, y es que no hablen de ti".
Y aquí estamos, hablando de Franco y de una tienda que no solo vende su cuadro sino que tras la polémica le ha subido el precio (ha pasado de 99 a 199 euros) azuzado por el movimiento. Y estoy seguro de que mucha gente que no se había fijado en el local pasará por allí a verlo y hacerle fotos al cuadro del dictador, y hasta lo venderá, ya verán.
Luis es de agradecer el punto de cordura que aportas a este debate. Creo que es fundamental a la hora de opinar de cualquier cosa tener conocimiento y mantener a pesar de las distancias ideológicas el respeto. Es un placer leer opiniones inteligentes y basadas en lo que la mayoría de la gente no tiene conocimiento, estudio, cordura, criterio, etc. Un saludo y que siga el debate, nos lleve a un punto de comprensión y unión a pesar de las distancias.
ResponderEliminar¿Lo del campo de concentración del Che lo has visto en Facebook? te le metieron. Eran campos de trabajo para homosexuales a modo de alternativa al servicio militar.
ResponderEliminarSí, claro, y el Valle de los Caídos fue una alternativa a la prisión para los comunistas. Maravilloso. Le recomiendo que vea el enlace. De nada.
Eliminarwww.youtube.com/watch?v=hCUP4Ai1CaQ