La sentencia que anula la remoción del puesto de Marta López, la jefa de personal del Ayuntamiento de Lugo, es una más de la larguísima lista de acciones judiciales que sacan los colores a un gobierno local que, lejos de entender que ha de cambiar el rumbo, insiste tercamente en desafiar a la lógica y a la legalidad porque ni es la primera ni será la última sentencia y si no que pregunten con el lío que han montado en urbanismo. Quizás se lanzan porque las indemnizaciones de sus meteduras de pata legales las pagamos todos.
Acusaron pública y notoriamente a Marta López ser una inútil en su trabajo. No lo decían así, sino con palabras más técnicas aunque quizá más agresivas aún, al decir que su gestión era “desarrollada de forma descabellada, aleatoria y la mayoría de las veces injustificada”. Esto ha sido desmontado por la sentencia en que la jueza Olalla Díaz concluye que la trabajadora “ha desvirtuado con pruebas rigurosas los hechos en que se ha fundamentado la decisión de su cese”. Vamos, que el gobierno se lo inventó para echarla.
Lo que es la vida. Esta sentencia se hace pública a los pocos días de otra, la de la absolución de los señores Orozco y Besteiro por delito penal en la cafrada de las Torres del Garañón de la que no son culpables de un soborno, pero sí de esa barbaridad en el parque a la que dieron una licencia que también está anulada como todo lo que hicieron ellos al respecto. Veíamos estos días al Gobierno local y su apoyos hablando de cómo se iba a resarcir el honor de sus dos compañeros pero… ¿aplicarán el cuento a Marta López? ¿la resarcirán de las barbaridades que dijeron de ella y que el juzgado ha declarado falsas?
Una disculpa sería lo mínimo. El cese o la dimisión de quienes persiguieron a esta trabajadora desde el autoproclamado partido de los trabajadores sería lo proporcional. El que la hace, que la pague, pero estoy seguro de que no ocurrirá nada de eso. Ni siquiera la disculpa. La soberbia no se lo permite.
Estimado Luís,
ResponderEliminarFai vostede unha atinada referencia ó recentemente acontecido no servizo de Arquitectura do Concello; onde non me estranaría que o xulgado acabase resolvendo de xeito parecido a este dentro duns anos... E ahí está a cuestión: "dentro duns anos"; mentres tanto o problema os cidadáns sufrímolo a diario ca resignación de que "Lugo eche así".
E o certo e que eu non vexo unha solución próxima e doada (nin vontade de procurala). Se vostede (ou calquera outro) a ten, ogallá a diga e alguén lle faga caso.