Las lámparas del salón de plenos iluminan temas lucenses con menos frecuencia de la debida |
Hoy toca Pleno en el Ayuntamiento de Lugo. Se retransmiten
en directo por Internet en el canal de Youtube municipal, aunque
su éxito es más bien discreto. Los últimos cuentan con alrededor de un centenar
de visualizaciones, entre otras cosas porque son un coñazo bastante soporífero
y habitualmente ya sabemos lo que se va a decir antes de que cada uno de los
portavoces abra la boca.
Yo antes los veía. Tenía de fondo en el trabajo el Pleno,
que escuchaba con unos auriculares como otras personas tienen puesta la radio.
Reconozco que le hacía poco caso salvo algún momento puntual en que una frase
me llamaba la atención, pero también les diré que hace ya tiempo que no los
sigo, y eso es mucho decir para una persona tan pendiente de Lugo como soy. Es
más, me interesa en sí mismo el funcionamiento de todo esto, y en mi época de
estudiante en Santiago iba a los plenos municipales y no me perdía casi ninguno
del Parlamento de Galicia. El entonces jefe de gabinete del Presidente, don Luis
Cordeiro, con la amabilidad que le caracterizaba me había habilitado un pase
permanente del que hice buen uso.
Con tanto interés entonces, ¿por qué ese desapego al foro
donde se supone que se debaten las cuestiones que más interesan a los lucenses?
Pues porque no dicen nada nuevo. El Pleno se ha convertido en un cruce de
monólogos en que cada cual suelta su discurso maximalista y ya me he cansado de
oír cómo todos los males de la ciudad son achacables a los partidos del lado
contrario independientemente de quién hable. La constructividad brilla por su
ausencia, y sí, es posible hacer las cosas mejor porque en los tiempos en que
iba a ver los plenos en Santiago recuerdo al entonces alcalde, Gerardo Estévez,
dialogar con los demás partidos y llegar a acuerdos por el bien de la ciudad.
Algo imposible a día de hoy probablemente.
La inutilidad de los plenos se trasluce incluso en la
desidia que hay para colgar las actas de las sesiones. Hace ya años que no lo
hacen, aunque durante mucho tiempo al menos ponían unos “extractos” en que
podías conocer los acuerdos adoptados, aunque no quién había votado cada cosa
como se hacía antes. Esta desinformación no nos permite conocer qué grupos se
posicionan a favor o en contra de los asuntos tratados, algo que francamente
resulta como mínimo chocante.
Es curioso que nada menos que un 30% de los asuntos tratados
este año en el Pleno no tienen absolutamente nada que ver con las competencias
municipales. Debatir en el salón de todos los lucenses sobre el “Procés”, el
IVA de las peluquerías, la tarifa eléctrica o los parques eólicos está muy bien
como divertimento, y sería relevante si los señores concejales estuvieran acodados
en la barra de un bar en su tiempo libre, pero no lo veo claro en una
institución que se supone que se tiene que ocupar de los problemas locales bajo
sus competencias.
“Es que son temas que
interesan a los lucenses”, podrá decir alguno. También les interesa a
muchos cómo queda la Liga y no veo que hablen de eso. Hay que diferenciar entre
las propuestas que buscan el voto facilón (que, en realidad, cuenta lo mismo
que los otros y por eso se busca) y las que realmente tienen sentido en una ciudad.
No tiene lógica perder el tiempo de nuestros próceres locales
hablando de cosas que no están bajo sus competencias, y si no les gusta estar
tan limitados, preséntense al Parlamento de Galicia o el Congreso de los
Diputados.
En Lugo, hablen de Lugo.
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