lunes, 14 de julio de 2025

El futuro del casco histórico

Santo Domingo tras la reforma

Tras dos años de obras y muchos millones de euros gastados la pregunta parece sencilla: ¿está el centro mejor que antes de empezar con todo este sarao? Pues simplificando la respuesta, sí. También sólo faltaría, ¿no les parece? Pero la verdadera pregunta que nos tendríamos que hacer quizá no sea esa sino si la reforma ha logrado que sea el mejor que podía ser.

¿Se han eliminado todos los coches que se podrían haber suprimido? En número seguramente sí, porque es casi imposible quitar alguno más. Los residentes, clientes de aparcamientos, vehículos de reparto y el largo rosario que ya están ustedes hartos de leer cada cierto tiempo, van a seguir entrando al casco histórico y no van a dejar de hacerlo, como es lógico.

Lo que seguramente no se ha logrado es alcanzar un diseño de los recorridos que los reduzcan al menor trayecto posible, como ocurre en el caso de la Plaza del Ferrol, donde los clientes del aparcamiento tienen que dar una vuelta absurda a la plaza para entrar, y dar más vuelta por otras calles para salir, cuando había una solución que implicaría un recorrido de menos de 100 metros entre murallas.

¿Y qué pasa con lo verde? Sí, la intervención de Paula Alvarellos, que recogió el sentir de las protestas sociales, amplió la zona verde en la parte baja de Santo Domingo, pero eso no impide que se note una sensación de “piedra y más piedra” en la parte alta de esa plaza, en San Fernando o en Montevideo, donde se ha optado por pequeñas jardineras sin césped en lugar de áreas verdes que sí darían algo más de naturaleza a la zona.

El Ayuntamiento insiste en decir que se han aumentado las zonas verdes, pero hasta que los árboles crezcan va a ser difícil que la gente se lo crea. Seguramente tienen razón numéricamente, y siempre que cuenten como zona verde las cosas esas que han metido en las calles, pero la supresión de los rosales de San Fernando, el tejo junto a la Iglesia de San Froilán y los enormes árboles que había frente al instituto mixto van a ser difíciles de revertir durante un largo tiempo.

¿Qué futuro le espera a la zona? Esa es la gran pregunta que todos nos hacemos. Personalmente, a pesar de ser un gran crítico de todo lo que se ha hecho y cómo se ha hecho, soy optimista. El casco histórico no deja de ser lo que es, el centro de la ciudad, y como en todas partes eso tiene un plus de importancia porque es a dónde se dirigen los visitantes y la zona que más fuerza tiene comercialmente, incluso a pesar de los graves problemas que todavía tiene la zona.

Se ven locales en obras, y edificios en reparación. Los “brotes verdes” que tanto ansiábamos parece que empiezan a asomar y el futuro tal vez no sea brillante, pero tampoco es oscuro como hasta hace unos meses.

Ahora toca intentar ser positivos, echar una mano para corregir los muchos desafíos a los que nos enfrentamos y ver qué se puede hacer con el horrendo resultado que ha habido en algunas zonas y el favorable de otras.

Es el momento de mirar al futuro… aunque eso no implique hacer borrón y cuenta nueva, porque esa no es una opción inteligente.


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