viernes, 29 de noviembre de 2019

El Black Friday refleja un negro futuro

Black Friday y cierre de locales. Dos caras de la misma moneda
La trampa es perfecta porque es a tan largo plazo y se mete con tanta sutileza que nadie la ve, como los mejores trucos de películas como El Golpe, el Sexto Sentido o La Huella.

El Black Friday, como todas las orgías de consumo, es imparable porque los consumidores somos egoístas por naturaleza y nos amparamos en el principio básico de “si lo puedo comprar en 70 para qué voy a pagar 80”, una lógica implacable y que arrasa con todo.

El problema es que esos 10 son la diferencia entre la supervivencia y el cierre de muchos negocios, y ya no se trata de su cantidad, sino de su calidad. Por supuesto que para cualquiera es irrelevante en apariencia comprar en una gran cadena o en un pequeño comercio de toda la vida, hasta el día en que pretenda buscar un empleo o quiera iniciar su propia actividad. Ahí es cuando se dan cuenta de que las cosas no son tan sencillas, y hay sectores enteros de población (por ejemplo el funcionariado) que jamás verán eso porque no lo sufrirán en primera persona.

¿Cómo casar ambas cuestiones? ¿Cómo dar rienda suelta a la libertad de cualquiera, incluida la gran cadena, de hacer los descuentos que le venga en gana y proteger al mismo tiempo a la pequeña iniciativa de una práctica que le aboca a la desaparición? Es muy difícil, la verdad, y probablemente la clave podría estar en la concienciación, algo muy complejo cuando la cartera entra en juego y no seré tan hipócrita como para no reconocer que yo mismo caigo, sí, claro que sí.

Como consumidor es muy complicado que si te ofrecen exactamente el mismo producto en un precio inferior al que ves en la tienda no lo compres. Es la política de las grandes marcas, en que la única excepción es el producto único, exclusivo, de calidad, y no hablo solo de ropa. Aquello de “yo no soy tonto” de MediaMarkt es muy gráfico, aunque ahora Internet, con Amazon a la cabeza, está amenazando a esas cadenas con devolverles el “favor” con sus propias armas, ya que ahí ni siquiera tienen que tener locales ni personal que atiendan a la gente.

Como negocio tienes dos opciones: o no entrar en el juego y dejar las “mid seasons”, los “black friday” y los descuentos en la época de mayor actividad para los gigantes y arriesgarte a que no te compre ni un alma porque cuando nos ponen un porcentaje de rebaja se nos van los ojos, o intentar entrar y competir reduciendo todavía más tus ya de por sí pírricos márgenes de beneficio, que son los que permiten que la tienda siga abierta. Es un dilema terrible, sobre todo cuando no te puedes permitir aplicar los descuentos que sí hacen las cadenas demostrando que el resto del año no estafan. Si pueden hacer un 50% es que el margen no es del miserable 15 o 20 que puede tener un comercoi tradicional.

Una cadena que tiene sus plantas de fabricación en Marruecos, la India o China evidentemente juega con ventaja. Trabaja con unos números que son inasumibles para el pequeño comerciante, que al final no deja de ser un intermediario entre los productores y los consumidores. Encima un intermediario puteado, porque no sería la primera vez que veo descuentos en las páginas web de algunas marcas que rebajan el precio que le hacen al comercio que vende sus productos, algo realmente vergonzoso.

Pero explíquele usted todo esto al consumidor, que solo se preocupa (solo nos preocupamos), como es lógico, de llegar a final de mes de la mejor manera posible. Dígale que en conciencia es mejor pagar 80 que 70 porque es lo apropiado en conjunto. Se va a reír en su cara.

Ya sé que hoy les estoy exponiendo el problema y no la solución, pero es que yo no la tengo. Quizá la cosa vaya por cerrar las importaciones de países que utilizan mano de obra extremadamente barata y que contaminan a lo grande los mares que todos compartimos (sí, hablo de China, pero no solo de China). No lo tengo nada claro. Lo que sí veo es que de descuentos no vive nadie.

jueves, 28 de noviembre de 2019

¿Miedo a recepcionar el auditorio?

El nuevo auditorio, que como sigamos así se va a pudrir sin que lo estrenemos. Foto: COPE.es
Ayer las luces del nuevo Auditorio estaban encendidas. No, todavía no está en funcionamiento, simplemente se trataba de unas pruebas que siguen haciendo y de la preparación de los técnicos que, un año de estos, se encargarán de que funcione adecuadamente.

El sainete del Auditorio es digno de una película de Berlanga: ayer en el debate de El Progreso Orozco culpó a “ya saben ustedes quién” (se refería al Bloque, por si no saben ustedes quién) de que San Fernando no albergue esa dotación cultural. Se olvidó de mencionar que él nunca quiso que el Auditorio estuviera en San Fernando, que él retrasó durante años el proyecto que había dejado preparado su antecesor, Joaquín García Díez, que su gobierno modificó el diseño haciendo un nuevo concurso que convirtió una obra que afectaba algo al viejo cuartel en otra que destrozaba totalmente su imagen y que duplicaba el volumen previsto por el PEPRI, que al aplazar su construcción entró la declaración de la Muralla como Patrimonio de la Humanidad en juego, y que eso fue lo que dio al traste con el proyecto. Cosillas, la culpa siempre es de otros. Él solo pasaba por allí.

El Colegio de Arquitectos de Lugo publicó este esquema de las variaciones que Orozco hizo al proyecto.
Su nueva "idea" violaba el PEPRI y suponía una espantosa alteración del diseño original.
Pero una vez abandonada la idea del auditorio en el viejo Cuartel, hemos tenido que esperar más de una década para ver la idea cuajada en esa tremenda mole que a ver cómo rellenan. Si les digo la verdad estoy de acuerdo con quienes desconfían de los motivos del Ayuntamiento para resistirse tan descaradamente a recepcionar la obra. Balseiro, el delegado de la Xunta en Lugo, decía hace poco que probablemente no lo quieren recibir porque no tienen ni idea de qué van a hacer con él, y a la vista de que el proyecto de presupuestos para 2020 del Ayuntamiento no tiene una dotación específica para el Auditorio, la lógica indica que tiene razón. Supongo que después de la “carta abierta” que publiqué el otro día nadie en su sano juicio pensará que se la doy por deporte, ya que creo haber demostrado mi independencia en reiteradadas ocasiones.

Yo creo que además hay otro motivo de peso: los plazos. Se supone que las elecciones autonómicas serán en septiembre, es decir, dentro de 10 meses más o menos. Es poco tiempo para conceder esa foto a Feijoo, una imagen que los Populares, por supuesto, utilizarán en campaña para intentar contrarrestar esa idea de que “la Xunta no hace nada en Lugo”, pero mucho para que si no se hace nada en ese edificio pueda colar que “no nos ha dado tiempo”.

Estamos a 28 de noviembre, queda más de un mes para finalizar el año y, aunque quizá nuestros despistados próceres municipales no se han dado cuenta, el Auditorio está listo para empezar a funcionar, así que quizá sería lógico que los presupuestos contemplasen una partida específica etiquetada bajo la leyenda “programación del Auditorio”. A estas alturas ya tenían que estar buscando actuaciones para que todos los fines de semana, por lo menos, haya actividad en el enorme paraninfo de ese gran recipiente de cultura. Y, por supuesto, todos los días deberán contar con algún contenido en las variadas salas auxiliares que hay en el edificio. Y en la vieja cárcel. Y en el MIHL. Y en el anterior auditorio…

¿Puede ser que haya miedo a recepcionar el auditorio y quedar en evidencia en los próximos diez meses? ¿Es posible que tras tanto pedir esa gran dotación ahora no sepan muy bien qué van a hacer con ella? Llevamos hablando de este tema desde que lo planteó García Díez en los 90. Tiempo han tenido para hacer una programación en condiciones, así que no hay excusa.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

El carril bici del Rato: ¿necesidad o exageración?

El carril en obras. Si se fijan en las huellas verán que el ancho es suficiente como para meter grandes máquinas de obra...
La foto la hice el día 11 de este mes, así que supongo que estará la cosa más avanzada.
Publicaba ayer una persona en el dinámico grupo “Eres de Lugo si...” de Facebook una pregunta sobre si a los usuarios no les parecía una barbaridad el carril bici que están haciendo en el paseo del Rato. Me ha animado a plasmar mi opinión, pero fíjense que cosas que aunque me parece un tema interesantísimo no tengo una opinión sólida sobre el asunto.

Verán, por una parte creo que la situación era insostenible. Las veces que he ido a pasear por allí con Ducki me han parecido intolerable tener que ir apartándose cada dos minutos porque venía algún mendrugo que creía que eso era una prueba de velocidad de la Vuelta Ciclista a España. También hay gente que va con “sentidiño” en bici, y esa no solo no molesta sino que permite una convivencia amable e incluso como los ves tan civilizados te sale de dentro echarte a un lado… pero tampoco es una solución a largo plazo.

Fui con la bici una vez. No he vuelto porque me he dado cuenta de lo molesto que resultaba para los demás y me sentía violento. Pensaba que era cosa de ir con cuidado pero no, el paseo peatonal que va junto al Rato es tan estrecho que no deja margen para la convivencia de viandantes y bicicletas.

En definitiva, creo que había que actuar y que buscar una solución a una zona que realmente es un paseo magnífico, que para ser perfecto solo necesita una conexión decente con el paseo del Miño y solventar este pequeño problema de convivencia de tráfico peatonal y ciclista.

Pero lo que no me convence es cómo han afrontado la cuestión. Han metido una autopista para bicis (supongo que pensarían que ya de hacerlo, hacerlo a lo grande) en que parece que en vez del típico carril en que caben una en cada sentido están pensando en un circuito de quads o algo así. No me convence ese tamaño, porque me parece que esta es una de esas obras que hay que hacer "sin que se note", y que el resultado ha de estar lo más integrado que se pueda en el paisaje. Quizá sea que como está en obras me parece más ancho de lo que luego será, pero a primera vista me resulta una barbaridad en lo que era un entorno tan natural.

Tampoco comparto la ubicación. Se han llevado por delante una zona verde enorme, larguísima, para meter el carril, y no solo eso sino que han tenido que nivelar el terreno con piedras y desmontes, y meter tuberías de desagüe por debajo, una obra que francamente no sé si era la más adecuada para solventar un problema relativamente sencillo.

Hubo una persona que opinaba que había que hacer el carril de bicis del otro lado del río, y ahí no estoy de acuerdo. El margen opuesto hay que mantenerlo lo más virgen que podamos, porque de lo contrario perderemos más zonas verdes.

Yo me habría planteado ensanchar un poco la carretera que sigue el Paseo en toda su extensión para que quepa un carril bici e incluso lo separaría con tocones de madera o una cerca adecuada al paisaje. Supongo que sería más económico que lo que han hecho y desde luego muchísimo menos agresivo con el entorno.

Este parque que hizo la Diputación, si mal no recuerdo, en época de Cacharro (sí, también hizo muchas cosas muy buenas) es una de las joyas paisajísticas de Lugo. Cuanto menos le toquen mejor, sobre todo por el demostrado mal gusto que nuestros próceres han demostrado en Lugo.

martes, 26 de noviembre de 2019

Descuidar el patrimonio no es la forma de pedir un museo

¿Cubos romanos para recoger el agua? ¿O simple pasotismo de nuestros queridos administradores?
Lugo es una ciudad peculiar. Supongo que todo el mundo piensa lo mismo de la suya, pero es que en nuestro caso parece que tenemos una apabullante carpeta de pruebas para demostrarlo.

La última es el tema del Museo de la Romanización. Resulta que estamos pidiendo a gritos que se reforme el viejo Cuartel de San Fernando para que sea un “centro de referencia” de las huellas del mundo antiguo en nuestra ciudad y en Galicia, reivindicación que apoyo (una vez descartada la posibilidad de hacer un Colegio, que es lo que más me gustaría para la zona) como los lectores de este blog saben… y tenemos los mosaicos de la calle Doctor Castro con cubos para recoger el agua de las goteras.

Ya sé que estos días llovió mucho, claro que sí, pero oigan, imagino que quien instaló ahí esos cristales sabría que en esta ciudad cae agua de cuando en vez. Hacer un mantenimiento razonable de las juntas, las gomas o los aislantes que tenga la ventana arqueológica parece que es lo adecuado, diría yo. Por cierto, esto ya pasó hace más de un mes y veo que no han hecho nada...

De todas formas lo de las ventanas es una tomadura de pelo. Vemos que la de Rúanova está opaca cuando llueve porque la condensación hace que tenga agua por dentro y no se vea nada… y cuando hace sol tampoco porque el cristal se vuelve traslúcido y no deja que observemos las piedras.

Son un fracaso rotundo. Están mal diseñadas y lo único que sirven es para que la gente se lleve una decepción cuando se acerca a ellas.

¿Y con estos mimbres los que tienen que cuidar esas cosas tienen el cuajo de andar pidiendo inversiones multimillonarias? Lo podremos pedir los ciudadanos de a pie, porque las administraciones que no cumplen sus funciones están totalmente incapacitadas para exigir nada a nadie.

La ventana de Ruanova en Abril
No se ve nada...

lunes, 25 de noviembre de 2019

Una acertada apuesta por el turismo de calidad

El edificio de la Cámara de Comercio, abandonado hace años y que ahora ha comprado Amancio López
Foto: La Voz de Galicia
A pesar de que este verano es indiscutible que se notó un incremento de turistas (a pesar de las nulas campañas institucionales para atraer gente), Lugo es una ciudad poco conocida.

Como casi todo en esta vida, eso tiene sus inconvenientes y sus ventajas. Los primeros son obvios y el más grave es quedarnos fuera del retorno económico que supone la visita de turistas. Las segundas son menos evidentes a primera vista pero igualmente importantes: por un lado nos libramos de las “mareas” de gente que inundan lugares como la Playa de las Catedrales o ciudades como Santiago de Compostela y que causan muchos problemas, tanto en la gestión de cosas tan elementales como los residuos como con cuestiones vitales como la vivienda. La proliferación de apartamentos turísticos en detrimento de hoteles y hostales tradicionales tiene como consecuencia que en muchas áreas estratégicas los propios vecinos tengan muy difícil vivir, si bien eso ya pasa en Lugo por otros motivos, ya que por ejemplo es imposible acceder a una vivienda de las rehabilitadas en la Tinería si no eres de un colectivo considerado vulnerable.

La segunda ventaja, en la que me quiero centrar hoy, es que podemos elegir el turismo al que enfocamos nuestros esfuerzos. No me entiendan mal, aquí puede venir todo el mundo, claro está, pero seríamos idiotas si no nos centrásemos en atraer al turismo de mayor poder adquisitivo por muchísimas razones, siendo de nuevo la más obvia que son los que pueden potenciar el comercio local de calidad.

Un artesano que dedique horas al estudio y elaboración de sus piezas las tiene que poner a un precio que le cubra y le deje alguna ganancia, porque no trabaja solo por amor al arte, y si la pieza cuesta veinte veces más que la alternativa de plástico del bazar chino es obvio que es más probable que un público más selecto y con mayor poder adquisitivo lo pueda apreciar y comprar. Sí, pueden llamarlo “clasismo” pero es simple y puro sentido común. Si abres una marisquería intentas atraer a un público diferente que si regentas un McDonald’s, por mucho que en ocasiones alguien pueda ir a los dos.

Amancio López, el propietario de la cadena HOTUSA, ha dado un paso en la dirección correcta comprando la antigua sede de la Cámara de Comercio, un edificio que dedicará a la organización de congresos. Ese es precisamente el camino, ya que ese tipo de eventos son los que hacen que una ciudad reciba un público que le resulta interesante desde el punto de vista del bolsillo.

Congresos, turismo cultural, cruceristas que desembarcan por enésima vez en Coruña y que están hartos de coger un autobús para ver Santiago… tenemos muchos nichos de mercado sin explotar, donde meter la nariz y lograr atraer a Lugo a turistas que se alejan del perfil de la alpargata y la croqueta y si bien éstos también serán (insisto) recibidos con los brazos abiertos, por interesar nos interesa atraer a los otros.

Podrá parecer contradictorio todo esto con la potenciación de Lugo como punto de inicio del Camino Primitivo, algo en que he insistido durante años, pero es que el Camino es el Santo Grial del turismo gallego y no solo te atrae peregrinos, que por cierto encajan en el perfil cultural del que hablábamos, sino que te pone en el mapa. Ese es su gran valor.

Hay que felicitar a Amancio López y agradecerle que apueste por Lugo, porque tenía muy fácil hacer eso mismo en cualquier otro lugar. Probablemente ahora la mayoría de la gente no será consciente de lo importantísimo que es esto para nuestra ciudad, pero lo es, vaya si lo es.

viernes, 22 de noviembre de 2019

El museo más caro del mundo: nos cuesta 220 euros por visitante


Les juro que no comprendo a veces a los dirigentes de Lugo. Resulta que sale el Delegado de la Xunta a decir, entiendo que con retranca, que al MIHL van “200 personas” y el Gobierno Local, por boca de su concejala de Cultura Maite Ferreiro, le responde toda llena de razón que no, que en 2018 fueron 4539 personas. Como si fuera un logro.

Si tenemos en cuenta que el coste del mantenimiento de la Pirámide de Orozco se cifra en un millón de euros al año (datos que no son reales, ya que el Ayuntamiento se ha negado siempre a hacer públicas sus cuentas en detalle, cosa que escama), una sencilla regla de tres como la que aplicamos el otro día a las visitas de San Fernando nos dicen que nos cuesta a los lucenses más de 220 euros cada visita. Sí, han leído bien. Para ser exactos 220,31 €. Esto deja lo convierte sin lugar a dudas en el museo más caro del mundo.

Por si eso fuera poco, según las cifras “oficiales” del Ayuntamiento las visitas han bajado desde hace unos años. En 2016 Carmen Basadre anunciaba, toda contenta, que habían ido a pasear por allí 5590 personas, es decir, mil más que la cifra de dos años después. Bien es cierto que de las cifras que daba Basadre hay que fiarse lo justo, porque era la que aseguraba que al Arde Lucus vinieron 600.000 personas. Por decir que no quede.

El disparate del MIHL era visto desde el minuto 0, pero el tiempo creo que ha superado incluso las expectativas más negativas sobre ese absurdo proyecto. En un sitio totalmente inadeuado, soterrado en una zona con agua (así le va), sin actividad alguna y sin la promoción que le daban cuando era el “juguete nuevo” de los próceres del Ayuntamiento, que, como niños caprichosos abandonaron el recinto una vez pusieron su mirada en la nueva vieja cárcel. 

Que nos cueste más de 220 euros cada uno de los visitantes que ponen un pie en ese error no solo es una cafrada de gestión, sino que debería ser considerado un delito. Han tirado diez millones de euros en ese edificio, que podrían haber servido, por ejemplo, para hacer el tan ansiado Museo de la Romanización en San Fernando y dar una lección a la Xunta de cómo se gestionan las cosas.

El problema es que lo que están haciendo es darles argumentos para no cumplir con su palabra. Si resulta que tenemos muerto del asco el que supuestamente es el buque insignia de la cultura local, si tenemos la vieja cárcel exponiendo aire y cuatro paneles sobre la supuesta cárcel franquista (sí, claro que lo fue, igual que cárcel republicana o monárquica, así que no digamos tonterías), y si tenemos el auditorio sin recibir porque no tenemos ni idea de qué vamos a programar en él, damos en bandeja la argumentación de “para qué coño quieren ustedes otro mamotreto si no saben qué hacer con ellos”.

Todo es política, de la mala. El MIHL fue un espejismo, caro de narices, que se vendió como una pantalla más de la época Orozco. Como el Plan Estratégico, el Plan de Movilidad, el centro de nuevas energías y tantas otras cosas que solo sirvieron para despilfarrar dinero y ganar votos ilusionados, pero incautos. Tampoco es que la oposición haya estado muy brillante en su gestión de estas cosas.

Ahora le toca a San Fernando, y vemos las declaraciones maximalistas y falsas del Ayuntamiento que habla de “éxito arrollador” de las visitas, cuando realmente hubo la gente que hubo y, de hecho, ayer estaba aquello más vacío que el MIHL, que ya es decir.

Lugo no merece esto. Bueno, puede que sí lo merezcamos los lucenses, nos lo estamos ganando a pulso con tanto pasotismo.

jueves, 21 de noviembre de 2019

Carta abierta al Delegado de la Xunta en Lugo

El proyecto de Museo de la Romanización presentado en 2010 y cuyas obras se prometió que empezarían en 2011.
Estimado señor Balseiro:

Me dirijo a usted a raíz de sus declaraciones sobre el Cuartel de San Fernando y su propuesta para que el edificio se destine a Parador turístico.

En primer lugar, he de decirle que resulta chocante que esgrima como argumento que “no hay unanimidad” para hacer el Museo de la Romanización en el viejo cuartel, ya que tampoco la hay para trasladar la estación de autobuses y en ese tema siguen trabajando a toda máquina. Hemos entregado en la Xunta de Galicia más de 2.000 firmas para solicitar que no se destruya la actual estación y es evidente que hay un obvio debate a pie de calle sobre este tema, y ni siquiera así nos han querido recibir el Presidente de la Xunta o la Conselleira competente para, al menos, hablar del tema. Esto demuestra que la unanimidad no es algo que les quite el sueño cuando tienen interés en llevar adelante una actuación, por equivocada que sea.

También es sorprendente que contradiga al exconselleiro de Cultura de su propio gobierno, Roberto Varela, que en la presentación del proyecto ganador para el Museo de la Romanización en 2010 calificaba su puesta en marcha en San Fernando como “una necesidad para hacer más completo y profundo el conocimiento y divulgación del patrimonio propio”. Me podrá matizar que usted no dice que no se haga el museo, sino que se traslade al MIHL, idea que comprenderá que había que haber planteado antes de gastar una fortuna en hacer el proyecto y de comprometerse con un presupuesto para San Fernando que nunca llegaron a ejecutar.

La propuesta de dedicar el viejo cuartel a Parador no es mala y ya la llevó al Pleno Municipal Joaquín García Díez en 2009. Sin embargo sabe usted igual que todos que a día de hoy es complicado que Paradores destine recursos a rehabilitar este edificio para ese fin, y suena a un intento de endilgar el muerto a otro (que además es de diferente pelaje político, lo que siempre ayuda). Pero hay una alternativa más sencilla: ¿por qué no recepcionan desde la Xunta de Galicia el edificio que insistentemente les ha ofrecido el Ayuntamiento y hacen allí una Pousada, como la de Portomarín? Ahí no necesitan la intervención del Gobierno de España, ya que esa red depende exclusivamente de la administración autonómica. Hasta pueden incluír en el convenio la cesión de las piezas arqueológicas necesarias para convertir el MIHL en un Museo de la Romanización y matar dos pájaros de un tiro.

El problema es que si ahora dan ese paso, conociendo los tiempos administrativos es de suponer que habría que hacer la valoración actual del edificio que el Ayuntamiento, irresponsablemente, dejó que se deteriorase, llevar a cabo la transferencia, convocar el concurso de ideas, el del proyecto y la licitación de la obra, y por mucho que cuando quieren corran como liebres, seguramente no llegarían a tiempo para las elecciones autonómicas del año que viene. Si no hay obras en marcha va a ser muy difícil que les creamos porque aunque presenten otra vez planos y maquetas tenemos muy claro el recuerdo de que hasta ahí ya habían llegado para el Museo de la Romanización y, casi diez años después, no existe. Han perdido credibilidad y ya no nos fiamos de infografías, montajes de ordenador... ni siquiera de presupuestos aprobados porque luego no se ejecutan.

Solo hay una manera de que recuperen parte del crédito perdido ante la ciudadanía: rehabiliten San Fernando para hacer allí el Museo de la Romanización. Tienen el proyecto, tienen la mayoría en el Parlamento de Galicia para modificar el presupuesto y contar con el dinero, tienen el edificio cuando quieran… solo hay que licitar las obras y empezar a trabajar. Solo hay que querer hacerlo.

Carta publicada en El Progreso del 21 de Noviembre de 2019