Otro rincón, que se une a la cafetería del parque, corre riesgo de desaparecer. El vandalismo, las heladas, y la poca atención de nuestro Gobierno Local a la conservación de algunos monumentos, tal vez por poco llamativos, hace que poco a poco se vayan perdiendo cosas que antes de ser antiguas tienen que pasar por el penoso trámite de ser, simplemente, viejas.
Es el caso de nuestras ranas de la Plaza de la Constitución. Vamos, la conocida como “la que está delante de la estación de autobuses”. Se une la rotura de esta fuente a la agresión que para esta plaza supone el mantener cabezonamente la espantosa caseta donde antes estaba la oficina provisional de turismo y que, según Orozco, iba a ser un punto de información de la hostelería (?) o una segunda referencia como punto de información turística (?).
No todo es la Plaza de España (Praza Maior en los tiempos de lo políticamente correcto), ni el Parque de Rosalía. Una ciudad está hecha de rincones donde disfrutar de un paseo o sentarse en un banco. Preferiblemente si el banco no está lleno de tretrabriks de vino barato como sucede con esta placita, donde se suele concentrar lo mejor de cada casa, por cierto, justo frente a la Policía Local.
Una de las ranas está ya “desnarizada”, y otra corre el inminente riesgo de seguir el mismo camino, porque ya presenta unas grietas más que sospechosas. Tal vez haya que tener en cuenta que las cosas no sólo hay que construirlas sino también mantenerlas.
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