Oye, que resulta que Gadafi es malo. En serio. Y nosotros vendiéndole armas. A ver, que nadie sospechaba nada semejante, y desde una pléyade de políticos, artistas y personajillos hasta organismos internacionales que teníamos por serios se hacían fotos con él día sí día también sin imaginarse que el señor era un dictador.
Cada día me tengo por más listo, y es porque sigo aquella famosa frase de “si me analizo no, pero si me comparo…” porque ya les digo que yo hacía tiempo que me olía que este personaje no era trigo limpio. Pienso lo mismo, por ejemplo, de Hugo Chávez, los Castro, y cualquiera de los muchos dictadorzuelos que en el mundo son.
El bueno de Gadafi (es un decir) lleva dando el coñazo desde que en los años 70 iba fusta en mano a poner a andar a los líderes de la O.P.E.P. cuando en 1.973 tuvieron la graciosa ocurrencia de cerrar el grifo del crudo y disparar los precios hasta hoy. Pero claro, como era un líder “moderado” (en Navidad alguien debería regalar a los presidentes de occidente un buen diccionario) había que dejarlo ahí, no nos viniera un Ayatollah a dejarnos sin gasolina y la liáramos parda.
Pero aún en el mejor intencionado argumento de la no intervención en países soberanos, una política que desde el punto de vista legal es estupenda pero que humanitariamente rechina bastante, una cosa es no entrar en un país tanque en ristre y otra muy diferente es venderles las armas con las que estos nazis machacan a su propio pueblo… bueno, y a lo mejor a nosotros el día que les pisemos el callo.
El armamentístico es uno de los mayores negocios de la historia, junto a la religión, las drogas y el sexo (no todos estos negocios malos o inmorales en sí). No vamos ahora, en plena crisis, a cerrar encima las fábricas de misiles y a quién se los vamos a vender. Resulta que las democracias tienen la tonta costumbre de tener sus propias fábricas de tecnología de masacrar, con lo que sólo tenemos como clientela potencial a los malos.
Eso sí, a ver la pirueta dialéctica que harán nuestros ilustres próceres para justificar cómo se ataca a Libia, a Afganistán y a quien se ponga por delante pero lo de Irak era diferente. Esos eran buenos, los otros malos. Manda huevos poner a Saddam en el lote de los buenos o los “no atacables”, porque hasta donde yo sé, se cargó a más ciudadanos de su país que todos los Castro (son dos, ya lo sé, pero siguen siendo muchos).
En fin, sigamos haciendo negocio. Creo que en Irán pagan bien por bombas atómicas. Habrá que ver si con eso salimos de la crisis, aunque sea en el corto intervalo de tiempo que tengamos hasta que alguno nos haga saltar por los aires en nombre de Dios.
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