Hay veces en que uno no puede evitar pensar un ¡qué pena! cuando ve ocasiones desperdiciadas a lo tonto. Cuando utilizando no más dinero, sino mejor el mismo dinero, se pueden hacer cosas que a una ciudad le vendrían de fábula, es incomprensible que no se hayan realizado de otra manera por una simple falta de imaginación, de energía, de inteligencia o del más puro y simple sentido común.
Una de esas cosas es la gran proliferación de tejados en lugar de terrazas que hay en esta ciudad. Vale, Lugo no se caracteriza por tener el clima de Tenerife, ya lo sé, pero si vienen tres meses decentes, son tres meses de uso de unos espacios que, cuando están un poco bien pensados, son auténticos remansos de paz. Una terraza bien puesta en una azotea o en un alto cualquiera tiene la gran ventaja de librarte del tráfico cuando estás tomándote un café. El aire es más puro, los pajaritos cantan, las nubes se levantan… vamos, que se está en la gloria.
Por supuesto los constructores y arquitectos de la ciudad son muy libres de hacer lo que les venga en gana, aunque si se fijan los edificios de nueva planta ya suelen incluir un dúplex de remate de la obra que disfruta de terraza en el segundo piso. Una pasada.
Lo grave es cuando la estupidez viene de la mano de nuestros poderes públicos. Evidentemente no estoy pidiendo que la Xunta abra una terraza en el tejado (aunque sería chula, la verdad), pero hay sitios donde sí podría ser más que oportuna una terraza asociada a la cafetería del edificio en cuestión. Les voy a poner un ejemplo concreto. El Uxío Novoneyra. No sé si conocen el edificio. Es la parte de arriba de la plaza de abastos de abajo (no es un juego de palabras, si conocen la plaza saben de qué les hablo). En la segunda planta hay una cafetería, bastante reducida, donde habitualmente va gente mayor a jugar la partida.
Esa cafetería tiene unas ventanas al exterior, y ¿qué hay tras esas ventanas? una impresionante explanada muerta de risa que podría convertirse con mucha facilidad y poco gasto en un lugar de esparcimiento al aire libre de gran interés para toda la gente que va por allí. Encima la terraza en cuestión tiene unas curiosas vistas que dan una perspectiva de Lugo y del casco histórico totalmente diferente de la habitual. Se ven los tejados del museo provincial (muy bonitos tejados, por cierto), e incluso el claustro del propio museo.
Imaginen ahí unas mesas, unas sillas y un par de paraguas, o incluso un toldo para quitar el sol excesivo o evitar la lluvia cuando no es muy fuerte y no hace demasiado frío. Se estaría de vicio, y lo único que se necesita es poner un cubierta de losas y una barandilla. Supongo que el concesionario de la cafetería lo agradecería mucho, e incluso las personas mayores que juegan la partida ganarían calidad en el lugar. Hasta se podría poner un acceso desde la plaza de abastos para que quien quiera, y pueda subir tanta escalera (si no que cojan el ascensor que hay por dentro) haga un descanso cuando esté de compras.
La cuestión muchas veces no es gastar como locos, es tener un poquito de vista y aprovechar lo que ya hay, que tampoco es tan difícil. El problema es que hay mucha miopía en los sitios donde se toman estas decisiones, y basta que la propuesta venga de quien no debe (un adversario político, una persona que no sea seguidor acérrimo del emperador de turno) para que se aparte de un manotazo en plan “bah, no es mala idea, pero como no se nos ocurrió a nosotros déjalo estar”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Derecho a réplica:
Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.