El sábado en la Plaza de Santa María la asociación Lugo Monumental instaló una pantalla gigante para ver el Lugo-Dépor ante la avalancha de personas que no tenían entrada para ver el partido más esperado del año en la ciudad.
Cuando estábamos dando vueltas al tema tengo que reconocer que yo pensaba más en la gente de la ciudad que en la de Coruña, principalmente porque nunca se me pasó por la cabeza que tantísima gente viniera desde allí a Lugo sin entrada. Pues por miles, venían por miles. Y algunos se nos unieron en Santa María y disfrutaron del partido en grupo, que es más divertido.
Yo mismo, que no soy precisamente muy futbolero, tengo que decir que me divertí y hasta me emocioné con el resto del público cuando el Lugo marcó el segundo gol, y ahí también hay que destacar que la afición del Dépor se lo tomó con “Depor-tividad” y felicitaron a los hinchas locales con muy buenas formas. Así da gusto.
Otro punto a favor de los aficionados, sobre todo coruñeses, fue que al terminar el partido algunos echaron una mano a recoger toda la porquería que quedaba por el suelo (ya saben, botellas de cerveza y vino, latas, bolsas… lo que se suele generar en estas concentraciones) y que nos daba vergüenza torera dejar por allí tirada. Particularmente estoy pensando en una madre con sus niños, que no tendrían ni diez años, con las camisetas del Deportivo y ayudándonos a meter en el contenedor todo aquello. Ole.
Lugo fue una auténtica fiesta el sábado. Tanto los locales de hostelería como los comercios que abrieron, que fueron muchos, se beneficiaron de la masiva afluencia de público y esto en el centro y en el resto de la ciudad, aunque lógicamente los que venían de fuera tiraban más hacia el casco histórico o al entorno del Ángel Carro.
Si hay algo que me apena de que el Deportivo de La Coruña suba a primera es que el año que viene no volverán por aquí, y francamente es una lástima porque no se trata sólo de dinero, que también, sino del buen ambiente, la fiesta, la diversión, el compañerismo… Ver al bueno de San Vicente desde encima de su fuente de la Plaza del Campo con los colores del Dépor, iluminado por bengalas y con cientos de personas a su alrededor cantando y los lucenses aplaudiendo no tiene precio.
Hasta yo, que como les decía de fútbol sé menos que de la vida y milagros de los agujeros negros, he de decir que me impresioné. Sobre todo por la gente. Bravo.
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