No le veo yo al Ayuntamiento una gran preocupación por el futuro de la Plaza de Abastos. Sí, por supuesto, por lo mono que quede el edificio y la foto que se podrán hacer el día de su inauguración, reinauguración, trinauguración o las que vayan (entre la reforma del tejadito, la del mercado y la de las escaleras han cortado más cintas que en la tienda de regalos de El Corte Inglés en las últimas navidades), pero si se llevan por delante a los placeros parece que les molesta relativamente poco.
Entiendo que quizás pueda parecer una crítica totalmente exagerada, pero no lo es, hablo con conocimiento de causa. Verán, aquí hay varios temas fundamentales en que la herencia envenenada recibida por Lara Méndez (de su colega Orozco, por eso encima de envenenada hay que echar tierra sobre el asunto) le va a hacer la puñeta con difícil resolución.
Primer tema: la urgencia de la reforma del edificio. Tras varios años de aplazamientos y demoras inexplicables a no ser que tengamos en consideración la desidia y la vagancia, los plazos se agotan y antes del 31 de diciembre hay que tener terminada la reforma de la Plaza, porque si no se pierden los cuartos. A pesar de lo que digan los nacionalistas aquí es donde se nota la “marca España” y aquello de que si no fuera por el último día no se haría nada.
El problema es que las prisas hacen que se olviden de pequeños detalles como, por ejemplo, hablar con los placeros de cómo, cuándo y durante cuánto tiempo los van a reubicar o si les ayudarán a trasladar el chiringuito mientras duren las obras. Naderías que los muy bordes se toman como algo malo, como si les fuera su futuro económico en ello (espero que se note la ironía).
Esta “última hora” hace que en una época tonta de toda para la Plaza como es el verano se estuvieran cruzados de brazos y ahora que viene la etapa buena, la de la caza, y próximamente Navidad (no se confundan, los plazos de las obras no se cumplen nunca) les van a hacer la puñeta.
Segundo tema: los puestos “en falso”. Esto es si me apuran tanto o más grave. Hay una serie de personas a las que engañaron con cantos de sirena (a otros les dijeron la verdad, esto no ha sido igual para todos) diciéndoles “vente a la plaza que primero te dejamos cuatro años y luego ya te estiramos por otros 25”. Nada de nada, porque entre otras cosas eso es ilegal. Es obligatorio sacar los puestos a concurso. Sin embargo no se hizo.
En el último pleno del anterior mandato se aprobó con los votos a favor de PSOE y BNG, y la sorprendente abstención del PP (abstención que solo se explica siendo muy mal pensado), una iniciativa que escribí yo mismo y que, matizada, presentó el gobierno como propuesta. En dicho documento se pedía al nuevo gobierno que aprobase cuanto antes las nuevas bases para la adjudicación de puestos de la Plaza de Abastos a fin de aclarar el futuro de los empresarios que tienen estos puestos provisionalmente, porque si vas a tener que dejar el puesto en diciembre es mejor saberlo en septiembre que en noviembre, por aquello de buscarte otro local o de comprar o no más mercancía.
Pero todo esto al Gobierno Local parece que le suena a chino. Decir a los placeros que cierren un mes, que fue lo primero que les propusieron, les parece lo más natural, como si todo el mundo se pudiera permitir los gastos que genera un negocio durante 33 días (si las obras van por el libro) sin trabajar. Ahí es donde se les nota que no han vivido las dificultades de un negocio al pie del cañón en su vida.
Entiendo que quizás pueda parecer una crítica totalmente exagerada, pero no lo es, hablo con conocimiento de causa. Verán, aquí hay varios temas fundamentales en que la herencia envenenada recibida por Lara Méndez (de su colega Orozco, por eso encima de envenenada hay que echar tierra sobre el asunto) le va a hacer la puñeta con difícil resolución.
Nuevas escaleras de la Plaza |
El problema es que las prisas hacen que se olviden de pequeños detalles como, por ejemplo, hablar con los placeros de cómo, cuándo y durante cuánto tiempo los van a reubicar o si les ayudarán a trasladar el chiringuito mientras duren las obras. Naderías que los muy bordes se toman como algo malo, como si les fuera su futuro económico en ello (espero que se note la ironía).
Esta “última hora” hace que en una época tonta de toda para la Plaza como es el verano se estuvieran cruzados de brazos y ahora que viene la etapa buena, la de la caza, y próximamente Navidad (no se confundan, los plazos de las obras no se cumplen nunca) les van a hacer la puñeta.
Segundo tema: los puestos “en falso”. Esto es si me apuran tanto o más grave. Hay una serie de personas a las que engañaron con cantos de sirena (a otros les dijeron la verdad, esto no ha sido igual para todos) diciéndoles “vente a la plaza que primero te dejamos cuatro años y luego ya te estiramos por otros 25”. Nada de nada, porque entre otras cosas eso es ilegal. Es obligatorio sacar los puestos a concurso. Sin embargo no se hizo.
En el último pleno del anterior mandato se aprobó con los votos a favor de PSOE y BNG, y la sorprendente abstención del PP (abstención que solo se explica siendo muy mal pensado), una iniciativa que escribí yo mismo y que, matizada, presentó el gobierno como propuesta. En dicho documento se pedía al nuevo gobierno que aprobase cuanto antes las nuevas bases para la adjudicación de puestos de la Plaza de Abastos a fin de aclarar el futuro de los empresarios que tienen estos puestos provisionalmente, porque si vas a tener que dejar el puesto en diciembre es mejor saberlo en septiembre que en noviembre, por aquello de buscarte otro local o de comprar o no más mercancía.
Pero todo esto al Gobierno Local parece que le suena a chino. Decir a los placeros que cierren un mes, que fue lo primero que les propusieron, les parece lo más natural, como si todo el mundo se pudiera permitir los gastos que genera un negocio durante 33 días (si las obras van por el libro) sin trabajar. Ahí es donde se les nota que no han vivido las dificultades de un negocio al pie del cañón en su vida.
En fin, que los milloncejos que se van a gastar en cosas tan útiles como poner palabritas en el techo de la plaza (cuestión que anima al comprador, como nadie dudará…) podían gastarse en otras tonterías como poner aparcamientos bonificados para los clientes o una guardería para los niños de los compradores. Quizás esto sea demasiado práctico…
El futuro comercial del casco histórico pasa, en mi modesta opinión, por cuatro temas básicos: facilitar aparcamientos, hacer funcionar bien la plaza de abastos, crear actividades infantiles y mejorar en la peatonalización. Todo ello enmarcado, por supuesto, en un nuevo PEPRI que es lo más necesario para el centro de Lugo.
Pero bueno, iremos viendo cómo va la cosa. Por ahora no pinta muy bien.
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