Carlos Portomeñe está siguiendo la estela de otro Carlos, en este caso Dafonte, y se arriesga a ser un tipo coherente, que cae bien, que dice cosas que todos pensamos, pero al que vota poca gente por ser comunista.
En una capital de provincias como es Lugo, tirando a conservadora a pesar de que gobierne el PSOE desde hace casi dos décadas (aunque esto es más por demérito de otros que por mérito propio), era difícil meter una papeleta del Partido Comunista en la urna y sigue siendo espinoso hacer lo propio con sus herederos, ya sean los clásicos de Izquierda Unida o los nuevos de Podemos.
Sin embargo Carlos, a fuerza de insistir, ha conseguido un acta de concejal y tengo que reconocer que me alegré de su entrada en el Pleno, porque aunque no coincidimos ideológicamente en casi nada, en temas prácticos de ciudad solemos estar bastante de acuerdo.
Hemos estado juntos en varias tertulias en Onda Cero y solemos estar de acuerdo en temas de ciudad. Los dos concordamos en lo innecesario y espantoso del nuevo puente sobre el Miño, en la peatonalización del romano en su día (cuando no estaba tan claro), en lo absurdo de que el auditorio se vaya a donde se ha ido… Bueno, en muchos temas.
Además, aunque quizás utiliza un tono demasiado suficiente y de supuesta altura moral, esto es achacable a prácticamente toda la izquierda, con lo que es un pecado venial si lo tomamos individualmente (y no tan venial colectivamente), tiene la honradez de felicitar a los compañeros de corporación que además son adversarios políticos, como demostró en el último pleno. Esto hace que sienta a Carlos como ideológicamente lejano, pero sorprendentemente cercano en formas y hasta fondos en cuestiones municipales.
Carlos felicitó públicamente al BNG por su postura con la agrupación Masa Crítica, a la que la formación nacionalista cedió su tiempo en el Pleno, y al PP por su postura en el tema de la ORA y de la grúa. Es tan poco habitual como sano, y creo que hay que reconocer los méritos de quien los tiene.
También, como agrupación presuntamente más extremista del Pleno (esto es muy discutible porque ese puesto está muy cotizado y hay al menos dos partidos más a los que les encantaría recibir ese “honor”), es la que más tuvo que sacrificar para sentarse a convocatoria del PP para hablar de la ORA. Y más aún para firmar un papel en que en el encabezado figuran los logos de sus archienemigos de la gaviota. Cuanta más lejanía ideológica exista, mayor es el mérito de Carlos y su grupo por dar ese paso.
La ideología es fundamental para enfocar todos y cada uno de los temas a los que se enfrenta un grupo político cuando le toca opinar, aunque sea a escala municipal. Obviamente ver a un partido supuestamente socialista defendiendo la entrada de una empresa privada en la gestión de la ORA es tan absurdo como ver a uno de derechas hablando de la remunicipalización del servicio, pero hay casos y casos.
En Lugo, con todo lo que ha pasado con Vendex y sabiendo que las cosas son como son en ciertos temas, hasta yo, liberal convencido, defiendo que la gestión sea municipal, pero no porque el tema económico sea mejor para el ayuntamiento, sino porque parto de la base de que ha de ser una regulación gratuita, y no es necesario que venga nadie a controlar lo que puede llevar perfectamente la Policía Local.
Llevamos solo tres meses y pico de corporación, pero me gusta lo que veo en la bancada de Izquierda Unida (bueno, ACE o como se llame, que me lío tanta sigla con los zumos). Desde el otro lado ideológico, un aplauso a Carlos Portomeñe. Ahora que siga así y que no se le suba a la cabeza, que es un mal muy extendido. No creo que le pase, la tiene bien amueblada.
En una capital de provincias como es Lugo, tirando a conservadora a pesar de que gobierne el PSOE desde hace casi dos décadas (aunque esto es más por demérito de otros que por mérito propio), era difícil meter una papeleta del Partido Comunista en la urna y sigue siendo espinoso hacer lo propio con sus herederos, ya sean los clásicos de Izquierda Unida o los nuevos de Podemos.
Carlos Portomeñe - Foto: El Progreso |
Hemos estado juntos en varias tertulias en Onda Cero y solemos estar de acuerdo en temas de ciudad. Los dos concordamos en lo innecesario y espantoso del nuevo puente sobre el Miño, en la peatonalización del romano en su día (cuando no estaba tan claro), en lo absurdo de que el auditorio se vaya a donde se ha ido… Bueno, en muchos temas.
Además, aunque quizás utiliza un tono demasiado suficiente y de supuesta altura moral, esto es achacable a prácticamente toda la izquierda, con lo que es un pecado venial si lo tomamos individualmente (y no tan venial colectivamente), tiene la honradez de felicitar a los compañeros de corporación que además son adversarios políticos, como demostró en el último pleno. Esto hace que sienta a Carlos como ideológicamente lejano, pero sorprendentemente cercano en formas y hasta fondos en cuestiones municipales.
Carlos felicitó públicamente al BNG por su postura con la agrupación Masa Crítica, a la que la formación nacionalista cedió su tiempo en el Pleno, y al PP por su postura en el tema de la ORA y de la grúa. Es tan poco habitual como sano, y creo que hay que reconocer los méritos de quien los tiene.
También, como agrupación presuntamente más extremista del Pleno (esto es muy discutible porque ese puesto está muy cotizado y hay al menos dos partidos más a los que les encantaría recibir ese “honor”), es la que más tuvo que sacrificar para sentarse a convocatoria del PP para hablar de la ORA. Y más aún para firmar un papel en que en el encabezado figuran los logos de sus archienemigos de la gaviota. Cuanta más lejanía ideológica exista, mayor es el mérito de Carlos y su grupo por dar ese paso.
La ideología es fundamental para enfocar todos y cada uno de los temas a los que se enfrenta un grupo político cuando le toca opinar, aunque sea a escala municipal. Obviamente ver a un partido supuestamente socialista defendiendo la entrada de una empresa privada en la gestión de la ORA es tan absurdo como ver a uno de derechas hablando de la remunicipalización del servicio, pero hay casos y casos.
En Lugo, con todo lo que ha pasado con Vendex y sabiendo que las cosas son como son en ciertos temas, hasta yo, liberal convencido, defiendo que la gestión sea municipal, pero no porque el tema económico sea mejor para el ayuntamiento, sino porque parto de la base de que ha de ser una regulación gratuita, y no es necesario que venga nadie a controlar lo que puede llevar perfectamente la Policía Local.
Llevamos solo tres meses y pico de corporación, pero me gusta lo que veo en la bancada de Izquierda Unida (bueno, ACE o como se llame, que me lío tanta sigla con los zumos). Desde el otro lado ideológico, un aplauso a Carlos Portomeñe. Ahora que siga así y que no se le suba a la cabeza, que es un mal muy extendido. No creo que le pase, la tiene bien amueblada.
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