No voy a darles hoy la lata con el tema de la Diputación, donde tal y como hablábamos ayer, si todo
sale como está previsto hoy Elena Candia será desalojada del despacho
presidencial. Ya tendremos tiempo de volver sobre lo que pase en la sesión de hoy, aunque no habrá sorpresas porque Manuel Martínez ya anunció que apoyará la moción de censura y por experiencia sabemos que cumple sus amenazas.
Hoy les voy a hablar de digitalización. Suena raro, pero no tiene nada de extraño porque es un tema que está sobre la mesa y que en Lugo nos ha costado muchísimo dinero con nulos resultados prácticos.
Recientemente varias bibliotecas han puesto en red algunos de sus más grandes tesoros. Como la Biblioteca Nacional, donde te puedes descargar en formato digital libros manuscritos con mil años, mapas, o lo que quieras. En su web (www.bne.es) tienen un buscador que te permite filtrar por tema, por año, e incluso por tipo de material que buscas (incunables, manuscritos, impresos, folletos...). Por ejemplo, es muy sencillo encontrar en digital un plano manuscrito de la ría de Foz dibujado en 1787, que ayuda a ver lo poco o lo mucho que han cambiado las cosas desde aquella.
Lugo tiene un archivo bastante curiosito. Hay documentos incluso medievales, del siglo XIV, a los que no podemos acceder. Se supone que los medios tecnológicos y los recursos del Ayuntamiento de Lugo no son comparables a los de la Biliboteca Nacional... o sí.
Hace ya unos añitos, en 2008 concretamente, se puso en marcha una escuela taller llamada "La memoria de la ciudad" en que se suponía que se digitalizarían gran cantidad de documentos. Nos hablaban de que se pondría "en valor el rico patrimonio documental del Ayuntamiento de Lugo" y que se incrementarían "los recursos informativos hacia la ciudadanía". A día de hoy no veo enlace alguno para acceder a estos documentos, siete años después. La broma costó 655.035 euros (no, no me he confundido, son 109 millones de pesetas de las de toda la vida).
Curiosamente, en 2014 hubo una segunda parte en la que se recopilaba documentación por varios archivos desperdigados por España y "solo" costó 20.328 euros. Sensible diferencia, teniendo en cuenta que el segundo proyecto suponía desplazamientos por la geografía patria.
Todo este importante esfuerzo económico ha quedado en nada. Luego dicen que no hay dinero para hacer cosas, pero ya me dirán dónde están esos archivos digitalizados. A mí se me ocurren dos posibilidades: O no los tienen o no los quieren difundir. Lo primero sería resultado de un despilfarro de esos a los que lamentablemente ya nos tienen acostumbrados. Lo segundo un enfoque de "es mío y no te lo voy a dejar aunque seas tú el tonto que lo ha pagado" de difícil justificación.
Imaginen, para los que nos gusta la historia de Lugo, lo bonito que sería poder ver los diseños originales de Cobreros, o los planos de Eloy Maquieira, por poner dos ejemplos. Lo hemos pagado, y además generosamente, pero no podemos verlo.
Todo esto se pagó con dinero propio municipal y con fondos de otras administraciones, que por lo que se ve están más dispuestas a abrir la cartera que a comprobar los resulutados de las inversiones. Estamos tan acostumbrados a que la cosa pública sea una tomadura de pelo que ya a nadie le extraña que las subvenciones de la Unión Europa para poner en marcha, por ejemplo, el sistema de paneles informativos de los autobuses de Lugo funcionara unos meses y luego muriera en acto de servicio. Si fuera un particular le caerían multas por todas partes, además de la devolución de la subvención con intereses y escarnio público. Pero como es algo del ayuntamiento no pasa nada, entre otras cosas porque la oposición está muy ocupada en su carrera de propuestas al grito de “¡facha el último!” (esto hace que el PP, con sus tradicionales complejos corra como el que más) y se olvida de ir a lo básico: el control de los cuartos.
A Lugo le venía de maravilla que alguna entidad pública o, mejor aún, privada, se pusiera a revisar las cosas para ver qué tienen que esconder, y, volviendo al tema estrella informativo de hoy, por qué se han puesto tan nerviosos como para tener que recuperar la Diputación corriendo antes de que Candia levante más alfombras. O a lo mejor simplemente es por dinero. Seguramente sea esto: dinero. Lo otro es un efecto colateral que les puede evitar ir al trullo.
Hoy les voy a hablar de digitalización. Suena raro, pero no tiene nada de extraño porque es un tema que está sobre la mesa y que en Lugo nos ha costado muchísimo dinero con nulos resultados prácticos.
Plano manuscrito de la ría de Foz de 1787 Fuente: Archivo digital de la Biblioteca Nacional www.bne.es |
Lugo tiene un archivo bastante curiosito. Hay documentos incluso medievales, del siglo XIV, a los que no podemos acceder. Se supone que los medios tecnológicos y los recursos del Ayuntamiento de Lugo no son comparables a los de la Biliboteca Nacional... o sí.
Hace ya unos añitos, en 2008 concretamente, se puso en marcha una escuela taller llamada "La memoria de la ciudad" en que se suponía que se digitalizarían gran cantidad de documentos. Nos hablaban de que se pondría "en valor el rico patrimonio documental del Ayuntamiento de Lugo" y que se incrementarían "los recursos informativos hacia la ciudadanía". A día de hoy no veo enlace alguno para acceder a estos documentos, siete años después. La broma costó 655.035 euros (no, no me he confundido, son 109 millones de pesetas de las de toda la vida).
Página del Astronomicón, con más de 1000 años. Fuente: Archivo digital de la Biblioteca Nacional www.bne.es |
Todo este importante esfuerzo económico ha quedado en nada. Luego dicen que no hay dinero para hacer cosas, pero ya me dirán dónde están esos archivos digitalizados. A mí se me ocurren dos posibilidades: O no los tienen o no los quieren difundir. Lo primero sería resultado de un despilfarro de esos a los que lamentablemente ya nos tienen acostumbrados. Lo segundo un enfoque de "es mío y no te lo voy a dejar aunque seas tú el tonto que lo ha pagado" de difícil justificación.
Imaginen, para los que nos gusta la historia de Lugo, lo bonito que sería poder ver los diseños originales de Cobreros, o los planos de Eloy Maquieira, por poner dos ejemplos. Lo hemos pagado, y además generosamente, pero no podemos verlo.
Todo esto se pagó con dinero propio municipal y con fondos de otras administraciones, que por lo que se ve están más dispuestas a abrir la cartera que a comprobar los resulutados de las inversiones. Estamos tan acostumbrados a que la cosa pública sea una tomadura de pelo que ya a nadie le extraña que las subvenciones de la Unión Europa para poner en marcha, por ejemplo, el sistema de paneles informativos de los autobuses de Lugo funcionara unos meses y luego muriera en acto de servicio. Si fuera un particular le caerían multas por todas partes, además de la devolución de la subvención con intereses y escarnio público. Pero como es algo del ayuntamiento no pasa nada, entre otras cosas porque la oposición está muy ocupada en su carrera de propuestas al grito de “¡facha el último!” (esto hace que el PP, con sus tradicionales complejos corra como el que más) y se olvida de ir a lo básico: el control de los cuartos.
A Lugo le venía de maravilla que alguna entidad pública o, mejor aún, privada, se pusiera a revisar las cosas para ver qué tienen que esconder, y, volviendo al tema estrella informativo de hoy, por qué se han puesto tan nerviosos como para tener que recuperar la Diputación corriendo antes de que Candia levante más alfombras. O a lo mejor simplemente es por dinero. Seguramente sea esto: dinero. Lo otro es un efecto colateral que les puede evitar ir al trullo.
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