El dinero público a algunos parece que no les duele, por aquello de que lo consideran “dinero de nadie” en lugar de darse cuenta que es justo al revés y se trata de “dinero de todos”. Son unos cuartos que no cuesta ganar y por lo tanto tampoco son difíciles de gastar.
Eso explica que muchas de las acciones que se ejecutan pagadas con esos fondos sean tan absurdas o tan sobrepreciadas, aunque esto último también se puede achacar a la desconfianza eterna sobre las “mordidas”. Por ejemplo, que la cafetería del parque, que no deja de ser un cajón de hormigón, costara más que una urbanización (pequeñita pero urbanización) de adosados, es sospechoso.
Pero hoy no les voy a hablar otra vez de la cafetería del parque, sino de otra obra con la que llevan dando la lata años y que por fin parece que se va completando: la reforma de la plaza de abastos.
Obra de la escalera. Foto de El Progreso |
Empezaré diciendo que la plaza ha quedado muchísimo mejor de lo que estaba. Vale que no era complicado, pero la han mejorado. Es más luminosa, más agradable y transmite una sensación de limpieza que antes no tenía. Sin embargo hay cosas que resultan ridículas. Una de ellas es que han reducido el número de puestos para poder hacer una escalinata digna de un palacio del siglo XVIII (en cuanto a tamaño al menos)… para no usar al menos la mitad.
La falta de uso de esa parte de la escalera se demuestra con facilidad, ya que la han llenado de tiestos para adornar que pueden quedar muy bien (para gustos, no se lo discuto) pero que ponen en duda la necesidad de tirar varios de los puestos que había para hacer una escalera más ancha de lo necesario.
Me podrán decir que queda mucho mejor, y no se lo discuto, pero recuerden que es la plaza de abastos y no el Museo Thyssen__. No se trata de que sea bonito sino de que sea práctico, y no parece muy lógico sacrificar el uso por la estética en este caso. Las personas a las que les han movido o eliminado el puesto imagino que están bastante de acuerdo con esta apreciación.
Escalera casi terminada. Foto: El Progreso |
El gran espacio resultante tenía una lógica cuando se iba a poner una escalera mecánica. Ahí sí que hacía falta mucha anchura porque como todos sabemos se suelen poner dos cintas (una de subida y otra de bajada) y en medio una zona de escalera tradicional para quien desconfíe de las modernidades. Pero no hay tal escalera mecánica por razones que desconozco y que me resultan difíciles de entender, ya que el coste no creo que hubiera sido el problema visto cómo han quemado dinero en la reforma.
Quizás en lugar de gastarse varios millones de euros en una obra que puede resultar agradable pero innecesaria habría estado mejor organizar un servicio de reparto a domicilio gratuito para los clientes o incluso un portal web de venta online de productos frescos. Imaginen lo que podría ser entrar en la web de la plaza de abastos y encargar un kilo de filetes de ternera y frutas varias y que en un par de horas lo tuvieras en casa. No es tan imposible como pueda parecer, aunque sí costoso pero ya puestos a gastar dinero tal vez fuera más importante atacar por ahí.
En cualquier caso insisto en que la plaza ha quedado bien estéticamente. De mi generación para adelante se está perdiendo la costumbre de hacer la compra en los puestos de la plaza porque es más cómodo ir al hipermercado de turno, pero no hay color. Además ahora que en las grandes superficies cada vez abunda más lo enlatado, procesado y envasado es el momento de apostar por los frescos de calidad.
Si no han ido nunca a la plaza les animo a hacerlo. Merece la pena realmente.
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