Echarle huevos a la cosa no debería ser esto. |
Ayer por la tarde pasé por delante de la Subdelegación del
Gobierno y me encontré con que la habían decorado con toques de un agradable
tono amarillento. “¡Qué modernos!”,
pensé yo, hasta que me fijé en que eran huevos estampados contra la fachada que
una empresa de limpiezas se afanaba por retirar. Las huellas de la “protesta”
por Alcoa.
No comprendo este tipo de protestas. ¿Acaso piensan que la
subdelegada del Gobierno o la empresa van a razonar “pues mira, íbamos a cerrar, pero a la vista de que están quemando
neumáticos y cortando las autovías, que convocan huelgas y que están lanzando
huevos contra las sedes del Gobierno nos lo hemos replanteado y vamos a
mantener la fábrica abierta”. Como principio rector es curioso. Obviamente no se trata tampoco de invitar a los dueños a tomar el té para exponerles pausadamente por qué van a acabar con la economía de media provincia, pero hay términos medios, como en casi todo.
Que se consienta que una serie de personas, por mucha razón
que tengan y muy preocupados que estén por su futuro y el de su zona (todo ello
legítimo), corten una autovía quemando neumáticos o lleven a cabo acciones
vandálicas para “reivindicar” no es de recibo. Ese matonismo legitimado por la
inacción de los diferentes gobiernos es inaceptable, y es la misma historia que
cuando los piquetes “informativos” amenazan o coaccionan a las personas que
quieren trabajar durante una huelga con la excusa de que es por su bien.
Inconcebible, pero lo vemos cada vez que hay una convocatoria de paro, y se ve
que a todo el mundo le parece normal.
Por supuesto este tipo de protestas sólo se consieran licitas desde la tribuna de la nueva normalidad si van contra "los otros", igual que los escraches que hace no demasiado se hacían ante las casas de algunos diputados y que eran "jarabe democrático" y ahora son una agresividad intolerable y una intromisión en la intimidad y esas cosas. Ya saben, la habitual flexibilidad argumental que los afiliados tragan inconcebiblemente.
En el terreno político las piruetas de cada uno de los
partidos con este asunto llaman también la atención. Desde los concejales que
se manifiestan frente a la subdelegación de su propio gobierno hasta los de
enfrente, que reclaman soluciones a largo plazo que no dieron cuando gobernaban
en Madrid. Si bien es cierto que cuando gobernaba Rajoy no se anunció el cierre
de la planta, también lo es que se pusieron parches pero no se alcanzó un arreglo
que garantice la continuidad que ahora se exige.
Fíjense qué cosas se decían hace unos años por parte de quienes hoy piden la "nacionalización"... |
Lo del BNG ya es harina de otro costal. Me comentaba ayer un
amigo que recordaba las mismas banderas con estrella roja cuando en 1979 se
inauguraba Alúmina-Aluminio solo que de aquella se protestaba contra la
apertura de la fábrica. Ahora se hace contra el cierre, en uno de esos ejercicios
de malabarismo ideológico tan habituales en este país. Pero no todo es historia
antigua, recordemos que hace unos pocos meses Ana Pontón decía que "Si Sánchez quie
La solución para Alcoa no va de manifestaciones, de protestas ni de rasgarse las vestiduras, va de dinero. Es una empresa internacional y como tal tiene el mismo amor a la costa de Lugo como le pueda tener yo al fútbol, que me importa un bledo. Si pretenden que en sus lejanas sedes se escuchen los ecos de las protestas para convencerlos es que no saben de lo que hablan. El dinero es cobarde y huye de los problemas, así que a menos que se plantee una solución económica Alcoa cerrará, y las acciones agresivas lo único que harán es acelerar esa decisión.
No debemos sorprendernos, amigo Latorre. Los mismos que ayer estrellaron huevos contra la subdelegación por el cierre son los que chillaban protestando por la apertura. Los mismos que se desgañitaban chillando que la autopista era "unha navallada na nosa terra", son los que ahora exigen que pase a manos de la Xunta. Ya chillarlo también contra la cuota láctea y contra su supresión más tarde. Y todo así.
ResponderEliminarEso sí, en las encuestan suben como la espuma.
Galicia es el País de las Maravillas.