Tras la limpieza de 2019, San Fernando vuelve a estar invadido por los hierbajos. No toca campaña |
Hace ya año y medio que se nos juró y perjuró (por enésima vez) que San Fernando se convertiría en el Museo de la Romanización de Lugo. Seguimos esperando. Incluso los conversos (yo mismo no veía el Museo ahí hasta que me convencieron usando argumentos de peso) estamos impacientes por ver movimiento en un edificio que lleva 22 años esperando a que su propietario, el Ayuntamiento de Lugo, le dé un uso.
Sí, ya sé que ha habido una Pandemia (de algo me he enterado) y que las cosas han cambiado, pero eso no ha impedido que se siga adelante con proyectos absurdos como las bañeras colectivas junto al Miño (en sustitución de la sí demandada playa fluvial, que sigue durmiendo el sueño de los justos), el puzzle de madera más grande del universo o la pasarela ridícula que arranca de una isleta de una carretera nacional y sus ramales. Incluso se han ejecutado obras muy controvertidas y chapuceras como el carril bici (que incluso ha habido que modificar en algún lugar antes de inaugurarlo) o el skate park ese que han criticado los propios usuarios. Para eso sí hay dinero, tiempo y, lo más importante, interés.
Mucho Arde Lucus, mucha carallada, pero a la hora de ponerse serios tenemos el Cuartel de San Fernando cayéndose en pedazos, nuestro flamante Museo Interactivo de Historia de Lugo (MIHL) lleno de juguetes, aire y reducido a fondo en las campañas publicitarias de algunas grandes empresas (se nota que nos gobierna la rancia derecha…ah, no, esperen…) , el nuevo auditorio acumulando polvo y años pero cerrado a cal y canto… y así todo.
Hace un año y pico se gastaron un dinero en cortar las hierbas del patio central del cuartel para abrirlo a visitas guiadas a los lucenses, en una campaña que casualmente tuvo lugar unos meses antes de las elecciones autonómicas de 2020. “Pasó el día y pasó la romería”, ya no toca hablar de eso ni recordar aquella promesa de que ese proyecto se ejecutaría en este mandato, al que le queda menos de la mitad del tiempo otorgado por los electores y, vistos los plazos para hacer cualquier cosa en esta santa ciudad, podemos garantizar que sólo tendremos lo habitual: humo.
Así estaba en 2019. Ahora supongo que peor. |
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