Viendo el telediario es difícil hablar de cosas diferentes a la guerra que está en marcha en el Este de Europa, e incluso por muy localista que uno sea (que lo soy) cualquier tema puramente doméstico suena intrascendente.
Están bombardeando un país que no sufría ataques directos desde los de los nazis. Suenan sirenas en las calles de Kiev y la población huye como puede o se refugia en el metro, con la esperanza de que allí no sean asesinados por la invasión rusa.
Desde aquí vemos esto como si fuera una película, sin querer creernos realmente que pueda estar ocurriendo en la civilizada Europa, sin asumir la parte de responsabilidad que le toca a nuestros países y, por extensión, a nosotros mismos, y muchísimo menos las consecuencias que esto va a tener para todos y cada uno de nosotros por lejos que creamos estar.
La subida de los precios será tremenda. El gasoil ya está a 1,5 euros y lo que le queda por subir. El gas se disparará y la electricidad será prohibitiva. Aquella frase de Edison que decía que “vamos a hacer la electricidad tan barata que sólo los ricos usarán velas” se ha convertido en un sarcasmo del mundo que estamos viviendo… pero sorprendentemente parece que no pasa nada.
Intentaré volver a la normalidad escribiendo sobre cosas de Lugo, pero qué quieren que les diga, no está fácil la cosa a la vista de las noticias. Si ven que durante un par de días no se cuelgan artículos será porque me faltarán ánimos para hacerlo.
Las cosas pintan negras.
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