Manifestación de los transportistas ayer en Lugo. Foto: La Voz de Galicia |
El acuerdo alcanzado por el Gobierno con los representantes “legales” de los transportistas no supondrá necesariamente la finalización del paro de gran parte del sector, ya que los convocantes no han sido invitados a la negociación y, por lo tanto, no aceptan el pacto como válido igual que no se les acepta a ellos como interlocutores. Esto nos debería hacer abrir una interesantísima reflexión sobre el tema de la representatividad y cómo elegimos a quienes hablan por nosotros en cualquier foro.
La postura del Gobierno tiene cierta lógica, ya que no se puede obviar a quienes representan legalmente a los transportistas para reunirse con una plataforma que, con la norma en la mano, sólo es portavoz de un puñado de ellos. Sí, es cierto que el paro ha demostrado que tienen más poder de convocatoria que el esperado, pero a efectos “legales” no tiene demasiada cabida ascenderlos por las bravas a interlocutores del sector porque se sentaría un precedente terriblemente peligroso… a pesar de que es la piedra fundacional de la mitad del Gobierno, ya que recordemos que Podemos surgió de un movimiento ciudadano, por muy dirigido que esté por intereses no siempre bien explicados.
Hay unos procedimientos que normalmente son lentos y están llenos de trabas para que acceder a los puestos de quienes están en el poder de las grandes entidades representativas de cualquier sector. También es cierto que en determinados ámbitos es difícil encontrar a alguien que quiera dedicar su tiempo, esfuerzo e incluso recursos privados a ejercer una representatividad no siempre bien entendida. Hoy mismo viene en la prensa que los presidentes de las asociaciones de empresarios de Viveiro y Ribadeo tiran la toalla porque no se ven suficientemente apoyados y tienen que dedicarse a sus negocios y sus familias, como es lógico.
Eso deja abierto el campo de acción a quienes viven de esos mismos cargos a través de escandalosas dietas o de ingresos sospechosamente abultados, que vienen de las generosas subvenciones que reciben y que tarde o temprano les obligan a matizar las posturas, cuando no a ir directamente contra los intereses de los supuestos representados para no morder la mano que les alimenta.
En la política sucede lo mismo. Sólo ganan quienes se presentan, y cuando nos quejamos de los concejales, diputados o demás cargos que sufrimos tenemos que recordar que somos nosotros los que los hemos elegido. Sí, es cierto que a través del terrible filtro de la partitocracia, pero el camino está ahí.
La plataforma de los transportistas debe intentar acceder a esas asociaciones mayoritarias o constituirse como una más para poder tener un asiento en esa mesa, y si bien la sociedad suele ser muchísimo más ágil que los lentos y encorsetados procedimientos administrativos para lograr eso, no parece que haya otro camino y hay que asumirlo.
Haciendo un paralelismo, es similar a lo que experimentamos aquí hace unos meses. Mientras el sector de la hostelería, legalmente representado por las asociaciones mayoritarias, pactaba con la Xunta de Galicia la aplicación de un certificado que, como el tiempo demostró, no sirvió absolutamente para nada, otras entidades, entre las que estaba la que tengo el honor de representar y otras como la plataforma en defensa de la hostelería, se veían excluidas del diálogo a pesar de ser las que iniciaron un camino judicial que hizo que el Tribunal Superior de Justicia de Galicia anulase esa medida, si bien es cierto que el Supremo después matizó esa sentencia.
En aquel entonces siempre asumimos que la nuestra es una asociación de barrio y no pretendimos jamás reunirnos con el Presidente de la Xunta o que se nos convocase a las reuniones en Santiago. Sólo pedíamos algo de puro sentido común: que se valorasen nuestros argumentos. La importancia de un razonamiento no tiene nada que ver con quién lo sostiene, salvo por la cuestión de la credibilidad, y por eso siempre sostuvimos que no se nos invitase a los comités pero que se tuviesen en cuenta las aportaciones realizadas. No fue así, al menos a corto plazo, aunque con el tiempo fueron asumiendo nuestras tesis y aplicándolas. Lo mismo pasará con la estación de autobuses, que si todo va como debe, continuará prestando sus servicios donde está durante muchos años.
En todo caso, aducir como motivo para continuar con el paro del transporte que no se les ha invitado a la reunión de ayer me parece un pobre argumento, incluso diría que un poquito soberbio. A día de hoy no les he escuchado otro motivo para seguir con las protestas, o al menos no ha trascendido.
Es una faena que después de movilizar al sector el "éxito" se lo lleven otros, estoy de acuerdo, pero es lo que hay, e insistir en buscar la foto sólo va a servir para que el apoyo popular se les vuelva en contra en menos que canta un gallo.
La cuestión es, ¿les parecen acertadas las soluciones pactadas o no? Si lo son, con esa rebaja por litro y demás ayudas, lo lógico y razonable es desconvocar las protestas. Si no lo son, entonces es lícito continuar con ellas, pero no ofreciendo como argumento la falta de protagonismo.
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