La Exposición Permanente en Lugo. |
Probablemente sea una de las tradiciones más antiguas de España que se mantienen vigentes, y sin duda alguna de las más significativas de Galicia. La ofrenda del Antiguo Reino de Galicia al Santísimo Sacramento es un acto formal que en esta edición cumple 350 años, que se dice pronto.
En el marco de la SECAL 2022 (Semana de Exaltación de la
Cultura y el Arte de Lugo) organizada por Lugo Monumental, ayer Marcos Calles,
el director del Museo Catedralicio e impulsor de la exposición que sobre este
tema pueden ver en la recién remozada Iglesia de San Pedro, nos explicó el
origen de este acto. Es algo realmente llamativo, porque es de los de más relumbrón
de aquel extinto Reino pero surgió de la pobreza de Lugo.
Nuestra ciudad tiene, como espero que sepan, el privilegio
papal de exponer el Santísimo Sacramento permanentemente en la Catedral. Aunque
no está muy claro el origen de esta cuestión, se remonta al menos hasta el
siglo VI, es decir, hace más de 1.500 años.
Pues bien, hace algo más de 350 años un enviado del Vaticano
visitó Lugo y vio las más que lamentables condiciones en que estaba la Catedral
y la pobre iluminación del Santísimo Sacramento, con lo que amenazó seriamente
al cabildo con retirar el privilegio si esto no se solventaba. Se armó mucho
revuelo y se pidió a la Corona que se diera una dotación para subsanar esas
deficiencias y se logró que el Reino de Galicia aprobase la concesión de 30.000
ducados a la Catedral de Lugo que generarían una renta de 1.500 ducados
anuales, suficientes para comprar las velas que iluminarían permanentemente la
Sagrada Forma en nuestra catedral.
Como quienes tenían que poner el dinero eran las siete
provincias que entonces conformaban Galicia, es decir, Santiago, Coruña, Betanzos,
Mondoñedo, Orense, Tuy y Lugo, exigieron como compensación moral que una vez al
año se celebrase una ceremonia en que se entregaría esa renta a la Catedral y
así recordar que eran esas provincias las que aportaban los dineros.
Aunque el capital principal duró poco y unas décadas después
no quedaba nada del dinero, la costumbre permaneció. Ya no se ofrece dinero
real, sino que es una cuestión simbólica en que se entregan al obispo de turno
(este año le toca al Arzobispo de Santiago) un cofre con arras que simbolizan
aquella renta aunque no se da ni un duro… pero qué quieren que les diga, para
Lugo es más importante el símbolo que el dinero. Recuerden lo que dice la
leyenda del Crismón de Quiroga (otra de las piezas clave de nuestro patrimonio
catedralicio): “El oro es cosa vil, no
digamos ya la plata, es mucho más lo que brillas por tu propia felicidad”.
Pues eso.
Los organizadores de la Exposición. Marcos Calles es el segundo por la derecha. |
Esa ceremonia tuvo lugar por primera vez el día 19 de junio
de 1.672 y se ha celebrado ininterrumpidamente hasta nuestros días. Ni la
pandemia fue capaz de suspender ese acto, aunque lógicamente se realizó de forma
menos popular. Este domingo, el 26 de junio, tendrá lugar esa 350º edición de
la Ofrenda.
Lugo es una ciudad que tiene la tonta costumbre de
infravalorarse. Nuestro escudo, con el cáliz y la hostia, y con su leyenda “Hic hoc mysterium fidei firmiter profitemur”,
fue el que inspiró el de Galicia, al que se añadieron siete cruces simbolizando
las siete provincias de la Ofrenda en torno a nuestro Privilegio. No es moco de
pavo, debemos sentirnos orgullosos y este domingo anímense a acercarse a ver la
Ofrenda. Es un acto que más allá de lo religioso y lo cultural, es historia
viva.
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