Hacerse rico sin esfuerzo es un sueño compartido por muchos, entre los que me incluyo, y qué quieren que les diga, si me tocase la lotería no sé si sería más feliz, pero sí que viviría más desahogado aunque no me quejo para nada. Hay más gente con menos suerte que nosotros que con más.
Sin embargo, hoy les quería hablar de algo que me ha pasado en estos años y que siempre me sorprende que siga pasando. Verán, en el trabajo nos ofrecen mucha lotería y si coges un décimo d cada es la ruina de Palmira, así que muchas veces cogemos uno entre varios.
Hace años compré uno a medias con mi compañera Marisa y quedamos en que lo custodiaba ella. Hice una fotocopia del décimo que me firmó poniendo que lo jugábamos a medias y así quedó el tema. No nos tocó.
Al año siguiente repetimos la experiencia pero esta vez era yo el depositario, así que preparé un papel igual que el anterior pero firmado por mí y se lo entregué y entonces me dijo "¡Ah, bueno!". No lo entendí y me lo explicó: "es que el año pasado me pareció fatal que te tuviera que firmar lo de la lotería, como si no confiases en mí".
Es un razonamiento que no puedo compartir. Supongamos que yo tengo el décimo y que toca el Gordo... y me atropella un autobús. ¿Cómo demuestra ella a mi marido que es dueña de medio décimo? Es un ejemplo, en que ni siquiera damos por sentada mala voluntad por parte de nadie, simplemente que nunca pasa nada, hasta que pasa.
Evidentemente hay sistemas más sencillos como escribir con boli en el propio décimo quiénes lo juegan, pero eso sólo lo tiene el depositario. Lo del papelito firmado para la otra parte me parece que es una solución sin fisuras: es sencilla, cómoda, directa y segura.
Aquí no se trata de "fiarse", sino de reflejar las cosas como son. Ese papel no crea ningún problema, pero sí los puede resolver, así que permítanme el consejo de hacer las cosas bien para no tener líos más adelante.
P.D. Como cada vez queda menos lotería en participaciones sin recargo, aprovecho para que sepan que Lugo Monumental ha preparado, un año más, papeletas de 5 euros sin recargo que pueden encontrar en muchos locales del casco histórico, por si se animan a jugar y no quieren comprometer los 20 euros de rigor.
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