Eternas obras en el centro. Foto: COPE Lugo |
Es curioso que uno de los proyectos que más ha endeudado a la ciudad e hipotecado su futuro, además de haber alterado el casco histórico durante mucho tiempo (y lo que falta) se haya decidido sin la menor participación de nadie más que el gobierno local.
El llamado “corazón verde”, que está transformando el centro en un páramo de fría piedra gris, se aprobó sin contar con nadie. Nadie lo pidió ni había ninguna necesidad de hacerlo, ya que la excusa que se puso, la aprobación de una Zona de Bajas Emisiones, no tiene nada que ver con las obras ya que Lugo cumplía los requisitos legales para la ZBE sin hacer nada de nada.
La primera reunión que creo que se celebró con gente externa al proyecto fue en el llamado edificio de nuevas tecnologías (detrás del Ayuntamiento) y se nos invitó al presidente de la Federación de Comercio, al de la asociación de Hostelería, al de la asociación de la Tinería y a un servidor como representante de Lugo Monumental. Fue en noviembre según mis notas… y los proyectos están visados de meses antes, con lo que difícilmente era una reunión que tuviera otro carácter que no fuera meramente informativo.
Los proyectos eran un disparate, como se demostró con su análisis posterior, y su “huella medioambiental” consistía en quitar árboles del casco histórico (como los que estaban delante del Mixto), pavimentar todo el centro de fría y dura piedra gris, o meter un carril más por Santo Domingo, que se llevaba por delante la zona verde y los árboles que están frente al convento de las Agustinas, algo que se logró evitar gracias a la presión social y a un incremento de más de 300.000 euros del presupuesto que pagaremos ustedes y yo directamente porque eso no entra en la subvención de la Unión Europea.
Ni un minuto de reflexión, ni un segundo de debate, ni una posibilidad de aportaciones por parte de nadie. Yo me lo guiso y ustedes se lo comen, es el mantra de este proyecto fraccionado en tres partes por razones que todavía no alcanzo a comprender pero que seguro que tienen algún motivo ajeno al interés público. Quizá evitar algún tipo de control o trámite.
¿Qué nos queda a los ciudadanos? Sufrir y callar. No tenemos posibilidad de recurso legal alguno ni más derecho que el de la pataleta, porque la partitocracia revestida de democracia que nos han endilgado es la que manda y no hay ningún atisbo de contrapeso ni de contrapoder, sobre todo desde que vemos que las páginas de los periódicos están llenas de anuncios de las administraciones públicas, lo que tiene las consecuencias que todos podemos imaginar. Por cierto, a ver si me pongo a contar los anuncios a dos páginas de la Diputación en los últimos dos meses, porque es un escándalo (otra vez).
Estimado Luís,
ResponderEliminarNon estamos indefensos diante da política... É algo peor.
Na "política" o pobo debate e decide (ocasionalmente a través de representantes) sobre o futuro da súa comunidade/estado.
O que sucede aquí é peor porque o que temos é algo do que xa falou Montesquieu: onde so un goberna, ficando todo sometido á súa vontade e capricho; o "Despotismo". E neste caso nin sequera ilustrado.
O único que nos queda da apariencia de respecto á Lei é a manipulación desta para aproveitar as trampas que permiten, por exemplo, trocear contratos para asignar a dedo anteproxectos en vez de convocar concursos, renegociar contratos de xeito opaco ou directamente incumprilos. So agardo que "aínda queden xuíces en Berlín".