martes, 3 de septiembre de 2019

Dolce far niente

La valla que está junto al puente romano anuncia (falsamente) que la obra terminaría en octubre de 2012.
Tómense con calma quitarla, que queda muy bonita.
La administración usa ya no dos, sino infinidad de varas de medir como todos sabemos. No hacen cumplir las mismas normas a las grandes cadenas que a los pequeños emprendedores. Mientras los primeros tienen en nuestra ciudad letreros luminosos en el casco histórico, prohibidos según las ordenanzas que, a los segundos se les miran hasta los empastes antes de permitirles abrir la puerta para crear riqueza que se queda en Lugo y generar empleo. Ya si hablamos de el autocontrol, del seguimiento que la propia administración ha de hacer sobre sus normativas, imaginen la laxitud.

Ayer bajé a dar un paseo por la zona del puente romano y me fijé por enésima vez en un cartel que lleva afeando la zona desde hace, al menos, ocho años. Anuncia la obra de rehabilitación de la obra del propio puente, y está tan descolorido que solamente se ven los trazos en negro que no se ha comido el sol en que se menciona, por supuesto, a las todopoderosas administraciones y los muchos de nuestros dineros que han invertido. También pone la fecha en que finalizó la obra supuestamente, octubre de 2012. Digo supuestamente porque tardaron un año más, y hasta octubre de 2013 no se pudo inaugurar la obra, lo que no deja de ser sarcástico.

En cualquier caso ya son seis años de dejadez, de pereza, de no retirar un cartel que no puede estar ahí estropeando la zona. No es el único que ha “adornado” nuestras calles durante años y no puedo olvidar el que había (no sé si sigue allí, la verdad) en el Parque de Rosalía de Castro o el que anunciaba la rehabilitación del callejón de Santo Domingo, que estuvo lustros cayéndose en pedazos en una de las más céntricas plazas de la ciudad.

Hay más casos. En la Tinería, por ejemplo, hay un vallado de obra “decorado” con un graffiti que aparentemente ha encargado el Ayuntamiento pero que viola claramente lo dispuesto en el PEPRI, y por el que sancionarían a cualquier particular, pero recordando aquella máxima del exalcalde Orozco la administración puede hacer lo que le salga de las narices porque “no nos vamos a sancionar a nosotros mismos”. Y lo dijo en un Pleno, ante los ciudadanos de los que se estaba riendo, con un par.

Lugo no es una ciudad cuidada, lamentablemente. Hay atisbos de esperanza, cada vez más difuminados, en pequeñas actuaciones que parece que van por el buen camino pero hay que vencer una inercia de muchos años de “dolce far niente”, que es la marca de la casa en lo que va de siglo.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Lugo tiene tirón

Turistas en una visita. Foto de La Voz de Galicia

Comienza el mes de Septiembre y lentamente volvemos a la rutina. Los niños a los colegios, los demás a sus trabajos, los horarios especiales al cajón… Ha sido un verano extravagante en lo climatológico y muy poblado en lo turístico en Lugo, ya que creo que nadie recuerda una cantidad tan grande de gente de fuera en la ciudad visitando plazas, calles y monumentos.

¿A qué se debe ese éxito turístico? ¿A la más que discutible y discutida labor de las administraciones? (por no haber no hay ni una web turística de la ciudad) ¿A una campaña secreta que ha puesto en marcha una agencia de espías locales? ¿A la coincidencia? No tengo ni idea, pero me inclino más por esto último.

Internet es un pozo negro pero también ayuda a difundir un montón de lugares y de cuesiones habitualmente ocultas por el manto de la indiferencia institucional. Las campañas turísticas de Lugo siempre han sido pobres, malas, y enfocadas incorrectamente a la propia ciudad, ya que no pretendían captar visitantes sino votos, que es muy diferente, así que poco han podido tener que ver en la abundancia de gente en la ciudad.

Quizá nos haya ayudado el mal tiempo de la costa. Si estás en Foz, en Miño o incluso en Portonovo de vacaciones y te llueve un día te quedas por la zona a visitar Mondoñedo, Betanzos o Pontevedra… pero si son cinco, seis o diez ya te planteas ir a otros sitios más lejanos por aquello de conocer cosas nuevas. ¿Es el mal tiempo la explicación del éxito de Lugo en estas fechas? Pues no tengo ni el menor dato para afirmar tal cosa, pero mi instinto me dice que algo de eso hay, si bien es una argumentación que reconozco pobre.

Lugo gusta. Es una ciudad que al visitante le sorprende gratamente porque no se la espera, que es lo mismo que decir que no sabe lo que se va a encontrar, y aunque pueda parecer lo contrario eso juega a nuestro favor. Las expectativas son muy peligrosas, y si confías en algo extraordinario es muy difícil que se cumplan.

Ha habido innegables aciertos. La caseta de la Plaza de España es uno de ellos, sin lugar a dudas, pero también hay planificados tremendos errores como el traslado de la estación de autobuses, algo que a los turistas que llegan en bus les hará la puñeta (como a casi todos los usuarios, dicho sea de paso).

Tampoco ayuda que se pretenda empezar a sangrar a la gente que viene hasta por respirar, y al cobro de la Domus del Mitreo se ha unido el de la visita a la Catedral, cosa harto discutible y discutida como ya hemos hablado en infinidad de ocasiones.

Lugo tiene tirón. Ahora solo falta que nos empecemos a organizar un poco en condiciones.

viernes, 30 de agosto de 2019

Pequeños detalles, grandes resultados

El antes y el después. No es la misma farola, obviamente, pero se ve el efecto
Siguiendo con la intención de publicar cosas buenas los viernes, voy a hablarles de un pequeño detalle que creo que ayuda a embellecer nuestra ciudad: una manita de pintura a determinados elementos del mobiliario urbano.

A mediados del mes de Julio me fijé en que un trabajador del Ayuntamiento estaba pintando las farolas de la Plaza del Ferrol. El cambio fue más que llamativo y pasaron de ser un elemento gris (literalmente hablando) a dar a la plaza más “presencia”.

Se podrá discutir si los colores son los más adecuados (aunque personalmente en el conjunto me gusta como quedan) o si habría que esmerarse más en los detalles (quizá resaltando con doble color los relieves) pero eso son pequeñas mejoras que se podrían llevar a cabo en el futuro, aunque es imporbable que haya tiempo y dinero para darle más vueltas al asunto.

Esas pequeñas actuaciones, que parece que no valen de gran cosa, son precisamente las que marcan la diferencia en un espacio tan abierto como la Plaza del Ferrol.

Ojalá esa tendencia perdure y se vayan cuidando los detalles porque, al final, las grandes obras no sirven de gran cosa si se dejan de lado las pequeñeces.


jueves, 29 de agosto de 2019

Cuando éramos dueños del Paraíso

Playa de las Catedrales en los años 70 - Carlos Valcárcel
Permitan que ponga la foto en gran tamaño, es tan bonita que no admite reducciones
Viendo una de las extraordinarias fotografías con que Carlos Valcárcel nos obsequia frecuentemente en su perfil de Facebook, cuyo motivo es la Playa de las Catedrales en los años 70, me vienen recuerdos de una época que, al menos en eso, era mejor. La imagen de que les hablo es en blanco y negro y, por un capricho de la mente, también lo son mis recuerdos de esa playa a comienzos de los años 90 que era cuando empecé a ir regularmente.
Tenía 16 años cuando empezamos a ir en verano a Foz, y no era raro que cogiéramos el coche para pasar el día a Las Catedrales, o mejor dicho la parte del día que te permitían las mareas. Mis amigos, extrañados, me preguntaban cosas como: “¿Y a qué váis a esa playa, con lo incómoda que es, que cuando sube la marea hay que marcharse?” o “Pues no sé, es curiosa, pero tampoco es para tanto”.
Hoy sorprenderá esa actitud, pero era casi unánime. De hecho tengo fotos de esos días de playa en que estábamos solos en Las Catedrales en pleno agosto. Un lujo que hoy es impensable, ya que los miles de turistas que abarrotan el arenal todos los días, organizados convenientemente en rebaños guiados para no perderse ningún punto clave de la playa, impiden que se use para algo que no sea la foto, y ni siquiera una foto como la de Carlos.
Nunca me ha gustado aquella frase de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Es cierto que tendemos a teñir de buen color los recuerdos que tenemos de la niñez, aunque no siempre se corresponde esto con la realidad. Sin embargo en esta ocasión probablemente la memoria no me engaña y sí, era mejor cuando íbamos a Las Catedrales y estábamos solos.
Hoy la disfruta mucha más gente, pero no es lo mismo cantidad que calidad. Lo de hoy es más democrático, más lucrativo, más moderno y lo que ustedes quieran, pero no puedo evitar echar de menos aquellas tardes de verano en que no sentíamos dueños, al menos por un ratito, del Paraíso.

Las catedrales un día cualquiera de verano


miércoles, 28 de agosto de 2019

Cuidado con quien te ''influencia''


La verdad es que cada vez veo más la tele “normal”. Desde que aparecieron las plataformas de Netflix y demás, en que puedes elegir lo que quieres ver y cuándo, es raro que siquiera repase las cadenas abiertas salvo para ver los informativos de la mañana y de mediodía.

Sin embargo hay días en que nos da la venada y echamos un vistazo a lo que ofrecen los canales tradicionales y en esos casos a veces te enganchas con alguna tontería. Es el caso del programa de “Ven a cenar conmigo”, un concurso de Cuatro Televisión en que varias personas compiten para ver quién es el que da una mejor cena en su casa. Miren que no me gustan nada esos “falsos reality”, en que es todo más enlatado que el bonito de las ensaladas, pero reconozco que las veces que me coincide este programa nos engancha.

Además, hay una edición “gourmet” que tiene gente conocida, y la primera vez que nos coincidió estuvimos a carcajada limpia con Loles León, que alteraba a todo el mundo con su desparpajo pero con la que es imposible no pasar un buen rato.

Pero hoy les voy a hablar del programa de ayer. Hasta las dos y pico de la mañana nos tuvo enchufados a la tele, y escribo esto mientras termina el tercero de los que ponen en cadena y que te deja pegado a la pantalla. El anfitrión era Francisco, el cantante, y los invitados eran Rosa (la de Operación Triunfo), Raquel Mosquera (de las revistas del corazón), Laura Matamoros (por lo visto es conocida, yo ni idea) y un tal Aless que por lo visto es “influencer”, profesión para la que por lo visto no se pide nada más que tener más cara que espalda y que no te importe que se cachondeen de ti.

Lo que más me preocupa de todo es el contraste que las edades reflejan sobre muchísimas cosas: la educación, las formas y, sobre todo, la cultura. Que Rosa sugiriese que el Presidente de los Estados Unidos es Amancio Ortega es casi tan ridículo como que el tal Aless, que “crea tendencia”, “opinión” y que supuestamente se dedica al mundo de la música, preguntase al ver una foto “¿quién es Montserrat Caballé?”.

No les voy a decir que para infuir haya que tener un título universitario, que hoy en día ni siquiera garantiza que el que lo posee escriba correctamente tres frases y no meta faltas de ortografía de las que te hacen sangrar los ojos (la que más me ha molestado siempre es la de “haber si nos vemos”, por la falta de comprensión que supone), pero que un iletrado de tal calibre sea seguido por miles de personas es digno de estudio.

Hacer gala de la ignorancia ahora resulta que es “guay” y que la cultura es una cosa carca y antigua, como si Google fuera suficiente y los conocimientos no tuvieran mayor trascendencia que la de quedar bien jugando al Trivial. Es terrible.

Luego nos extrañamos de que quien se espeta a toda leche con el coche en la Ronda de la Muralla presuma, y que la gente le ría las gracias, y que surjan como hongos los personajes extravagantes que solo quieren un minuto de gloria sin más fondo que el de un plato, y ni siquiera uno sopero.

Pero bueno, consiguen su fama. De hecho aquí me tienen, hablando de esta gente.

País...

martes, 27 de agosto de 2019

Un concurso de fotos que te permite ganar y ser solidario


Tengo que empezar por reiterar que este blog es estrictamente personal y que las opiniones vertidas son mías y no representan a nadie más que a mí mismo, y si a veces traigo temas que tienen que ver con la asociación Lugo Monumental que tengo el honor de presidir es porque son temas de la ciudad que considero que son relevantes. Aclarado esto, vamos al tema.

La sociedad no siempre hace compatible el lucro personal con la colaboración con causas nobles pero a veces hay excepciones, y hoy les cuento una de ellas. Ayer se publicaron en la web www.lugomonumental.es las bases de un concurso de fotografías cuya finalidad es ilustar un calendario para 2020 promovido por la asociación a beneficio de ASPNAIS. Las doce empresas colaboradoras que patrocinan las páginas hacen posible que el proyecto sea viable y que no haya riesgo para los ingresos que revertirán en las arcas de la entidad social.

A la promoción personal que supone que una o varias fotos suyas figuren con su nombre en un calendario que pretende convertirse en una tradición local como otra cualquiera, se une que hay un premio en metálico de 50 euros por cada fotografía seleccionada. Como se puede dar el caso de que se elijan todas de un mismo fotógrafo el premio puede alcanzar los 600 euros, y todo por ayudar en una acción benéfica.

Las fotos son totalmente libres siempre que se ciñan a un área concreta: el casco histórico de Lugo entendido como el recinto amurallado (bueno, se incluye la Muralla, claro). Se pretende hacer un calendario bonito y que además de la colaboración con ASPNAIS busque la estética y que la gente lo quiera comprar para tener en su oficina, en su casa o donde sea.

El mecanismo del concurso es un poco rebuscado en apariencia, pero muy sencillo en realidad. Hay dos fases. En la primera se analizan las fotos recibidas para eliminar las que no cumplan los requisitos de las bases en cuanto a calidad, resolución, formato y demás (por ejemplo, las fotos han de ser en horizontal por el diseño del calendario). Una vez pasado ese primer filtro, viene la segunda fase, que es la más subjetiva de todas: cada empresa colaboradora elige la foto que más le guste para ilustrar su página, así que hay doce jurados para las doce fotos. Más plural imposible.

Esto hace realmente muy complejo que se elijan doce fotos de la misma persona, e incluso puede que de como resultado un calendario muy ecléctico, con imágenes de muy diferente estilo y enfoque, pero esa riqueza es algo positivo para mostrar la variedad que el casco histórico puede ofrecer.

En nuestra ciudad hay grandísimos fotógrafos tanto profesionales como aficionados. Las redes sociales se llenan de impresionantes imágenes captadas por personas que hacen de su cámara un pincel y de la ciudad un lienzo, y nos dejan para el recuerdo espectaculares fotos. Algunos como Jesús Burgo o Julio Leira podrían hacer una exposición antológica sobre Arde Lucus por ejemplo, y otros como Manuel Buján o Pepe Álvez se especializan en el día a día, captando rincones de Lugo desde otro prisma. No es una relación exhaustiva así que no se me pique nadie, son los que más habitualmente veo en Facebook.

Estoy seguro de que este concurso atraerá a los fotógrafos, y no por el premio, que es relativamente modesto, sino por la colaboración con ASPNAIS. De hecho ya han llegado al correo las primeras fotografías (cosa que me ha sorprendido gratamente), y si les soy sincero las empresas que seleccionen su imagen lo van a tener muy, pero que muy difícil visto el nivel.

lunes, 26 de agosto de 2019

Recursos gratis, mensajes confusos


Siempre se dice que un reloj estropeado da la hora con exactitud dos veces al día, y eso se basa en dos supuestos: el primero es que el reloj esté parado, ya que si atrasa o adelanta esto ya no se cumple, y el segundo que todos los días las horas son las mismas, lo que parece de sentido común.

Sin embargo, hay veces que la realidad supera al refranero y nos encontramos finalizando agosto y se mantiene en varios puntos de la ciudad la cartelería que anuncia el “I Congreso Iberoamericano Cultura e Memoria: As perspectivas da morte”, que trata temas interesantes como los rituales y espacios funerarios en el Lugo romano, la muerte digna, los diferentes enfoques culturales… Se anuncia todo ello en dos jornadas para el 30 de noviembre y el 1 de diciembre… de 2018.

Esos cartelones, utilísimos si se emplean correctamente para difundir las acciones culturales, turísticas y patrimoniales de Lugo, están ahí, muertos del asco con anuncios que pueden confunir al más pintado entre otras cosas porque no pone en qué año se hicieron las jornadas, algo que no debería ser necesario en un sitio donde los carteles se actualicen con una frecuencia razonable.

En lugar de haber hecho casi un año de publicidad inútil para unas jornadas que se clausuraron hace nueve meses, ¿no sería mejor poner ahí los principales museos y atractivos turísticos de Lugo, con sus horarios y demás? ¿Acaso no creen que en los sitios estratégicos en que están ubicados sería algo vistoso para los que vienen de fuera e incluso para los propios lucenses?

Nos gastamos ingentes cantidades de recursos en publicitar cosas a lo loco, pero lo que tenemos ahí, gratis, no es que no se use, sino que se usa mal y crea confusión. Ya ni hablamos de los paneles que tienen los quioscos de la Plaza de España y la de Santo Domigo, cerrados a cal y canto (por lo menos hasta su traslado para pudrirse en Frigsa como el que había en la Milagrosa).

Una pena. Cosas baratas, útiles y sencillas que no se ponen en uso.