Es el colmo. Colas de horas para hacerse una foto con la Copa del Mundo en el Círculo de las Artes… y resulta que es falsa, una réplica. La verdadera Copa del Mundo está bien guardadita, que para eso es de oro y ni siquiera es nuestra. Nos la prestan cuatro años hasta que otro la gane, y nos dejan a cambio una réplica que creo que es de bronce chapada en oro o algo así. Vamos que la cosa es muy cara como para hacer una cada cuatro años, que no estamos para gastos.
Esto refleja el mundo que estamos construyendo, basado en la imagen y la apariencia, no en la realidad. Lo importante no es “ser” sino “parecer”, y si conseguimos una foto con el trofeo, aunque sea falso, da igual. Lo importante es poder enseñarla y fardar, aunque en nuestro cerebro alguna conexión nos recuerde constantemente que esa no es la copa que levantó Casillas en el Mundial. Si la foto es convincente, ¿qué más da?.
La imagen, el qué dirán, la apariencia… esas cosas que no gustan a nadie pero que a la mayoría le quitan el sueño es realmente lo importante. Da igual que seas de izquierdas, que de derechas, que católico, que ateo, que mahometano. Lo importante no es ir a misa, sino que te vean. Lo importante no es no ir a misa, sino que se note que no vas.
No sé hasta qué punto la gente que hizo dos horas de cola estaba informada de que no era esa la verdadera copa, pero francamente, aunque les explicaran que es una copia probablemente les diera igual, porque si se presenta con el suficiente lujo y boato habrían esperado de la misma forma.
Siempre que pienso en estas cosas me acuerdo de un señor que en un viaje, y respecto a los recuerdos que siempre se compran por ahí, dijo que “los españoles nos gastamos dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos para presumir ante gente a la que le importa un carajo”.
Por supuesto que es una replica, siempre a sido así, solo se ha entregado la real una vez, a Brasil, que gano la Copa Jules Rimet 3 veces, hasta que un argentino fue, se las robo y la fundio.
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