Esta noche comienza la campaña electoral de las municipales del 22 de mayo. Probablemente no notaremos una gran diferencia porque la contienda continua en que vivimos sólo permite diferencias de matiz, como que se pueda pedir el voto directamente o no. En cualquier caso a estas alturas la mayoría tiene el voto decidido, pero son los demás, ese gran puñado de indecisos, los que van a inclinar la balanza de un lado o de otro y a por ellos va la campaña.
Los juzgados le ponen las cosas complicadas a Orozco por el tema de sus torres del parque y otros temas de urbanismo. Ya no hablamos de errores, sino de presuntos delitos. El Tribunal Superior de Justicia de Galicia le amenaza con una multa por no ejecutar una orden de derribo y un juzgado de Lugo, además de la fiscalía, le acusan de presunto prevaricador. La prevaricación es un delito que consiste en dictar una resolución a sabiendas de que es injusta. Parece que en este caso es evidente, ya que Orozco recibió de la Xunta de Galicia diversos avisos e incluso una orden de paralización de Cultura que se saltó a la torera para poder construir las moles del parque. Pero no es la única acusación que recibe Orozco desde los juzgados por las torres, ya que además de eso también hay indicios de que actuó “en connivencia” con el constructor y en contra de los intereses generales de Lugo.
En cualquier otro sitio, esto bastaría para que los lucenses echaran a patadas a un alcalde que no sólo ha permitido que se levanten las torres, sino que lo ha facilitado, animado y apoyado claramente. Por supuesto, para él la culpa es del PP porque el Plan general de 1990 permite ese adefesio, lo cual es una verdad a medias. Un Plan General da una edificabilidad, es decir, que permite x metros de edificio por metro cuadrado de terreno. Lo que no se mete el Plan es a decir cómo serán los edificios o en qué parte de la parcela se van a edificar, eso lo decidió el constructor y lo apoyó Orozco. Podrían haber sido edificios bajos, o estar en la parte baja de la parcela (la que da a República Argentina), pero eso no interesaba al constructor ni a un alcalde que presuntamente actuó en connivencia con él (lo dice el juzgado, no yo).
Pero eso no es todo. La caseta de telefónica, esa que está frente a la pérgola del parque entre el antiguo sanatorio Portela y las torres de Orozco, está pintada exactamente igual que las torres en el Plan General del 90, pero tate, ahí sí que denegaron la licencia. No había “connivencia”, cada uno que entienda lo que quiera.
El error del PSOE en Lugo ha sido no cambiar al candidato. Orozco entró con muchas ganas, pero está quemado, agotado (aunque no sé muy bien de qué), y su gestión adolece de muchos de los vicios que los años van creando en el poder. Lugo tiene que cambiar de rumbo e intentar salir de los juzgados a toda costa, porque no es normal que cada poco tiempo nos peguen una bofetada jurídica a todos. No se la dan sólo al alcalde, nos la dan a quienes pagaremos, a través de nuestros impuestos, ya no sólo sus errores, sino sus presuntos delitos.
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