Recogían algunos medios de comunicación en su edición de ayer que Pachi Vázquez, candidato del PSOE a la Presidencia de la Xunta de Galicia, estuvo rondando tanto a su actual formación como al PP para estudiar cuál le hacía mejores ofertas para ingresar como afiliado. Cuando digo “afiliado” no me refiero al típico militante de base, ese que sale a pegar carteles, va de interventor a una mesa o es convocado para aplaudir, sino a uno que venga ya con el cargo puesto de fábrica.
Resulta que a principios de los 90 el amigo Pachi estaba escapando del CDS porque ahí ya no se trincaba nada (Por Dios, sentémonos en el suelo y contemos historias tristes de la muerte de los reyes), y estudió su ingreso tanto en PP como en PSOE. Como el PP le ofrecía “sólo” la candidatura a la alcaldía de O Carballiño y el PSOE además de ese cargo ponía en el tapete un cargo de diputado autonómico. Póker de ases gana a doble pareja, así que el señor Vázquez hizo sus cuentas y empuñó la rosa decididamente.
Más allá de la crítica natural a que el jefazo del partido socialista en Galicia tenga de socialista lo que yo de obispo ortodoxo, me preocupa que este ejemplo sea una estrella más en medio de una constelación de trepas, y que éstos se hagan con el control de los partidos políticos. En todas partes cuecen habas. ¿A qué están ahí? ¿A trincar? Pues la triste respuesta parece ser que es afirmativa en muchos casos.
Ustedes saben que soy un firme defensor de la Política, entre otras cosas porque no hay otra opción. No existe ningún modelo social que prescinda de cualquier organización del poder. Comunismo, Democracia, Socialismo, Fascismo, incluso Liberalismo o Anarquismo... son modelos de organización de la sociedad y del poder, pero ninguno prescinde de una figura de autoridad que suponga el monopolio de la violencia por parte de un ente que trascienda al ciudadano de a pie. Las variaciones son infinitas pero la base es idéntica.
Me voy por las ramas. Decía que soy un firme defensor de la Política porque, además de lo dicho, puede ser una herramienta muy bonita para luchar por el bien de tu ciudad, provincia, autonomía, país, continente e incluso planeta. Todo lo que se pueda hacer a lo grande pasa por la Política nos guste o no nos guste, lo que pasa es que hay que diferenciar entre la buena y la mala política.
La Política está basada en ideas, por eso me preocupa tanto que tanto quienes comparten mis simpatías como quienes tienden a otras diferentes, las puedan considerar intercambiables. Ese soniquete de que "todos son iguales" no es algo a apoyar, sino a combatir, aunque la dura realidad en muchas ocasiones puede hacernos pensar eso.
Eso nos lleva al eterno dilema de ¿por qué se afilia la gente a un partido concreto? Hay un gran número de personas que lo hacen porque coinciden con una parte importante de sus ideas, programas electorales o líneas argumentales. Pero no son pocos los que se afilian a un partido por motivos que nada tienen que ver con esto: por tradición familiar (tanto positiva – papá era del PP, así que yo también – como negativa – papá era del PP así que yo soy de Izquierda Unida), por simpatías personales (Don Fulano fue un gran Alcalde, así que todos al partido de Don Fulano), o, lo más triste de todo, porque te ofrecen “más cargo” que los otros, como en el ejemplo de Pachi. Con esos mimbres, mal cesto nos puede salir. Al no haber una base ideológica la defensa de tu partido se convierte en un rollo Madrid-Barcelona, en que es irrelevante lo que hagan, siempre está bien lo de los tuyos y mal lo de los otros.
Miren aún voy más allá. Hay cargos para los que la ideología no es que resulte irrelevante, pero que puede ser secundaria. Uno puede ser un gran Alcalde por las listas de Izquierda Unida incluso desde el punto de vista de alguien del PP, porque al final la alcaldía es la gestión de la ciudad, y para eso poca ideología se necesita. Es un cargo más práctico que teórico y las cuestiones que se debaten son más de “andar por casa”. De hecho en Lugo tenemos una coalición PSOE-BNG que está privatizando servicios como una loca (jardines, gestión de todo lo social desde empresas privadas, organización de las fiestas por servicios ajenos al Ayuntamiento, empresa mixta del agua, prevista empresa de gestión del Turismo...) y se dicen de izquierdas. En el Ayuntamiento no se deciden las políticas económicas y laborales de un país, que es donde suelen cantar más las ideas teóricas de las cabezas pensantes de una u otra tendencia.
Si Pachi se hubiera ido con el PSOE porque le ofrecían ser Alcalde de O Carballiño podría tener mi respeto, porque ahí no creo que las ideologías influyan tanto (insisto, algo sí que tienen que ver, pero tangencialmente) pero si pretendía ir al Parlamento (y lo consiguió de hecho) eso es distinto porque ahí se legisla, y es donde entra el juego de las ideas con mayor intensidad.
Aún le podemos dar una vuelta de tuerca más. Sir Winston Churchill, uno de los políticos más respetados (y denostados) de la historia, cambió varias veces de partido. Manuel Fraga pasó de ministro de Franco a padre de la Constitución. Ratzinger fue soldado de Hitler y acabó como Papa... Respeto la evolución de una persona, y si Pachi hubiera entrado en el PP y cambiado luego al PSOE o viceversa lo podría comprender. Lo que no acabo de poder tragar es que pidiera el ingreso el ambos a la vez. Si la cabeza de cartel de un partido no tiene claro dónde está, mal puede inspirar a nadie. Y mal puede dignificar la maltrecha imagen de “los políticos”.
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