jueves, 29 de noviembre de 2012

Historia de una ventana

No se acostumbren a que hable bien todos los días de alguien. Ayer les dije que había un PSOE que me gusta, pero por desgracia no los veo circulando por Lugo. De hecho en esta ciudad los errores no sólo no se reconocen sino que se siguen enterrando en ellos con tal de no dar marcha atrás. 

Les voy a poner un ejemplo del que hablo habitualmente. Hay una palabra gallega que me encanta y que es la “teima”. No es exactamente una manía, sino una especie de tema recurrente en que uno es cabezota porque está convencido de que tiene toda la razón. Pues vale, lo reconozco, para mi la ventana arqueológica de la Ruanova es una “teima” con todas las de la ley. 

La historia de nuestra ventana se remonta al año 2000, en que se gastaron 5.000,00 euros para hacer un agujero en la calle y ponerle un cristal encima. Ya es pasta para una cosa así, pero como de aquella éramos ricos no pasaba nada. Eran otros tiempos. 

Pero los vándalos entraron en acción, cosa que el Ayuntamiento no tuvo en cuenta, así que tiraron un pedrolo desde la propia Muralla y se cargaron el crista. Se hicieron reparaciones por 2.181,00 euros, que no está mal para un cristal (el agujero entiendo que ya estaba hecho). 

Preciosas planchas metálicas que estuvieron años
Volvieron los malos a hacer de las suyas y tiraron otra piedra. Aquí el Ayuntamiento fue muchísimo más hábil, y en vez de volver a colocar el cristal tuvieron la feliz idea de cubrir la ventana con una plancha de metal. Tardaron varios años, muchos de hecho, en darse cuenta de que una ventana tapada con una plancha de metal tiene más de acorazamiento que de exposición, así que se gastaron en su “reparación” otros 7.527,80 euros. Ahora ya lo hicieron mejor, con un cristal antideslizante (mola un montón), blindado, con una cámara para tener primeros planos de los probables vándalos, un poyete de esos negros para señalizar la ventana, no sea que alguien resbale con el cristal antideslizante, y… ventilación automática de aire (vamos, un motorcito). Lo que leen. 

El improvisado Jardín Botánico (oct 2012)
Por lo visto esos más de 7.500 euros no llegaron para que alguien estudiase el tema en profundidad (los precios populares es lo que tienen), así que hubo dos efectos no previstos. El primero es que el cristal se empañaba y no se veía nada de la ventanita de marras. El segundo es que el calor de las luces y la ventilación hicieron florecer un hermoso jardín. Como decían en Parque Jurásico “la vida se abre camino”, lo que es tremendamente poético pero poco efectivo como visión arqueológica. Si al menos fueran helechos, que siempre se dice que son prehistóricos… 





Así que recientemente se han gastado otros 2.900,00 euros en acondicionar la ventana. Le han pasado una rasqueta así que a día de hoy no hay plantas (a ver lo que dura) pero el tema de la visibilidad no ha mejorado mucho, ya que el cristal sigue empañándose en cuanto caen cuatro gotas. Menos mal que Lugo es de poco llover. 

Así que tras 17.608,80 €, 5.000 correspondientes a la puesta en marcha de la genialidad y 12.608,80 en reparaciones varias, seguimos igual: empañados y empeñados en que la cosa siga igual de mal. 

Menos mal que es un dinero bien gastado, ya que según Sonia Méndez, quien presentó la última de las reformas, “O feito de ter rutas turísticas con diversas ventás arqueolóxicas fannos ser únicos no mundo”. Estoy de acuerdo, no creo que en otra parte del mundo hagan este tipo de cosas, a pesar de que es muy arriesgado afirmar esto en España, donde probablemente la estupidez, la falta de previsión, la chapuza y el contrato al cuñado abunden. 

Las últimas obras
Ese concepto de la huida hacia adelante está muy bien visto en este país. En lugar de reconocer que la cosa no va bien y buscar sistemas alternativos aquí no, se sigue cual Paco Martínez Soria en “Don erre que erre” con las “teimas” (no soy el único, por lo que se ve). 

¿La solución? Se me ocurren dos bastante sencillas: la primera es echar tierra sobre el asunto, literalmente, visto que el tema no da más de sí. Sinceramente tengo mis serias dudas de que esto sea un reclamo tan espectacular, sobre todo teniendo la propia muralla al lado (no he visto ni un puñetero turista viendo la cosa esa, y paso por ahí a diario). La segunda es contratar a alguien que sepa lo que hace. Lo sé, es revolucionario, pero yo soy así. 

Estado actual cuando llueve... ¿ven algo?
En fin, que en este Lugo nuestro nos gastamos casi tres millones de pesetas en un agujero acristalado y nadie dice nada. Bueno, miento, la oposición (el PP, que ahora hay que aclarar porque presuntamente hay dos partidos en la oposición) ha sacado el tema a través de la concejala Isabel Devesa. Pero ya saben a qué me refiero, que la gente pasa del tema. 

Luego nos quejaremos, pero imaginen ese dinero lo que podría hacer en, por poner un ejemplo, la cocina económica. Pero no, mejor seguir gastando en cristales. Las vidrierías también tienen que comer.

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