La policía está intentando comprobar la historia del presunto asesino de Tatiana, y para ello se está encontrando con un problema un poco ridículo: las cámaras de seguridad de todos los comercios que antes apuntaban a su fachada cogiendo una parte de la calle ahora cumplen estrictamente la legalidad y solo captan imágenes del negocio respectivo, así que no se puede saber si en el coche iba la víctima sola o le acompañaba el presunto homicida. Hace poco tiempo hicieron una campaña de “concienciación y advertencia” para advertir de esta cuestión. Ahora se nos vuelve en contra.
Nunca entenderé la manía de que las cámaras no puedan apuntar a la calle. En un mundo en el que todos llevamos encima una cámara de fotos o de vídeo que haría palidecer de envidia a los equipos profesionales de hace 20 o 30 años, en una época en que producimos cientos de miles de millones de fotos al año como unos enajenados, ¿tiene sentido que no se pueda apuntar una cámara de seguridad a la vía pública?
Protección de datos y de la intimidad, nos dicen, pero la misma legislación que impide que un comercio no pueda apuntar la cámara a la calle admite que el propietario pueda hacer fotos con su móvil desde la acera a todo el que pase. ¿No es un poco incoherente? Por esa regla de tres, no se podrían hacer fotos en las playas donde sacamos nuestras lorzas a relucir.
Tenemos que ir asumiendo que lo que hagas en la vía pública es público, no nos queda otra. Te pueden grabar desde el espacio con un satélite leyendo el periódico, y eso es lo que sabemos, sabe Dios los chismes que habrá por ahí de los que no tengamos noticia y que permiten que los drones, que hace nada ni imaginaba la ciencia ficción, parezcan antiguallas.
Hace muchos años, tantos que ya está prescrita la falta si es que la había de aquella (la legislación era otra), en un restaurante del centro ya cerrado tenían una cámara que apuntaba a la fachada y la calle. Hubo un incidente por la noche y aparecieron ciertos daños en la fachada del inmueble, y gracias a aquella cámara los dueños pudieron saber quién había sido. Legalmente no sé la validez que tendría en aquel momento pero al menos les sacó de dudas, cosa importante.
No se entiende que si la administración instala alegremente “cámaras turísticas” en donde le apetece, o cámaras de control de tráfico en las carreteras con acceso del público (en la web de tráfico pueden ver un montón de ellas) esté prohibido tener una de seguridad en tu negocio, en tu casa o donde sea apuntando a la vía pública.
El tema no está en qué imágenes se captan sino en lo que se hace con ellas. Lo que tendría que estar prohibida es la difusión de esas imágenes, sobre todo si corresponden a la intimidad. Si una pareja echa un polvo en un portal y les pilla la cámara del banco de la acera de enfrente el problema no está en que exista la cámara, que puede resolver un atraco, sino en quién accede a las imágenes y en qué condiciones.
Quizás la solución podría ser que se codifiquen las grabaciones automáticamente y que el acceso se restrinja únicamente a las fuerzas de seguridad en caso de que ocurra algo denunciable o para alguna investigación. Hoy la tecnología lo permite casi todo, pero lo que no tiene sentido es que un crimen pueda quedar impune porque nos ponemos estupendos con las grabaciones de las narices, cuando todos salimos en cientos de fotos sin querer por el simple hecho de darnos un paseo por delante de un monumento más o menos conocido.
Nunca entenderé la manía de que las cámaras no puedan apuntar a la calle. En un mundo en el que todos llevamos encima una cámara de fotos o de vídeo que haría palidecer de envidia a los equipos profesionales de hace 20 o 30 años, en una época en que producimos cientos de miles de millones de fotos al año como unos enajenados, ¿tiene sentido que no se pueda apuntar una cámara de seguridad a la vía pública?
Protección de datos y de la intimidad, nos dicen, pero la misma legislación que impide que un comercio no pueda apuntar la cámara a la calle admite que el propietario pueda hacer fotos con su móvil desde la acera a todo el que pase. ¿No es un poco incoherente? Por esa regla de tres, no se podrían hacer fotos en las playas donde sacamos nuestras lorzas a relucir.
Tenemos que ir asumiendo que lo que hagas en la vía pública es público, no nos queda otra. Te pueden grabar desde el espacio con un satélite leyendo el periódico, y eso es lo que sabemos, sabe Dios los chismes que habrá por ahí de los que no tengamos noticia y que permiten que los drones, que hace nada ni imaginaba la ciencia ficción, parezcan antiguallas.
Hace muchos años, tantos que ya está prescrita la falta si es que la había de aquella (la legislación era otra), en un restaurante del centro ya cerrado tenían una cámara que apuntaba a la fachada y la calle. Hubo un incidente por la noche y aparecieron ciertos daños en la fachada del inmueble, y gracias a aquella cámara los dueños pudieron saber quién había sido. Legalmente no sé la validez que tendría en aquel momento pero al menos les sacó de dudas, cosa importante.
No se entiende que si la administración instala alegremente “cámaras turísticas” en donde le apetece, o cámaras de control de tráfico en las carreteras con acceso del público (en la web de tráfico pueden ver un montón de ellas) esté prohibido tener una de seguridad en tu negocio, en tu casa o donde sea apuntando a la vía pública.
El tema no está en qué imágenes se captan sino en lo que se hace con ellas. Lo que tendría que estar prohibida es la difusión de esas imágenes, sobre todo si corresponden a la intimidad. Si una pareja echa un polvo en un portal y les pilla la cámara del banco de la acera de enfrente el problema no está en que exista la cámara, que puede resolver un atraco, sino en quién accede a las imágenes y en qué condiciones.
Quizás la solución podría ser que se codifiquen las grabaciones automáticamente y que el acceso se restrinja únicamente a las fuerzas de seguridad en caso de que ocurra algo denunciable o para alguna investigación. Hoy la tecnología lo permite casi todo, pero lo que no tiene sentido es que un crimen pueda quedar impune porque nos ponemos estupendos con las grabaciones de las narices, cuando todos salimos en cientos de fotos sin querer por el simple hecho de darnos un paseo por delante de un monumento más o menos conocido.
Londres plagado de camaras , claro , pero londres esta en ese pais con tan poca tradicion democratica y de derechos para sus ciudadanos ... (Modo irònico on)
ResponderEliminarQue pais tenemos !!!
Aquellos que cederían la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad.
ResponderEliminarBenjamín Franklin.
La investigación debe seguir otras vías que las hay y no confiar en la casualidad de que una cámara de una tienda te aporte las pruebas de un crimen; si existen se utilizan.
Saludos
Aunque suelo estar de acuerdo con el bueno de Ben, en este caso hay opciones intermedias, como la propuesta de que solo las fuerzas del orden puedan acceder a las grabaciones codificadas en caso de denuncia. No se trata de que el dueño del garito pueda cotillear si su vecino abre media hora antes que él...
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