Turistas en Lugo, pero no en Semana Santa, claro, que cayó agua a cubos. Foto: La Voz de Galicia |
Las cifras son una cosa curiosa. Se supone que las matemáticas son una ciencia exacta, pero cuando la política mete su zarpa de por medio convierte cosas objetivas en interpretaciones que cada uno hace como le viene en gana.
Por ejemplo, recientemente se ha presentado la propuesta del gobierno para los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para este año, y ya han salido tirios y troyanos a decir que son el acabose o la panacea. Sin leerlos me imagino porque no les ha dado ni tiempo más que a echar un vistazo por encima. Para unos serán los mejores PGE de la historia y para otros la confirmación del fin de los tiempos, así, exagerando a lo bestia que parece que para eso se les paga. No es fácil ser comedido cuando estás metido en esa faena, aunque nos quedan ejemplos de sentidiño y saber estar. Les recomiendo el artículo de Joaquín García Díez sobre una acertada metáfora sobre la aprobación de los PGE que se publica hoy en El Progreso.
Pero en ámbitos más domésticos vemos que las cifras también son manejadas al antojo de quien las presenta. De las absurdas e insultantes exageraciones que año tras año hacía Carmen Basadre diciendo que venían 600.000 personas al Arde Lucus, costumbre que afortunadamente la alcaldesa cortó de raíz en los últimos tiempos, nos vamos a las incoherencias en otras ocasiones, como la Semana Santa de este año.
Por un lado tenemos al Ayuntamiento afirmando que 2.400 personas visitaron la oficina de turismo y más de 4.200 los museos municipales lo que supone un supuesto incremento respecto al año pasado. Para empezar hay que tener en cuenta que la oficina de turismo es también Centro de Interpretación de la Muralla, con lo que no sé si a esa gente la cuentan dos veces. Así se puede llegar a la cifra que uno quiera, claro está. Además no sabemos si una familia de cinco personas que visita los cuatro centros municipales (me resisto a llamarlos “museos”) se cuenta como veinte usuarios. Me da que sí.
En cuanto a otros aspectos de la nota, es un poco triste afirmar que de las supuestas 4.000 personas que vinieron en Semana Santa a Lugo solo 100 hayan acudido a las visitas guiadas en cuatro días, es decir, unas 25 personas diarias que es un grupito discreto, un 2,5% de los visitantes con lo que el 97,5% pasan olímpicamente de dichas visitas. No es como para sacar pecho, ni es algo achacable a las guías, de cuyo buen hacer puedo dar fe por experiencia personal. También se vende como un éxito que “más de una treintena de personas” fueran a las rutas de “Terras de Auga e Cultura”… Sin comentarios.
Por otra parte, el sector de hostelería afirma que, aunque satisfecho (la Semana Santa siempre es una época buena, de hecho es la mejor del año salvo el día del Pilar) ha visto reducidas las pernoctaciones en la ciudad. Eso choca con lo anterior. ¿Acaso viene más gente a Lugo pero duerme menos aquí? ¿Se van a casa de familiares? ¿Vienen en autocaravana? ¿Pasan la noche bajo el puente “romano” para empaparse de la historia local?
Quizá, y sólo quizá, haya una explicación mucho más pedestre e incluso triste, pero probablemente más lógica: mientras la afluencia a hoteles y restaurantes es sencilla de cuantificar viendo las facturas pagadas por los usuarios, el número de visitantes a los centros municipales se puede inflar a conveniencia, ya que como no se paga entrada no tiene que haber dinero en caja. Si no hay que hacer cuentas, da igual decir que fueron ocho como ochenta, porque nadie tiene forma de comprobar las cifras.
No es que acuse al ayuntamiento de exagerar las cifras, no piensen mal, solo es que se me ha pasado por la cabeza porque los antecedentes no ayudan (insisto en el ejemplo del Arde Lucus al que podemos añadir las disparatadas cifras que se daban en San Froilán). Tal vez no mientan, tal vez solo sea “contabilidad creativa”, que es como me parece que se llamaba en ciertos círculos a los libros de la Mafia.
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