La pésima organización de la presentación hizo que el Salón Regio no estuviera ni siquiera mediado cuando debía rebosar Foto: La Voz de Galicia |
Ayer fui a ver La sombra de la ley, la película que Dani de la Torre rodó, entre otras localizaciones, en Lugo y Monforte, haciendo gala de un amor por su tierra que no todos los que llegan arriba son capaces de tener en cuenta.
Antes de hablarles de la película, de la que podrán leer opiniones más interesantes y autorizadas que la mía en revistas especializadas y esas cosas, quiero empezar por comentar el acto de presentación en sí mismo. La organización fue desastrosa.
Traer a Dani de la Torre, a representantes de la productora y a algunos de los actores a Lugo para una presentación debería garantizar un interés mucho más amplio que el que hubo. ¿Por qué estaba el Círculo menos que mediado en el acto previo a la proyección? Pues creo que la explicación es bastante sencilla: porque se dieron mensajes confusos que hicieron que la gente creyese que para entrar al Salón Regio había que conseguir una invitación que solo se daba a socios. Es bastante entendible ese desconcierto porque parece bastante ilógico que el acto en el Círculo fuera abierto a socios y no socios y en cambio en esa entidad se repartieran invitaciones para ir a Abella a ver la película.
Esa es otra. Ya me dirán quién fue la mente preclara que anunció para las 19:00 horas lo del Círculo cuando la proyección se publicitó (y así figuraba en las invitaciones) para las 20:00. Vale que las autoridades tienen coche con chófer y que aunque la presentación dure solo media hora les llega el tiempo de sobra para llegar hasta Abella, pero el común de los mortales calculan que entre que salen del Círculo, cogen el coche, llegan al centro comercial, aparcan, recorren sus vacíos pasillos (Dani de la Torre creo que se fue con la idea de hacer allí una peli de zombis, en plan apocalíptica) y llegan al cine, se habrían perdido media película. Así que la mayoría optó por pasar del acto en el Círculo y se fueron (nos fuimos porque yo fui uno de los que pensó eso) directos al cine… para encontrarnos con la sorpresa de que la proyección era a las 20:30 y no a la hora anunciada.
Un desbarajuste difícilmente explicable y que solo se justifica por un absoluto desdén o por una improvisación hecha sobre la marcha, y hasta donde yo sé por una vez el Ayuntamiento no tiene nada que ver en esa chapuza.
Una vez dicho esto, les diré que el director estuvo muy majo, haciéndose fotos con todo el que quiso, y muy simpático en la presentación, a la que faltó (todo el mundo le esperaba) Luis Tosar, que probablemente estaría muy ocupado para venir a su ciudad a la presentación de esta película.
En cuanto a la película en sí, la verdad es que me gustó. Es una historia de mafiosos patrios ambientada en la Barcelona de los años 20, justo antes del golpe de Primo de Rivera, plagada de tiros y con escenas algo escabrosas pero efectivas. Creo que la sangre que sale en pantalla (que no es escasa) no está ahí por ser morbosos sino porque es necesaria para contar una historia cruel, y eso es un valor añadido de coherencia en una época en que los efectos visuales son un fin en sí mismo sin que tengan justificación en los guiones. No es el caso.
Me llamó mucho la atención la fotografía. Las cuidadas escenas de ese Lugo/Barcelona, las reconstrucciones de calles de los años 20, la Sagrada Familia en obras (bueno, sigue así pero ya me entienden), los barcos de vapor en el puerto… Una estética muy lograda y unos movimientos de cámara más que buenos que te daban esa sensación de “parece una película americana” que tanto nos gusta por un lado y nos avergüenza por otro (por eso de las comparaciones y tal). La música, excepcional. Ni muy exagerada ni tan sutil como para pasar desapercibida. La participación de Ainhoa Arteta es un toque muy de agradecer, por cierto.
Reconozco que hubo momentos en que me perdí, pero no porque la película sea aburrida o el argumento farragoso, sino porque estábamos todos muy ocupados buscando caras conocidas o sonriendo como bobos viendo los familiares escenarios del Círculo o de la plaza de España. Es una sensación extrañísima verte en el cine, aunque solo sea (en mi caso) unos brevísimos segundos y de espaldas (creo que de esta no me darán el Goya), pero es muy divertido reconocer a la gente con la que compartí aquella madrugada de rodaje, una experiencia que, por cierto, me pareció un coñazo, interesante, pero un coñazo.
El mejor de la película, para mí, Ernesto Alterio, que hace tan bien su papel de “El Tísico” que te dan ganas de matarlo tú mismo. Alterio, un tipo la mar de simpático que en el rodaje conversaba con todos y que simpatizaba con cualquiera, encarna un personaje repugnante al que llegas a odiar. También Michelle Jenner está bastante bien en el papel, aunque seguramente me influya que igual que Ernesto Alterio me pareció muy simpática y “normal” en el rodaje. En ocasiones quizás un pelín sobreactuada, pero creo que en eso nos influye que estamos acostumbrados a ver películas dobladas y el sonido “natural” se nos hace raro.
Ernesto Alterio, con lo majo que es, encarna a un odioso personaje y lo hace de vicio. Foto: Fotograma de la película. |
En fin, no me alargo más, simplemente les recomiendo que vayan a ver la película. Aunque solo sea por el morbo de ver un Lugo convertido en Barcelona en donde hasta un arco de la Muralla se integra tan bien en el paisaje que no te das cuenta de que tiene de ciudad Condal lo que Carmen de Mairena de obispo de Guadalajara.
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